EDITORIAL:

EL IMPACTO DEL NEOLIBERALISMO

En 6 meses retrocedimos 15 años

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Transcurrió el primer semestre del gobierno PRO, no hay “campaña del miedo” que haya podido anticipar semejante desastre e ingresamos a la segunda mitad del año en un contexto de agudización del ya profundo deterioro de las condiciones de vida de millones de compatriotas. Las expresiones (aunque ahora relativizadas) de un próspero segundo semestre son tan irritantes como las que atribuyen al ingeniero Macri una elevada imagen positiva. Son cada día más obscenos los esfuerzos del complejo multimediático por cubrir los flancos de un gobierno débil, sin solidez parlamentaria, con conflictos diseminados por todo el territorio nacional y crecientes dificultades para imponer sus objetivos.

Según datos de las Aseguradoras del Riesgo del Trabajo (ART), desde el mes de diciembre cerraron 2.700 Pymes. Sólo en el mes de mayo se produjeron más de 15.000 cesantías en el sector privado, tres veces más que el mayor pico anterior, en mayo del 2014. La Cámara Argentina de Comercio (CAC) estimó que las ventas minoristas retrocedieron 3,1 por ciento en abril respecto del mismo mes del año pasado. Este índice se suma a los cálculos de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), entidad que computó una baja del 9,2 por ciento de retroceso para mayo. En pocos meses se ha verificado un cambio drástico en los hábitos de consumo en una amplia mayoría de la población, no sólo de los sectores más pobres. La reciente medición de un 44,6 por ciento de inflación interanual, en el marco de una economía en evidente recesión, pinta un panorama convulsionado.

En este contexto el gobierno nacional envía al Parlamento el mentado “proyecto de reparación histórica a los jubilados”, que garantizaría el pago de las más de 250 mil sentencias por reajuste de haberes y de aquellos que están en condiciones de litigar: no llegan al millón de jubilados, aunque son lo de mayores ingresos. Esto último tiene carácter estructural, busca liquidar las acciones de privados que el Estado nacional posee y que conforman el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que a su vez sostiene el carácter solidario y de reparto del sistema previsional argentino, cuya cobertura alcanza hoy al 97 por ciento de la población. Este zarpazo genera las condiciones para una reprivatización del sistema y el retorno de las AFJP, quienes pasarían a administrar la crema de las jubilaciones, como alguna vez lo advirtió Cristina. En simultáneo, sepultan el ciclo de moratorias que permitió la inclusión de más de 3 millones de jubilados y lo reemplazan por una pensión universal para la vejez inferior al haber mínimo y con la yapa de un aumento en la edad jubilatoria en el caso de las mujeres.

La prensa oficial caracterizó el anuncio como el “mejor momento del peor momento”, buscando confundir sobre los efectos devastadores del proyecto y al mismo tiempo establecer un corte al cúmulo de reacciones negativas que cada acción del gobierno genera. Lo cierto es que en estos 6 meses se sucedieron luchas en todos los órdenes y niveles, y de todas las magnitudes. Contra el ajuste, los despidos, los tarifazos, miles y miles se movilizan, se organizan en función de cada realidad y ganan la calle. Hubo masivas movilizaciones que van jalonando un camino de resistencia que debe profundizarse. Tuvimos un histórico 24 de marzo y un memorable Comodoro Py para defender a Cristina; una importante manifestación de las cinco centrales obreras y una multitudinaria presencia en las calles de la comunidad universitaria. Días pasados se produjeron otras dos masivas concentraciones donde confluyeron decenas de miles que se plantan frente al neoliberalismo. Así fue en la convocatoria de las CTA y también en la de Ni una menos, pese a los intentos de la derecha por torcer su verdadero contenido.

Cuando la compañera Cristina conceptualizó el enfoque del Frente Ciudadano, nos convocó a ser capaces de unificar y darles un marco organizativo a todos aquellos compatriotas con disposición a enfrentar el retorno a un escenario de hambre, miseria y desesperación. El gobierno busca contener una situación que comienza a tornarse insostenible, mientras agita peligrosos fantasmas como lo hizo al restituir mecanismos de autogobierno en las Fuerzas Armadas. Debemos acumular fuerzas, organizar a nuestro pueblo desde abajo y orientar el conflicto social para estar en condiciones de afrontar los golpes de la derecha y hacerlos retroceder. Sólo de esa forma, en la resistencia al neoliberalismo, estaremos construyendo el instrumento político para volver a ser gobierno.