EL PUEBLO EN LA CALLE

Crece la resistencia contra el ajuste

Jueves 14 y lunes 18 de un diciembre caliente que empieza a quebrar la fantasía de la ola amarilla imparable, la nueva derecha de camisa celeste y elegancia natural. A las maneras relajadas le sucedieron dos días de furiosa represión y el saqueo brutal sobre las jubiladas y jubilados.

Cientos de miles de personas se hicieron presentes el 18 en la plaza frente al Congreso, que se colmó pasado el mediodía. Vino gente de todos lados: conurbano y barrios porteños, sindicatos, organizaciones sociales, partidos políticos, jubilados y muchos sueltos que arrimaron su compromiso para que no se restaure el ajuste neoliberal.

A pesar de la represión del jueves 14, la convocatoria fue más grande y robusta. El traspié de la anterior sesión legislativa, en la que nuestros diputados pudieron articular con firmeza para que no se diera el quórum, elevó el ánimo de un pueblo que empezó a entrever entre la telaraña tejida por el poder económico concentrado, los medios de comunicación hegemónicos y la pata judicial.

Desde 9 de Julio a Congreso, por las laterales, un hervidero de cuerpos dispuestos a demostrar el rechazo a la reforma previsional, a la manera antidemocrática de tratarla, entre aprietes a diputados y gobernadores, adelantando la sesión y sin detenerla a pesar de los disturbios que el gobierno se encargó de provocar para tapar la manifestación popular.

Presionados por el FMI, el capital financiero y otros socios, con el resultado electoral fresco se lanzaron con furia para sancionar el gran ajuste que desde un principio era su objetivo. Por la mañana del martes salió el saqueo a los jubilados; por la noche, la media sanción de la reforma fiscal para reducirle impuestos a los empresarios.

Sin embargo, esa movilización que tuvo que retirarse entre balazos de goma y el aire asfixiante del gas pimienta, que las fuerzas del orden desplegaron sin piedad y en abundancia, volvió en la noche del lunes convertida en ruidazo en los 100 barrios porteños, el conurbano, Córdoba, Rosario, Salta y tantas otras ciudades de nuestra patria. Hasta en la puerta de la Quinta de Olivos tuvo que bancarse el presidente la sonoridad metálica de las cacerolas. La gente, como le gusta decir al macrismo, salió a la calle espontáneamente asqueada por el espectáculo de una policía desbocada y un gobierno insensible frente a los más débiles.

La represión es parte constitutiva de los gobiernos neoliberales y ajustadores. El macrismo dio muestras de que no tiene empacho en hacer uso y abuso, y fue escalando en ferocidad a medida que el pueblo se interponía en sus intereses. Una desaparición forzada seguida de muerte, el asesinato por la espalda del joven Nahuel en el Sur en medio del conflicto por las tierras con los terratenientes extranjeros, y las terribles represiones contra las grandes movilizaciones de estos días en contra del paquetazo ajustador impuesto por el FMI.

A dos meses de las elecciones, una buena parte de los votantes del PRO salió a repudiar el ajuste del gobierno contra los jubilados, pensionados y niñas y niños de la asignación universal. “Los viejos no se tocan”, gritaban los vecinos en las esquinas más importantes de los barrios, o “andate Macri, la puta que te parió”, los más enojados. “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode” fue de las más vitoreadas. En caravana, muchos enfilaron para el Congreso que todavía sesionaba. Se fueron juntando y reconociendo en el camino, y en la práctica misma desempolvando la memoria histórica de otras tantas jornadas de lucha.

La Reforma Previsional salió, pero la oposición a la ley encontró en el pueblo, en las calles y dentro del Parlamento a un arco político heterogéneo actuando en conjunto. La sesión del jueves 14 fue la primera derrota relevante en el Congreso para el gobierno nacional. La aprobación final, en la madrugada del martes 19, por 127 a 117 votos, no expresa un triunfo contundente ni por asomo. Algo se rompió, los ojos de cielo del presidente empezaron a parecerse más a los de Don Gato y su Pandilla.

Cientos de miles ocuparon la plaza y las calles para manifestarse contra el ajuste de Macri.

LEY DE REFORMA PREVISIONAL

• Cambia la fórmula para la movilidad de jubilaciones, pensiones, las asignaciones familiares, AUH, las pensiones no contributivas, y a ex combatientes de Malvinas. 17,4 millones de personas a las que se les confisca parte de sus haberes. La nueva fórmula: la variación del 70% del índice de inflación nacional y el 30% de la variación del salario medio registrado (RIPTE). El ajuste, correspondiente a marzo de 2018, será de 5,7%.

• Por decreto se contempla una suma compensatoria por única vez, y en proporciones diferenciadas para un universo de 10.006.867: AUH, $400 para 3.954.275 niños. Para 1.555.881 jubilados sin moratoria (hasta $10.000) $750. 3.350.054 jubilados con moratoria (hasta $10.000) $375 de compensación.

• Se baja el porcentaje de la tasa de sustitución: la base de cálculo jubilatorio para los trabajadores con treinta años de aportes, y 65 años (hombres) ó 60 años (mujeres), se realiza promediando los sueldos brutos de los últimos diez años de actividad, aproximadamente el 60% del sueldo en promedio. Con el nuevo sistema esa jubilación será del 40% y para el resto de su vida.

• La jubilación podrá extenderse a los setenta años, máxime para quienes tienen un historial jubilatorio irregular. Hoy más del 70% de las trabajadoras mujeres llegan a los 65 sin haber completado todos sus aportes. Buena parte terminará en la pensión universal, que es aún inferior a la jubilación mínima.

LEY DE REFORMA TRIBUTARIA

• Reduce el pago de Ganancias para las empresas y rebajas en las cargas patronales. Se le condonan las deudas (parcial o totalmente) al empleador por aportes. Amplía el mínimo no imponible aplicable a todos los trabajadores registrados. Habrá un mecanismo de devolución anticipada de IVA a quienes inviertan y se permite también que el pago del Impuesto al Cheque sea a cuenta de Ganancias.

• Estas reformas estructurales implican desfinanciar a la ANSES. La baja en los aportes patronales es la medida más significativa en volumen, 1% del PBI. La baja de Ganancias (el 20% del impuesto iba a los recursos de la seguridad social). Deja abierta la puerta para mayores recortes de jubilaciones y pensiones, un sistema de reparto quebrado y la vuelta a las AFJP.