VAMOS CON UNIDAD CIUDADANA

Así no se puede seguir

 Si lo peor está por venir, cómo deberíamos caracterizar entonces la magnitud del ajuste que hoy golpea a millones de compatriotas. El enorme poder otorgado al monopolio Clarín (que ahora también domina Telecom) explica por un lado la urgencia del poder real por hacerse de todo lo que esté a su alcance, y responde en particular a la necesidad de contar con los fierros mediáticos necesarios para disputar el sentido común en un contexto de crisis “sintomática”, o sea donde todo se cae estrepitosamente y a la vista de todos. Más del 45% de la población considera su situación económica como “muy mala”, superando el 70% en quienes tienen una percepción negativa en términos generales. Aún así, desde el establishment le advierten a Macri que después de octubre “deberá afrontar determinados asuntos del orden macroeconómico, si es que conserva el deseo de no consumirse simplemente como un gobierno de transición”. No se les puede exigir más claridad.

 Durante las últimas semanas se sucedieron, casi chocándose unas con otras, diferentes medidas y reacciones que acabaron cristalizando un cuadro verdaderamente dramático: caída de pensiones por discapacidad, caída del progresar, aumento en los combustibles, corrida sobre el dólar y remarcación de hasta 13 puntos en los alimentos; inflación que escala, deuda descontrolada, presión de los tenedores de lebacs para un aumento en las tasas (y de la timba) y del complejo agroexportador para una mayor devaluación. Las pymes sucumben como moscas golpeadas por las importaciones, los nuevos aumentos de tarifas y una caída en el consumo que no tiene fondo. Los conflictos se esparcen como reguero afectando a pueblos y municipios enteros, que no están en condiciones de afrontar el cierre de persianas y la pérdida de miles de puestos de trabajo. Un símbolo de la crisis que estalló es Atucha I y II, donde se calculan en 5000 los cesanteados por la paralización de las centrales termoeléctricas ubicadas en Zárate. Allí fue recibida Cristina masivamente por los trabajadores. Allí, en el conflicto social, es donde debemos concentrar la campaña electoral.

 Es en este contexto que la derecha busca imponer un giro en los ejes de la agenda diaria, concientes de que el profundo malestar motivado por los efectos del neoliberalismo le augura al gobierno un camino espinoso de cara al proceso electoral. Con nitidez lo expresó el diputado nacional Julio De Vido luego del ruidoso pedido de desafuero y detención impulsado por el fiscal Carlos “empleado de Macri” Stornelli. Sobre el filo del inicio de la feria judicial comenzaron a llover imputaciones, indagatorias, procesamientos y embargos para todos los gustos y sabores. En un marco de ajuste, pobreza y endeudamiento, se pretende que hablemos de “corrupción y mafias”, con causas y acusaciones de tal precariedad que ya bordean el realismo mágico. Tras caer rápidamente la operación en torno a las usinas de Río Turbio, Bonadío recogió el guante y arremetió contra CFK. En el mismo andarivel debemos incluir la embestida orientada a colonizar el Ministerio Público Fiscal, el fallo que ordena remover al senador Ruperto Godoy (FpV) del Consejo de la Magistratura (destituir al camarista Eduardo Freiler es la primera medida) y la intervención del gremio de los Canillitas. Contra reloj buscan despejar cualquier obstáculo, proscribir a Cristina (como sea) y generar las condiciones para un blindaje del modelo hambreador.

 Dicen que para muestra basta un botón, y es lo que acaba de verificarse en Brasil. El fallo que condena al compañero Lula a 9 años y medio de prisión cuando restan sólo 15 meses para las próximas elecciones presidenciales (y siendo el favorito según todos los sondeos) produce indignación y repudio en América Latina, y desnuda de forma descarnada el accionar del imperialismo norteamericano dirigido a barrer con todos los liderazgos que constituyan un riesgo para sus intereses en nuestro continente. Esta vergonzosa sentencia (que debe ser confirmada en segunda instancia) se produce un día después de que el Senado brasileño aprobara una reforma laboral profundamente regresiva para los derechos y conquistas de la clase trabajadora. Esto no salva al golpista Temer, sino que allana el camino para el candidato que impongan los yanquis, si es que logran sacar a Lula de la cancha. Sin embargo, y por eso reacciona el enemigo, la voluntad del pueblo más temprano que tarde prevalecerá. En Brasil, en Argentina y en nuestra América Latina.