OTRA VEZ EL FMI

En el Fondo del pozo

Se estrecha el sendero por el que Macri buscaba llevarnos hacia la “revolución de la alegría”. Ahora la “felicidad” está dada por el salvavidas de plomo (de 50.000 millones de dólares) que otorgó el FMI para dar algo de oxígeno a Cambiemos de cara al 2019. Era tal el apremio, que Dujovne anunció un acuerdo aún no aprobado por el directorio del organismo. Aunque se descarte su aval, evidenció la desesperación del gobierno por huir del escenario de debilidad política que irrumpió con la corrida cambiaria y que se profundiza día tras día. Buscaron también calmar los ánimos de los factores de poder (aliados de intereses del presidente) que ven con preocupación la coyuntura, aprietan ante el riesgo de que se desmadre la crisis, y exploran alternativas dentro de los marcos del neoliberalismo.

Lo concreto es que se viene un ajuste brutal (de 300.000 millones de pesos) que golpeará decididamente sobre las espaldas de nuestro pueblo. Libre flotación de la divisa norteamericana, modificación de la carta orgánica del Banco Central, flexibilización laboral, reforma estructural del sistema previsional y achicamiento de la planta estatal, son algunos de los ejes del acuerdo, si es válido el término. Esto impactará de lleno sobre el nivel de actividad económica, los salarios, las jubilaciones y el consumo masivo. Caerá la obra pública y se agudizará el cuadro recesivo. Sólo en el entramado textil, del calzado y marroquinero se calculan 500 mil puestos de trabajo menos. Por suerte “no estamos ante el FMI de siempre”, según el relato oficial.

Hacia fines de junio habrá un desembolso inicial de 15.000 millones dólares. El resto tendrá “cláusula de revisión”, es decir que dependerá del cumplimiento de los compromisos asumidos. Si das la patita, hay premio. El FMI exige un déficit cero en el 2020, o sea que tendremos puesto el grillete en el tobillo, no importa el signo de gobierno. Por lo pronto, el guadañazo fiscal de más de 2 puntos deberá estar contenido en la Ley de Presupuesto 2019, de lo contrario el pacto será letra muerta. Allí se verá quiénes están realmente dispuestos a confrontar con el neoliberalismo, no sólo en los enunciados electorales, sino fundamentalmente en el Parlamento y en la calle. El voto al ajuste será sin dudas una línea divisoria que contribuirá a ordenar quién es quién en la disputa electoral del año próximo.

Desde el año 2001 no se registraban casos de desnutrición infantil en la Ciudad de Buenos Aires, el distrito más rico del país. En el conurbano y en el interior profundo la crisis golpea aún más crudamente. El paro nacional del 14 de junio (Camioneros, las CTA, la Corriente Federal de Trabajadores y numerosas seccionales de la CGT) buscó canalizar el descontento generalizado de vastos sectores de nuestro pueblo. Se logró además condicionar a la conducción cegetista, que intentó penosamente evitar la convocatoria a una huelga general. Finalmente, y a pesar de ellos, tuvieron que poner la fecha (el próximo 25) ante la presión de las bases obreras que ven cómo su salario pierde poder adquisitivo frente a un ciclo inflacionario imparable empujado, fundamentalmente, por la política devaluatoria. Sólo en lo que va del 2018, nuestra moneda se depreció un 36%, a lo que se suma el descontrol de los formadores de precios.

Cae al piso la imagen de Macri, cae la valoración de la gestión de gobierno y se diluye también el aura angelical que protegía a María Eugenia Vidal. Miles de conflictos se suceden a lo largo y ancho del país, aun cuando el blindaje de los medios masivos se esmere por ocultarlos. Cuanto mayores los quebrantos de las grandes mayorías, más crece la consideración popular respecto de la única dirigente que no traicionó ni claudicó: Cristina. El meollo del asunto está en ser capaces de contrastar los dos proyectos antagónicos. Para ello es necesario organizar desde abajo, al calor de las luchas.

El gobierno no da pie con bola. Introdujo con evidente oportunismo el debate sobre el aborto (buscando correr el eje de la economía) pero se encontró con un imponente movimiento de masas que supo explicar el flagelo de las prácticas clandestinas a partir de la condición socioeconómica de quienes mueren en esas dramáticas circunstancias. En su abrumadora mayoría, mujeres pobres. Esta tragedia social se agudiza exponencialmente en tiempos de neoliberalismo. La avivada se les volvió en contra. Al cierre de esta edición, la Cámara de Diputados debate un proyecto de ley que garantiza el aborto legal, seguro y gratuito, bajo una virulenta reacción de los sectores conservadores de la Iglesia Católica. Cientos de miles de personas se manifiestan en las calles. El final es abierto. Sin embargo, millones han comenzado a abrir los ojos.