CRECE EL MALESTAR FRENTE AL NEOLIBERALISMO

La estafa de Cambiemos

Mientras repite como un mantra generalidades rayanas con el ridículo, Mauricio Macri se encarga solo de desparramar el castillo de naipes en que ha devenido el relato (antes efectivo) de la Alianza Cambiemos. Frente al crecimiento invisible, lo peor ya pasó o la inflación está bajando, poco pueden hacer los medios monopólicos y sus encantadores de serpientes. Todas y cada una de las acciones del gobierno están destinadas a distraer, confundir y distorsionar una realidad que golpea al conjunto de nuestro pueblo, y que puede agudizarse drásticamente si comienza a estallar el campo minado sembrado por el neoliberalismo.

Una de estas bombas de tiempo está asociada a la cotización del dólar. El Banco Central sigue quemando reservas para contener su escalada en un contexto de fuertes presiones especulativas promovidas por el propio gobierno. En un sólo día (el pasado 16 de marzo) el BCRA vendió 413 millones de dólares en el mercado local, logrando una baja de tan sólo 6 centavos. Los tenedores de Lebacs (cuyo monto supera a las reservas monetarias) presionan para alcanzar una suba en las tasas de referencia, bajo amenaza de fugar al dólar sus tenencias, lo que ocasionaría una megadevaluación y un impacto colosal en los precios. Con tasas bajas se calienta el dólar y la inflación, y con tasas altas se hunde aún más la actividad económica y el consumo. La encerrona es objetiva, los costos se descargan sobre las grandes mayorías.

El laberinto se estrecha habida cuenta de las dificultades del gobierno para garantizar el chorro de endeudamiento externo. Por eso buscan fondearse en el mercado local, acelerando la manivela timbera de Lebacs, Letes y compañía. Los apremia el rojo fiscal, comercial y de cuenta corriente, provocado por el propio Macri al serruchar los ingresos del Estado en beneficio de mineras, petroleras y agroexportadores, entre otros motivos. A esto se suma lo urgente y cotidiano, que son los tarifazos permanentes en los servicios públicos, la carestía de la vida, las “negociaciones” paritarias a la baja, el ajuste en salud y educación, los miles de despidos que no cesan en el sector público y privado.

En su reciente visita al país (la primera en 15 años) la directora del FMI Christine Lagarde calificó de “asombrosos” los cambios producidos por Macri en sus dos años de gobierno. Tiene razón. Por otro lado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) exigió al Ejecutivo un nuevo recetario de ajuste, desregulación financiera y flexibilización laboral para aceptar a la Argentina entre su membresía. En este exasperante escenario de genuflexión es que se explicitan (todos los días un poco más) las contradicciones en el seno del poder real, en particular de sectores industriales y en algunas franjas muy relevantes del Poder Judicial, que en las últimas semanas falló en diversas causas contra los planes del gobierno. No están pensando en cómo volver al país de la redistribución y la inclusión, sino en cómo garantizar un orden bipartidista y dependiente, siempre bajo los designios del imperialismo norteamericano.

Por esto el enemigo (que sostiene el armado de un PJ neoliberal de la mano de Pichetto, Urtubey, Schiaretti y afines) buscó por todos los medios hacer fracasar el encuentro que albergó a diversos sectores del peronismo en la provincia de San Luis. Apretó para que no fueran a gobernadores, intendentes y dirigentes políticos, algunos de los cuales son permeables a las presiones. No obstante, lo cierto es que se trató de un paso importante en la perspectiva de una unidad amplia para enfrentar y derrotar al candidato del neoliberalismo en las próximas presidenciales. Quienes más pierden son aquellos que buscan excluir y aislar a CFK en este escenario. Es esta una condición excluyente de los yanquis en sus objetivos destinados a abortar cualquier posibilidad de transformación en nuestra Patria.

Debemos recorrer el camino unitario, confluir con diversos sectores, pero debemos contar con un motor más decidido a empujar ese proceso y a hacerlo en un sentido antineoliberal. Esas son las fuerzas del kirchnerismo, las fuerzas políticas, sociales y sindicales identificadas con el liderazgo de Cristina. Esta es la opinión de los comunistas.