LA ARGENTINA DE MACRI

Lo único que crece son los precios

Desde que asumió Macri, el único índice económico que está en alza es la inflación y la bicicleta financiera. En especial los precios de los alimentos y los servicios, por lo que es particularmente severa con los sectores populares que cada mes tienen más comprometidos sus ingresos en tratar de “parar la olla”.

La inflación en 2016 cerró sobre el 41%. El aumento fue el más alto desde 1990, a la salida de la hiperinflación. Los salarios no tuvieron el mismo empuje y perdieron entre 6 y 11 puntos porcentuales. El primer impulso vino por la fuerte devaluación y la quita de retenciones a la exportación. Finalmente, los importantes incrementos en las tarifas de servicios públicos tuvieron una incidencia significativa en el alza de los precios.

En marzo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) elaborado por la Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires registró un aumento del 2,9 %. Con esa cifra, el primer trimestre acumuló una variación del 7,1 %. Si se mantiene esta tendencia, el 2017 terminará con un 29% de inflación. Por su parte, las oficinas estadísticas de Mendoza y Córdoba informaron que sus índices de precios registraron aumentos del 3,6 y 3,4 por ciento, respectivamente. El INDEC, en cambio, había dado un alza del 2,4 para el área metropolitana. Aun para la muy macrista FIEL, la Canasta Básica Total (línea de pobreza) se encareció 3,6%, y 3,2% la Canasta Básica Alimentaria (línea de indigencia).

El rubro más relevante para explicar los aumentos de marzo fue el de alimentos y bebidas, que impactan de lleno sobre la capacidad de compra de los asalariados. Las verduras subieron 7,7% mientras que los precios de carne vacuna al público subieron en promedio de 7,4% y, contra igual mes del año pasado en un 18,4%. De acuerdo a cifras del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en el caso de los barrios de nivel socioeconómico alto, los precios de la carne vacuna crecieron un 9,6%; para los puntos de venta de niveles medios, un 6% y en los mostradores de lugares de clase baja, un 8,8%. El precio del pollo mostró un aumento aún mayor, de 14,7 %. Las bebidas, en tanto, mostraron subas en el orden del 2,2%. Los lácteos y huevos se incrementaron un 2,5%.

La indumentaria marcó un alza del 4,8% impulsada por los valores del rubro ropa (del 6,3%) y el calzado un 1,5%. Estos rubros son de los más afectados por la eliminación de las barreras a la importación; a pesar de ello los precios no ceden. Durante el primer trimestre, el sector anotó un récord histórico de importaciones al tiempo que las industrias locales avanzan con despidos y suspensiones.

La iniciativa oficial Precios Transparentes no tuvo ningún saldo positivo, en realidad todo lo contrario. Mientras el salario pierde valor mes a mes, el iluminado gabinete de la Alianza Pro y su ministro estrella, Francisco Cabrera, llamaban a ahorrar y pagar en efectivo por los artículos que antes se compraban en 12 cuotas. Gracias a los precios transparentes del macrismo las compras con tarjeta cayeron un 30% en un mercado sumamente deprimido.

Uno de los rubros que marcó la variación más significativa fue Educación, con un alza del 15% por las subas en las cuotas de los establecimientos privados. La matrícula privada fue creciendo al calor de las mejoras salariales de los 12 años de kirchnerismo, en particular entre las clases medias urbanas. Una buena parte verá “caer” a sus hijos en la escuela pública en el momento que el gobierno y sus lacayos mediáticos -o viceversa- orquestan una campaña de desprestigio sobre ella y ejercen gran presión contra maestros, docentes y sus representantes sindicales para doblegarlos y cerrar las paritarias a la baja.

Asimismo, se completaron los dos tramos del aumento de la luz para los usuarios de EDESUR y EDENOR, los que experimentaron subas de entre 61 y 148%. Otra “monumental idea” de las empresas distribuidoras de energía eléctrica es la instalación de medidores eléctricos prepagos para los usuarios de bajos recursos a los que se les cortó la electricidad por falta de pago. Este sistema pone en riesgo la vida de quienes dependen de la electricidad para poder respirar. Por otro lado, sectoriza el consumo y lo restringe para los más pobres mientras las distribuidoras recaudan un extra.

El neoliberalismo no ahorra esfuerzos para deteriorar la situación de las trabajadoras y trabajadores, y con el mismo ahínco mantiene aceitados todos los canales para sus negocios, los bancos, los amigos o la familia. Así sea a costa de vender el agua mineral a precio de oro a los damnificados por la inundación.

INFLACIÓN MARZO

2,9%

en Ciudad de Buenos Aires

3,6%

en Mendoza

3,4%

en Córdoba

7,4%

en carnes vacunas

14,7%

en pollos

2,5%

en leche, productos lácteos y huevos

2,1%

en pan y cereales

4,8%

en indumentaria

15%

en educación privada


Flexibilización y descanso presidencial

En sólo 15 meses el deterioro del nivel de vida es innegable: casi el 40% de los jubilados del país no llega a fin de mes, millones de personas cayeron en la pobreza y la indigencia, la desocupación vuelve a ser una presencia inquietante y cotidiana. En este contexto, por medio de la devaluación primero y la inflación después, han cambiado el signo redistributivo de los gobiernos de Néstor y Cristina a favor de los más ricos. La pérdida del salario real que sufrimos en el 2016 es equivalente a un mes de sueldo menos que fue a parar a la caja de las patronales. Esta es la flexibilidad que nos exige el presidente que lleva a cuestas el récord en reposos y holganzas más grande de la historia.