EDITORIAL

¿YO SEÑOR? SÍ SEÑOR

Un revival bochornoso

Los medios masivos se ocuparon de mostrar lo justo y necesario, concientes de la inquina que produce en vastos sectores sociales el hociqueo frente a los Estados Unidos. Buscaron presentarlo de mil formas, una más lastimosa que la otra: desde las “inversiones argentinas” en Houston y las facilidades para el ingreso de argentinos al país del norte, hasta el eje “estratégico” de los limones. Pero nada pudo ocultar la genuflexión de Macri (y la entrega de los intereses nacionales) frente a Trump y los designios del imperialismo. El contexto tampoco fue un asunto menor, teniendo en cuenta la escalada guerrerista de los yanquis. Sobre esto el presidente no opina. ¿Yo señor? Sí señor. Este drástico cambio de la política exterior fue saludado especialmente por los voceros de la Embajada en nuestro país, empezando por Joaquín Morales Solá. Restan conocer todavía los compromisos asumidos en la visita, que recaerán sobre las espaldas de nuestro pueblo. Aunque resulte obvio, debemos señalar la distancia continental que existe entre este bochornoso revival de los ’90 y la política de soberanía e integración latinoamericana impulsada por los gobiernos de Néstor y Cristina durante 12 años, vigente hasta diciembre de 2015. Incluso el reciente álbum de fotos produce una mezcla de escozor y vergüenza ajena. Sobre este abismo tenemos que seguir machacando, porque lo conquistado está fresco aún en la retina de millones de compatriotas, y porque no podemos subestimar la “industria del entretenimiento” montada por el gobierno nacional.

Cuanto más honda es la crisis social, cuanto más los obreros cesanteados y suspendidos, cuanto más son las fábricas que cierran y los comercios que bajan sus persianas, mayores son los esfuerzos de la derecha por correr el eje económico del centro de la discusión política. Las inversiones no llegan, todos los índices registran una profundización de la recesión, mientras sí crece la deuda externa (80 mil millones de dólares en 16 meses), crece la timba financiera (las LEBAC emitidas ascienden a 650 mil millones de pesos) y crece también el déficit fiscal (el tercero más alto de la historia) por la abrupta caída en la recaudación. Esto es lo que explica la peligrosa provocación ocurrida en Santa Cruz, además del propósito artero de asfixiar a la provincia para golpear a Cristina. El gobierno avisa al establishment que las “medidas de fondo” vendrán después de las elecciones, lo que augura un ajuste más sangriento aún, con una nueva ola de privatizaciones, entre ellas del sistema previsional. Comienzan por eso a ejercitar el músculo represivo (con leyes y sin leyes) de cara a un escenario de crecientes luchas contra los efectos devastadores del neoliberalismo: el padre del borrego, a pesar de los intentos del enemigo por orientar el descontento al “que se vayan todos” evitando poner en riesgo la vigencia y continuidad del modelo.

En el tren del revival buscan reeditar el bipartidismo de la dependencia: la pata gorila ya gobierna, mientras perfilan un PJ neoliberal de la mano de Pichetto, Urtubey y Bossio, entre otras celebridades. Estos son los sectores que impulsan (sin muchas adhesiones) la candidatura de Florencio Randazzo, hoy devenido en esperanza blanca del Grupo Clarín para la disputa por la conducción del peronismo. A Massa se le angosta la avenida, por eso no está claro aún su derrotero. Pero son dibujos en el aire ante la presencia de Cristina, cuyo liderazgo concita el respaldo de vastos sectores de la vida política nacional. Esto se expresa en particular en la labor que está desarrollando el compañero Máximo Kirchner en la Provincia de Buenos Aires, hilvanando la participación de numerosos intendentes y legisladores pertenecientes a las diferentes secciones de cara a la conformación de una candidatura coherente con la defensa del proyecto nacional, que puede ser la de la propia Cristina o de quien ella designe. Lo importante es observar el camino que se va recorriendo.

El pasado 30 de abril se cumplieron 40 años de la primera ronda de las Madres, símbolo de resistencia, consecuencia y dignidad. El poder real las “reconoció” con el nefasto fallo de la Corte Suprema que habilita el beneficio del 2×1 a los casos de delitos de lesa humanidad, equiparando al terrorismo de Estado con delitos comunes. Otro bochornoso revival. Pero las Madres, que son además las madres de Néstor y Cristina, nos enseñaron a ir siempre al frente y nunca abandonar la lucha.