Parazo contra el ajuste del FMI y el neoliberalismo

El paro general del 25 fue contundente, las calles de las principales ciudades del país permanecieron prácticamente vacías a lo largo de toda la jornada. En la Ciudad de Buenos Aires, estaciones de trenes, subtes, las principales arterias y el centro porteño presentaron un paisaje de desolación.

Se trató de una enorme demostración del rechazo a la situación económica y social del país que padecen especialmente los laburantes, y una de las medidas de fuerza más importantes en muchos años. El clima se maceró al calor de la creciente crisis social y económica, que se profundiza con el acuerdo firmado con el FMI. Desde fines de 2015 se destruyeron un promedio de 2.250 puestos de trabajo por mes en la industria argentina, hubo una inflación del 95% y los salarios cayeron en un promedio del 12%. El INDEC anunció que la desocupación es del 9.1 por ciento, la medición anterior fue de 7.2 y en 2015 era de 6.6. Argentina descendió de la primera a la cuarta posición en el ranking regional de salarios mínimos en dólares.

Tamaña pérdida en el poder adquisitivo no se puede tapar ni con mundiales de futbol.

La protesta social, que no para de crecer, tuvo su punto de inflexión en las jornadas de diciembre 2017 contra la reforma previsional y se mantuvo presente durante los meses de verano sin solución de continuidad. Ese camino llevó a la multitudinaria jornada 21F en la 9 de Julio, convocada por sectores de la CGT Camioneros, la Corriente Federal y las CTA. La marcha del 25 de mayo contra el FMI bajo la consigna “La Patria está en peligro” también fue impresionante por su masividad. El 14 de junio las dos CTA, Canillitas, Camioneros, Docentes, Bancarios y otros gremios se convocaron a paro y movilización, con acto final en la Plaza de Mayo para repudiar el veto a la ley antitarifazos y la tutela del FMI. Mención aparte merecen las jornadas del 13 y 14 de junio por la aprobación de la ley de aborto legal, seguro y gratuito, en donde cientos de miles de mujeres realizaron la vigilia, y en la cual el componente sindical fue de los más importantes. Más de cien protestas cada mes en los últimos tres meses condujeron al paro rotundo de este lunes. La adhesión a la convocatoria de las tres centrales sindicales demuestra que se recorrió un camino de lucha para la construcción de este paro general.

Desde muy temprano se fue comprobando un gran acatamiento en todo el país de todos los trabajadores que paralizaron los transportes, la producción, el comercio y la actividad económica en su conjunto. Si la ausencia de trenes, colectivos y aviones fue evidente, en los principales cordones industriales el paro se sintió con fuerza. En muchos lugares, como Córdoba y Rosario, fuertes movilizaciones del movimiento obrero y los sindicatos que forman parte de la CGT y las CTA marcaron presencia en las calles durante toda la mañana. En muchos lugares del interior los que movilizaron fueron los sindicatos que tienen representación nacional. Además, el paro tuvo la adhesión de las clases medias urbanas, algo que no sucedía desde hace mucho tiempo, y se observó en el masivo cierre de comercios y pymes. Las organizaciones sociales también acompañaron.

El malestar en la sociedad desbordó a la cúpula de la CGT, el triunvirato tuvo que reconocer en conferencia de prensa que el paro era una demanda social que excedía el “encuadramiento sindical y la gente se manifestó en contra del desorden económico que provocó el gobierno”, mientras que en las declaraciones de los diversos dirigentes del interior, la Corriente Federal, Camioneros y las CTA se señaló con fuerza la necesidad de un plan de lucha sostenido, de organizaciones que se pongan al frente del conflicto y haciendo eje en la unidad de los trabajadores.

El plan económico basado en el endeudamiento y la fuga de capitales, la destrucción del aparato productivo, la pérdida de derechos, el desfinanciamiento de la educación y la salud pública está dejando al pueblo al borde del abismo. La respuesta es más ajuste y más recesión, con una reforma laboral que ya llegó al Congreso. Desde que son gobierno, el único precio que baja es el de nuestros salarios. El mismo 25 el ministro Dujovne, manifestó a través de su cuenta de Twitter que el paro general representaba una pérdida de casi $29 mil millones de pesos (cerca de US$ 1.000 millones); sin discutir la cifra, hay que señalar que esos millones diarios de ganancia que producen las trabajadoras y trabajadores no van a parar nuestros bolsillos, más bien todo lo contrario. Hace un tiempo que se sabe que los trabajadores producen la riqueza y los empresarios exitosos, como los que nos gobiernan, viven de ella. Macri, como respuesta al paro, simuló un videíto casero entrando a la Rosada en el que manifestaba que “ahí se trabaja”. Todos cacareando que “la única manera de sacar adelante a nuestro país es trabajando” y al día siguiente del paro, Lombardi se despachó con el despido 360 de trabajadores de TELAM.