FIDEL CASTRO

90 gloriosos años

Por Rodolfo G. Módena

Y Fidel Castro -nuestro eterno Comandante en Jefe- cumplió 90 gloriosos años el pasado 13 de agosto. Como dice Silvio Rodríguez en su canción Resumen de noticias, canción hermosa si las hay: “Yo he preferido hablar de cosas imposibles, porque de lo posible se sabe demasiado”. Porque “imposible” parecía ser la Revolución Cubana en 1959, como “imposible” pareció ser la Revolución Rusa de 1917.

Pero Fidel, como Lenin, supo interpretar el momento histórico y las condiciones objetivas y subjetivas conjugadas en su espacio y tiempo concretos. Y a eso se le puede decir ciencia y arte. Arte y ciencia de la política revolucionaria que no se empantana en la concepción cobarde de “la política como el arte de lo posible”, sino que se alza desde la convicción de que la política tiene que ser “el arte de hacer posible lo necesario”, aunque a veces parezca “imposible”, a veces se gane y otras se pierda, y en ello vaya la vida misma.

Fidel en el Moncada y La Historia me absolverá (1953). Fidel en el Granma y en la Sierra Maestra (1956), Fidel un 1º de enero victorioso (1959). Fidel en “Playa Girón” (1961) y en “La Crisis de Octubre” (1962). Fidel liderando al Movimiento de Países No Alineados en la lucha antimperialista global de los años setenta y ochenta del siglo XX. Fidel amigo de la Unión Soviética. Fidel, digno heredero de Lenin cuando parecía “imposible” enfrentar la derrota de los años noventa y se plantó para defender las conquistas de la Revolución Cubana y salvar el honor del socialismo mundial.

Fidel, como San Martín -a quien recordamos y reivindicamos este 17 de agosto- artista de lo “imposible”, como “imposible” parecía el Cruce de Los Andes y la gesta de San Martín, junto a Bolívar, de emancipar a la América del Sur.

Fidel, heredero primordial de José Martí; jefe, camarada y amigo del Che, lo que llevara a escribir al querido Nicolás Guillén en su bellísimo poema Che Guevara: “Como si San Martín la mano pura / a Martí familiar tendido hubiera, / como si el Plata vegetal viniera / con el Cauto a juntar agua y ternura, / así Guevara, el gaucho de voz dura, / brindó a Fidel su sangre guerrillera / y su ancha mano fue más compañera / cuando fue nuestra noche más oscura. / Huyó la muerte. De su sombra impura, / del puñal, del veneno, de la fiera, / sólo el recuerdo bárbaro perdura. / Hecha de dos un alma brilla entera, / como si San Martín la mano pura / a Martí familiar tendido hubiera.”

Y Fidel en el siglo XXI, desarrollando la línea internacionalista de la globalización de la solidaridad y de las luchas contra la globalización neoliberal imperialista, así como la del patriotismo cubano y latinoamericanista frente al norte revuelto y brutal del que ya ha visto pasar, sin pena ni gloria, nada menos que a once presidentes que no pudieron con él ni con su pueblo.

Fidel con Hugo Chávez, estrechando los lazos de la Revolución Cubana con la Revolución Bolivariana de Venezuela; abrazando al Brasil popular de Luiz Inácio “Lula” Da Silva y Dilma Rousseff, al querido Evo Morales y el nuevo Estado Plurinacional de Bolivia, al Ecuador y su Revolución Ciudadana encabezada por Rafael Correa, a Daniel Ortega y la Nicaragua Sandinista, al Uruguay frenteamplista y a la Argentina de Néstor y Cristina; siempre alentando la integración latinoamericana soñada por San Martín, Bolívar y Martí.

Los argentinos jamás olvidaremos su presencia en Buenos Aires para la asunción presidencial de Néstor Kirchner y sus palabras desde las escalinatas de la Facultad de Derecho de la UBA aquel histórico 26 de mayo de 2003: “El símbolo de la globalización neoliberal ha recibido un colosal golpe. No se alcanza el cielo en un día, pero créanme no lo digo por halagar, y trato de decirlo con el mayor cuidado que ustedes han asestado un descomunal golpe a un símbolo, y eso tiene un enorme valor, y se ha producido, precisamente, en este momento crítico, de crisis económica internacional, donde están envueltos todos; ya no es una crisis en el sudeste asiático, es una crisis en el mundo, más amenazas de guerra, más las consecuencias de una enorme deuda, más el fatalismo de que el dinero escape. Es mundial el problema, y por eso mundialmente también se está formando una conciencia y por ello será un día de gloria ese día en que el pueblo argentino, pese a dificultades, que como sabemos todos existen aquí y en otras partes, muchas veces fragmentación, muchas veces divisiones, y divisiones puede haber y hasta debe haber, pero es que hay tantas cosas de interés común que se puede tener la convicción de que estas deben prevalecer, el mundo posible. Fíjense que ha tomado fuerza esa frase: un mundo mejor es posible. Pero cuando se haya alcanzado un mundo mejor, que es posible, tenemos que seguir repitiendo: Un mundo mejor es posible, y volver a repetir después: Un mundo mejor es posible”.