EDITORIAL:

EN LAS CALLES

Romper el cerco

Cuanto mayor es la desesperación de millones de compatriotas golpeados por el neoliberalismo, cuanto más crece el número de cesanteados y suspendidos, cuanto mayores son las fábricas que cierran y los comercios que bajan sus persianas, mayores son también los esfuerzos del poder real por cubrir las espaldas de un gobierno que ha provocado un verdadero estrago en sólo 6 meses. Aunque intenten tapar el sol con las manos, la realidad siempre se impone. Una clara mayoría social (el 65 por ciento) cree que su situación económica empeorará en el segundo semestre. Son cada vez más los que opinan mal o muy mal del ingeniero Macri (52 por ciento), con un dato revelador: quienes tienen una percepción muy negativa del presidente (43 por ciento) casi equiparan al 45 por ciento que aún conserva una imagen positiva. Los encuestadores afines a Cambiemos también registran una drástica caída en los niveles de aceptación del gobierno PRO. Este es el sentir de las mayorías, la cruda realidad de las mayorías, por más cortinas de humo que esparzan o globos que inflen.

El impacto producido (e inducido) por el caso del ex Secretario de Obras Públicas José López, las condiciones grotescas de su detención y el delicado momento político y social en que se produce, dan cuenta de un hecho concebido y planificado -con o sin el consentimiento de su principal protagonista- que permitió al gobierno correrse de las cuerdas y recuperar por un rato el centro del ring. El renovado impulso a la ley del arrepentido para delitos de corrupción termina por cerrar el círculo evidenciando el verdadero trasfondo de este movimiento de fichas: sacar de la cancha a Cristina, esmerilar su liderazgo, sembrar decepción y crisis en su base social, que es de masas. Toman por el todo algunas lágrimas de cocodrilo, profundizan su acción psicológica declarando extinguido al kirchnerismo, firmando (una vez más) su certificado de defunción. Es parte de la labor del enemigo, del accionar del imperialismo. Nosotros tenemos que evitar enredarnos en los flecos del poncho y salir hacia adelante con mayor decisión. Es lo que Néstor Kirchner nos enseñó.

En todo caso, la “caída” de López debe servir, como bien señaló la compañera Cristina, “para que nadie se haga el distraído. Ni empresarios. Ni periodistas. Ni jueces. Ni dirigentes. Cuando alguien recibe dinero en la función pública, es porque otro se lo dio desde la parte privada”. Por otra parte, resulta irrisorio ver cómo se golpean el pecho quienes tienen 18 millones de dólares en la mayor cueva fiscal del mundo, los que ayer litigaron contra nuestro país ante el juzgado de Griesa y hoy son funcionarios de primera línea, o los que jugaron a la timba financiera con el dólar futuro (comprando y luego devaluando), los que importaron gas licuado de Chile al doble de su valor porque tienen 16 millones de dólares en acciones de la Shell, que es la transnacional que lo transporta desde el país trasandino. Son los Macri, los Melconian, los Quintana y los Aranguren, por citar sólo algunos ejemplos, de los más recientes.

Mientras el monopolio y su complejo nos entretenía con López y sus locuras, el gobierno alcanzaba el número necesario para darle media sanción a la Ley Ómnibus con un blanqueo de capitales hecho a la medida de los grandes evasores (que no excluye a primos ni hermanos de los funcionarios nacionales), el traspaso de la UIF a la órbita del ministro Prat Gay (cuadro de la experta en lavado JP Morgan) y la ley que posibilita la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad y consiguiente quiebra del sistema previsional argentino. En simultáneo, el Senado aprobaba los pliegos de los dos nuevos miembros de la Corte Suprema de Justicia: uno de ellos abogado del Grupo Clarín, el otro asociado al presidente del Episcopado, José María Arancedo. En ambas votaciones fue determinante el aporte de una parte del PJ (encabezada por algunos gobernadores) que es la que actúa en plena sintonía con la aplicación del neoliberalismo en nuestro país. Desde allí buscan reconstruir un nuevo bipartidismo de la dependencia.

El enemigo va revoleando figuritas: un día Lázaro Báez, el otro José López, el otro Pérez Corradi, con el riesgo de que pase una manada de elefantes por el costado sin ser advertida. Es lo que nuestra conductora anticipó desde un primer momento. Corrupción, narcotráfico y terrorismo son los ejes sobre los que pivotea el imperialismo en América Latina para desestabilizar y derrotar a los procesos de avance popular desarrollados durante la última década. Machacan sobre el sentido común con método y persistencia.

Debemos romper el cerco, denunciar más los efectos devastadores de un ajuste que sólo cierra con represión. El pueblo de Cristina ha madurado, no olvida los 12 años de conquistas, no come vidrio ni cae en el desasosiego. En las calles vamos a enfrentar y derrotar al neoliberalismo.