BRASIL

Con Lula y en las calles

San Pablo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Salvador, además de las principales ciudades del Brasil fueron el escenario de la movilización de más de un millón de trabajadores para decirle NO a la pretensión del gobierno neoliberal e ilegítimo de Michel Temer de dar por tierra con el sistema de jubilaciones, al tiempo que reafirmaron el ya famoso Fora Temer, que crece al ritmo de la restauración neoliberal de la economía del hermano país, y que se ha visto en distintos escenarios de concentración popular, incluidos los Carnavales.

El proyecto gubernamental amenaza con dejar en la marginalidad a millones de brasileños de la tercera edad. Propone unificar la edad jubilatoria en 65 años tanto para hombres como mujeres, exige un total de 25 años de aportes para alcanzar la mínima y 49 para acceder a la jubilación integral.

Con estos parámetros, los trabajadores del régimen estatal recibirían aproximadamente la mitad de un sueldo mínimo, mientras que aquellos que adhieran al régimen privado (la minoría) alcanzarían mejores remuneraciones (siempre que no se produzca un desastre como el verificado en el pasado). Al mismo tiempo la movilidad jubilatoria dejaría de estar vinculada al salario para ser ajustada por inflación. Las movilizaciones fueron acompañadas por paros parciales en educación, salud, banca, recolección de basura y otros servicios públicos. El nuevo sistema provocará que el trabajo sea inseguro, intermitente, precario y mal remunerado, afirma la CUT.

Innumerables localidades de la zona rural o estados menos “sustentables” corren el riesgo de desaparecer al ritmo de la disminución de los haberes ya que de ellos se nutren para mantener un régimen comercial que se basa casi exclusivamente en el consumo interno para sobrevivir, provocando el éxodo de las zonas menos favorecidas hacia ciudades o pueblos más desarrollados.

“Temer debería ser presidente de una empresa para vender lo que produjera y no vender los bienes del pueblo brasilero”, afirmó Lula en su discurso en San Pablo. “Este país fue respetado, era admirado en EE.UU., Rusia, China, India, Argentina, África, América Latina”. “Un día en este país resolvimos el problema de las jubilaciones incluyendo a los pobres en el presupuesto”. El golpe contra Dilma colocó en la Presidencia a un “ciudadano sin ninguna legitimidad para terminar con los derechos del pueblo”, añadió, al tiempo que señaló que el Brasil volverá a crecer el día que recupere un presidente elegido por el pueblo.