PARA RECUPERAR LO ARREBATADO

A construir el Frente Ciudadano

Cada día es más profundo el impacto del brutal ajuste impuesto por el gobierno nacional sobre el conjunto de nuestro pueblo. Se extiende la ola de despidos masivos y peligra la continuidad de miles de pequeñas y medianas empresas golpeadas por el tarifazo en los servicios públicos y la caída del consumo. La creciente carestía del costo de vida (en abril el índice de inflación alcanzará entre 6 y 7 puntos) ahonda la penuria de millones de familias que han visto drásticamente afectadas sus condiciones de vida en tan sólo 4 meses, configurando un escenario de crisis económica y social que tiende a agudizarse. En simultáneo continúan desmantelando áreas sensibles del Estado, subejecutan partidas del Presupuesto 2016 y siguen resignando ingresos públicos ahora en manos de los factores de poder. Es un cóctel bien neoliberal, que sólo cierra con represión.

Mientras el ingeniero Macri ensaya “anuncios sociales” para las cámaras de televisión, el gabinete económico festeja con euforia el pago de 9300 millones de dólares a los buitres y sus abogados y el retorno de la Argentina al ciclo de endeudamiento. También festejan con euforia los bancos extranjeros que emitieron esos bonos, los compraron (tenían prioridad) y revendieron en cuestión de horas obteniendo rentabilidades extraordinarias. Las ganancias del sector financiero crecieron un 80% en febrero de este año respecto al mismo mes de 2015: primero por la megadevaluación del 60% del tipo de cambio, y luego con la bicicleta especulativa promovida por el BCRA al sostener las tasas de interés de referencia (bonos Lebac) en el orden del 38%. Hunden la economía real y liberan la timba financiera. Recorren en estricto sentido inverso el camino trazado desde el 25 de mayo de 2003.

En este contexto, la irrupción de Cristina produce un verdadero sismo, tanto por la vigencia intacta de su liderazgo en el seno de las grandes mayorías, como por la relevancia táctica y estratégica de su convocatoria a la construcción de un Frente Ciudadano que ponga freno al neoliberalismo y nos permita acumular las fuerzas necesarias para recuperar lo arrebatado. 71 diputados nacionales, 22 senadores, 51 intendentes del conurbano bonaerense, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, artistas y trabajadores de la cultura, científicos e intelectuales, curas en opción por los pobres y organizaciones políticas, sociales y sindicales, mantuvimos en el trascurso de una semana encuentros, reuniones y diálogos realmente esclarecedores con la ex presidenta. Aún hoy los más renombrados editorialistas intentan explicarse la magnitud de la respuesta al llamado de Cristina. El gobierno improvisó algunas medidas para recuperar el centro de la escena, pero ni el monopolio y sus satélites acudieron en su ayuda.

Cristina expuso un cuerpo de definiciones que contribuyen a comprender el sentido conceptual y práctico del Frente que debemos construir. En primer lugar, organización popular para garantizar la continuidad de la lucha, que debe imponerse a las adversidades y vicisitudes del devenir histórico. Exigió un vínculo desde la base con nuestro pueblo, “en las puertas de las fábricas y adentro de las fábricas”. Bajo la premisa del “cómo estabas antes y después del 10 de diciembre”, habló de la necesidad de convocar con amplitud a todos aquellos sectores de la vida nacional agredidos por las políticas de ajuste, devaluación y endeudamiento. Finalmente, habló de los sectarismos y de los riesgos de las vanguardias autoproclamadas. “La primera regla del Frente Ciudadano -advirtió- es el no sectarismo y el no creerse el ombligo y la columna vertebral de vaya uno a saber qué cosa (…) Con la columna vertebral sola no vas a ningún lado si no tenés cabeza. La columna vertebral sola no camina. Se necesitan piernas primero y pies, algo más arriba, otras cosas, brazos, columna vertebral, cabeza ¡y corazón! para sentir lo que está pasando”.

En definitiva, como conductora indiscutida del gran movimiento nacional y popular, Cristina nos propone mirar más allá de la superficie y dar un paso estratégico: construir la fuerza política de masas (sin dudas nuestro Talón de Aquiles durante los últimos 12 años) para resistir la embestida neoliberal, recuperar el gobierno y avanzar hacia los necesarios cambios de fondo en nuestra Patria. No habrá muchas oportunidades, tenemos que estar a la altura del desafío.