Mundos paralelos

MACRI Y LA ARGENTINA

Mientras Macri se ufanaba de sus “flechazos” con la titular del FMI, más de 500 mil personas acudían a la Plaza de Mayo y sus inmediaciones para repudiar el rumbo económico del gobierno antinacional. La protesta se replicó (no obstante el silencio de los medios masivos) en numerosas ciudades del país. La movilización del 24 de septiembre, impulsada por las CTA y más de 70 gremios de la CGT agrupados en el Frente Sindical por el Modelo Nacional, antecedió al paro general convocado por el triunvirato. La adhesión fue total, y no sólo de los trabajadores sindicalizados. Masivamente los comercios bajaron sus persianas en rechazo a un cuadro tarifario dolarizado e impagable, ahogados además por la caída de la actividad económica y el consumo. En suma, millones expresaron su descontento. Resistir hoy es tornarles más difícil la aplicación del neoliberalismo y que paguen el mayor costo posible por sus acciones contra el pueblo.

Entre pasos de baile y enamoramientos, Macri fue a los Estados Unidos a implorar un mayor desembolso del FMI. Desde tiempos de Menem no se observaban agachadas tan explícitas. Su participación en la Asamblea General de la ONU, especialmente intrascendente, sigue el libreto elaborado por el Departamento de Estado. El mismo que repiten año tras año satélites como la República Checa o el Estado de Israel. El presidente buscó renegociar el acuerdo con el Fondo y obtener entre 15 y 20 mil millones de dólares adicionales. Según trascendidos, sólo soltaron 5 mil millones más. A cambio, Lagarde nombró a un nuevo titular del Banco Central de la República Argentina. No por diferencias ideológicas con Luis Caputo: sólo matices no tolerados por la efectiva conducción económica de país.

El proyecto de Presupuesto presentado por el Ejecutivo tampoco bastó para asegurar mayor liquidez, aun tratándose de un texto redactado en Washington. Establece una caída del 30 por ciento en la obra pública, aumento de tarifas, utilización (liquidación) del FGS para pagar jubilaciones a partir del mes de abril, privatización de centrales eléctricas y nuevos impuestos regresivos. La partida que más aumenta, casi un 50 por ciento, es para el pago de intereses de la deuda. Las proyecciones respecto al tipo de cambio e inflación son menos que un dibujo. Por todo esto, la discusión parlamentaria en torno al Presupuesto será un parteaguas. Muchas provincias, endeudadas en dólares con una divisa a 16, afrontan hoy vencimientos con un dólar a 40. Allí el gobierno obtendrá los votos necesarios para aprobar la ley de leyes.

Habrá que ver qué argumentos esgrimen los impulsores de la angosta avenida del medio, dispuestos siempre a votar el ajuste, a mano alzada o con el culo. Alentado por Magnetto, la razón de ser del peronismo neoliberal (Urtubey, Schiaretti, Pichetto, Massa y cia.) es la de dividir al campo opositor de cara a la contienda electoral de 2019. Sólo pueden prosperar como opción de recambio si deciden (los yanquis) encarcelar a Cristina, aunque no se animan a mensurar qué tempestades cosecharán. Por lo pronto, afinan los dispositivos judiciales y represivos en un contexto de creciente conflictividad social. Se espesa la calle día tras día, crece la desocupación por sobre los dos dígitos y el hambre golpea a millones de familias. Cualquier detonante puede desencadenar una crisis política y social con consecuencias imprevisibles. El neoliberalismo esmerila la gobernabilidad.

Más allá de las diferencias objetivas que nos separan del escenario económico y social del 2001, lo que sí se reproduce es una dura disputa hacia el interior de los factores de poder, principalmente entre los sectores vinculados a la economía real, productivos, y el componente ligado a la especulación financiera. El proceso de transnacionalización y desnacionalización económica liquida al bloque industrial, quien también opone diversos grados de resistencia. Este es el contexto de fondo y por eso diferentes sectores del establishment comienzan a confrontar con el gobierno nacional. Pero la alternativa política de las grandes mayorías pasa por otro lado. Es Cristina, quien no solo cuenta con los votos, sino que expresa además el programa transformador que nos puede sacar de este infierno.