ECUADOR

Ahora van por Correa

Días atrás, una jueza ecuatoriana dictó la prisión preventiva contra el ex mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, con una fundamentación sin ninguna prueba y en base a los dichos de un policía que estuvo más de siete horas encerrado con un fiscal aprendiéndose de memoria lo que tenía que declarar. A Correa lo acusan de ser parte de una banda que secuestró al ex asambleísta Fernando Balda hace unos años en Bogotá. Un claro mamarracho jurídico que se enmarca en la avanzada imperialista de persecución ilegal contra líderes populares y progresistas de Nuestra América. Los primeros fueron Lula y Dilma en Brasil; luego intentaron con Cristina en Argentina y ahora van por Rafael Correa, que podría ser encarcelado de la misma forma que hicieron con el vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas. En este último caso, el traidor Presidente Moreno emitió un decreto con el que despojó a Glas de todas sus funciones para luego encarcelarlo con una causa inventada. Es a partir de ese momento que la institucionalidad ecuatoriana comenzó a tambalear y hoy se encuentra al borde de un quiebre.

Los primeros países en condenar esta situación fueron Venezuela y Bolivia. Nicolás Maduro dijo categórico: “Primero Cristina, luego Lula, ahora Rafael Correa. Cese a la persecución contra los líderes auténticos de nuestra América. La Revolución Bolivariana se solidariza con el pueblo de Ecuador y con Rafael Correa”. Por su parte, el compañero presidente Evo Morales también se manifestó: “Rechazamos la solicitud de la Fiscalía de Ecuador de prisión preventiva contra el ex presidente de ese país, hermano Rafael Correa y denunciamos la politización de la justicia ecuatoriana y la injerencia de EE.UU. en su intención de encarcelar a un inocente. Estamos contigo hermano Correa ¡Venceremos!”.

Al mismo tiempo que sucedía esto en Ecuador, en Brasil un juez de segunda instancia ordenó la liberación de Lula y, a las pocas horas, otro magistrado la rechazó, poniendo en una contradicción insalvable al desprestigiado Poder Judicial brasileño y dejando al ex mandatario en una situación de virtual “secuestro”. La derecha latinoamericana está desesperada ante la pérdida de legitimidad de sus gobiernos y tienen terror a que regresen gobiernos populares y de izquierda en la región. La explicación se cae de madura: tanto Lula como Rafael Correa siguen teniendo una legitimidad gigantesca en sus respectivos países y si se presentan a elecciones las ganarían sin dificultad alguna.