LAS MALVINAS SON Y SERÁN ARGENTINAS

Causa antimperialista

Por Rodolfo G. Módena

Este 2 de abril se cumplieron 35 años de la Guerra de Malvinas, acontecimiento que dejó marcada para siempre su huella imborrable en la conciencia nacional.

En 1982 la dictadura genocida estaba acosada por la crisis del modelo neoliberal, de desnacionalización, endeudamiento externo, desocupación y miseria impulsado por Martínez de Hoz y sus continuadores en la cartera económica. El paro general y la movilización obrera convocados por la CGT “Brasil” el 30 de marzo, así como el creciente clamor democrático de nuestro pueblo, empezaban a socavar sus brutales pero endebles cimientos.

Fue entonces que, sorpresiva e irresponsablemente, el dictador Galtieri ordenó la ocupación de las islas, en un intento -entre desquiciado y mentiroso- de ganar consenso para perpetuarse en el gobierno.

Las Fuerzas Armadas de la dictadura no estaban preparadas ni remotamente para afrontar un conflicto bélico de tal envergadura contra una de las principales potencias navales del mundo como el Reino Unido. Prueba de ello sería la catastrófica derrota militar y la vergonzosa rendición del 14 de junio.

Las Fuerzas Armadas -tan lejanas al ideal sanmartiniano- solo estaban para actuar como ejército de ocupación de nuestro propio país y reprimir a nuestro pueblo para imponer las políticas económicas emanadas de los grandes centros del capitalismo mundial. Tanto que, gran parte de los cuadros militares continuaron torturando y vejando a los propios soldados argentinos (los únicos héroes) al tiempo que demostraban su cobardía ante las armas enemigas.

La dictadura agitó un discurso nacionalista falaz, a contramano de la realidad de sus políticas de entrega. Ese mismo año, el entonces presidente del Banco Central, Domingo Cavallo, estatizaba la deuda externa de las empresas privadas (entre ellas las de la familia Macri), cargándole los negociados del capital financiero a la Nación y al pueblo argentino en su conjunto.

¿Acaso se pensó que el Reino Unido la iba a dejar pasar, o que Estados Unidos -que prohijaba dictaduras- los iba a respaldar frente a su aliado de la OTAN? ¿O fue una decisión tomada en otro lado para justificar su consecuencia: el rearme británico en las islas y la instalación de una base nuclear de la OTAN para el control estratégico del Atlántico Sur?

Como fuera, lo cierto es que nuestro pueblo asumió Malvinas como una causa nacional, anticolonialista y antimperialista. Por ello se ha intentado, sistemáticamente, la desmalvinización de la política argentina, desde 1982 hasta 2003, cuando los gobiernos de Néstor y Cristina retomaron con fuerza su reivindicación soberana y la llevaron al rango de causa regional latinoamericana de la mano del proceso de integración empujado por los gobiernos nacionales, populares, progresistas y revolucionarios de la Patria Grande.