EDITORIAL:

FRENO AL AJUSTE DE TARIFAS

Golpeados y sin brújula

La magnitud de la crisis económica que sacude a millones de compatriotas abre un gran signo de interrogación de cara a los meses venideros, donde lo único que se vislumbra con claridad es una profundización del conflicto social fundado en un delicado escenario con más pobres, más desocupados, menos consumo y menos industria. En definitiva, lo dijo el compañero Fidel hace más de dos décadas, los pueblos aprenden en las calles lo que es el neoliberalismo.

Según datos oficiales, en tan sólo 8 meses el desempleo se disparó desde el 5,9 por ciento registrado en el tercer trimestre de 2015 (el más bajo en 28 años) al 9,3 por ciento correspondiente al segundo trimestre de 2016. Casi 400 mil nuevos desocupados -según el INDEC- surgidos al calor de la alegría PRO. Al mismo tiempo, el poder adquisitivo del salario cayó 12 puntos en el sector formal privado, con un índice inflacionario que proyectado superará ampliamente el 50 por ciento. Por si no bastaran los números fríos, la imagen de una Plaza de Mayo colmada por miles de personas que hicieron colas por horas en busca de algunas manzanas y peras, completa dramáticamente el panorama. No era una escena del neorrealismo italiano, ni del infierno de 2001: es la Argentina de Cambiemos.

El gobierno nacional ha ingresado en un estrecho sendero de debilidad política, agudizado por el freno al ajuste sobre la tarifa del gas que consolidó el fallo de la Corte Suprema. El ministro Aranguren sigue sin querer explicar el porqué del colosal aumento del precio del gas en boca de pozo (de 2,6 dólares por millón de BTU a 5 dólares) lo que constituye una transferencia a las petroleras de 2800 millones de dólares. Se espera en los próximos días una avalancha de 10 mil amparos de las Pymes para que el freno al tarifazo incluya al sector productivo, donde el impacto ha sido devastador.

Sin adentrarnos en los movimientos políticos de los jueces del máximo tribunal, cabeza del Partido Judicial, lo cierto es que el fallo es receptivo del masivo rechazo social al tarifazo impuesto por el gobierno neoliberal. Se calcula que un 70 por ciento de la población desaprueba el criminal ajuste en las tarifas de los servicios públicos (que Gils Carbó consideró además ‘derechos esenciales’) y que un 60 por ciento respaldó la realización de los ruidazos, hayan participado o no de ellos. Tras una sucesión de torpezas, entre ellas los obscenos aprietes a la Corte, el gobierno acabó contribuyendo a generarse una derrota política de proporciones, de la que no puede ni podrá salir por más salvavidas que les tiren Clarín, La Nación y todo el complejo de medios monopólicos.

Los generales del periodismo de guerra son los que vienen construyendo un clima de miedo en la sociedad con las supuestas y cotidianas amenazas a funcionarios, los “piedrazos” que no fueron al presidente, hasta la más reciente incursión de Morales Solá, quién se atrevió a afirmar que Cristina “es la jefa de la estrategia de colocarle a Macri un helicóptero en la Casa de Gobierno”. Necesitan generar las condiciones tanto para desmovilizar como para reprimir. El ataque a locales partidarios (especialmente de La Cámpora), la ralentización de los juicios a los genocidas y el otorgamiento de domiciliarias a muchos de los condenados forman parte también de los intentos por insuflar el temor.

En este mismo andarivel, el Secretario de Estado John Kerry abordó con Macri algunos elementos claves de la política represiva del imperialismo para América Latina. Allí se habló de hemisferio occidental, de restablecer los ejercicios conjuntos en nuestro territorio y de la necesidad de combatir al narcoterrorismo. En línea con este enfoque, Mauricio Macri exhortó a las Fuerzas Armadas a contribuir en la lucha interna contra el narcotráfico. Más allá de las restricciones legales, lo cierto es que están cebando a aquellos sectores de las fuerzas especiales de represión con mayor disposición para defender y sostener -a sangre y fuego- la aplicación del neoliberalismo en nuestro país.

En su visita a Ensenada y en el marco de un emotivo acto donde flamearon, entre otras, las banderas de nuestro Partido, la compañera Cristina ofreció nuevamente trazos fundamentales para que podamos enfrentar, con inteligencia y vocación organizativa, las posiciones de la derecha. “Tenemos que tener una tarea de militancia-docencia, de convencimiento, de convicción. Hay que ir a convencer a cada compañero, a cada compatriota, a cada vecino, que se defienda, nada más que eso; que se defienda para que no le saquen lo que ha logrado en todos estos años. Yo aprendí una cosa y la aprendí no ya de presidenta sino de militante en los años 70, y es que no hay que ir nunca atrás de la gente. Tampoco hay que ir delante de la gente, hay que ir madurando junto con la gente y acompañándola en sus procesos, con sus procesos de reconocimiento, no más vanguardias esclarecidas.”

Cristina golpea donde más les duele. Esto es lo que explica el desvelo del enemigo por callarla y sacarla de la cancha.