Un año atrás, el 21 de febrero de 2016, la formidable campaña contra la reelección de Evo Morales Ayma en Bolivia tuvo su momento de triunfo montada sobre la supuesta existencia de un hijo no reconocido y abandonado a su suerte producto de una antigua relación amorosa del Presidente boliviano. Para lograr sus fines no dudaron en sobornar a una familia y “alquilar” a su pequeño hijo para mostrarlo como el producto de aquel amor frustrado, artimaña que fue desarticulada poco después del plebiscito.

Con ese argumento, la derecha boliviana construyó la falsa imagen del Evo traficante de influencias a través de su “pareja” a la que posteriormente abandona a su suerte.

Con esta base, las redes sociales y los medios de comunicación de la derecha tejieron una red donde quedó atrapada una ciudadanía desinformada y manipulable, logrando que el NO se impusiera por un estrecho margen sobre la posibilidad de la postulación de Evo a un nuevo período presidencial.

Desarticulada la mentira, un año después, el último 21 se produjeron multitudinarias movilizaciones populares en toda la geografía del país del Altiplano. En La Paz, Cochabamba, Potosí, Oruro, Chuquisaca, Tarija, Sucre, Beni y Pando, con la consigna 1,2,3, Evo otra vez, los bolivianos proclamaron el Día de la Mentira y pidieron la realización de una nueva consulta popular.

Como afirmó recientemente Evo, “la derecha latinoamericana bajo la dirección del imperio norteamericano sólo ataca a los países progresistas y de izquierda y para ello utiliza las redes sociales y algunos medios de comunicación”. En ese quehacer no dudan en utilizar los resortes de la falsedad informativa, la tergiversación de la realidad, los procesos judiciales fraudulentos o maniqueos explotando las debilidades y prejuicios de sus sociedades para “demonizar” y desprestigiar a los luchadores populares. Tal y como aseguraba Rafael Correa en una entrevista en España, la libertad de prensa y de expresión es la libertad del dueño de la imprenta.

De una u otra manera, tanto sea con argumentos de corrupción, inmoralidad, inconducta, traición a la Patria, homicidio, etc., los pueblos son en ocasiones engañados para actuar en contra de sus propios intereses. Pero si la lucha sigue, la verdad siempre prevalece.