Por Rodolfo G. Módena

El 6 de junio de 1944 se produjo el famoso desembarco aliado en cinco playas de la costa de Normandía, Francia, abriendo el tan esperado como reclamado Segundo Frente o Frente Occidental, en la lucha contra la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

La prensa global ha tomado debida nota del 75º Aniversario de aquel acontecimiento histórico denominado Operación Overlord, más conocido como el “Día D”. Sin embargo, no podemos dejar pasar la visión sesgada que ha inundado las portadas y portales de los grandes medios hegemónicos de la burguesía imperialista y sus asociados locales.

Se han dicho cosas tales como que el “Día D” cambió el curso, fue el punto de inflexión o la operación más importante de la Segunda Guerra Mundial. El 6 de junio de 1944, de la Operación Overlord, comandada por el general estadounidense Dwight Eisenhower y el general británico Bernard Montgomery, participaron casi 7.000 embarcaciones, 1.500 aviones y 156.000 soldados norteamericanos, británicos y canadienses de las fuerzas aliadas que cruzaron el Canal de la Mancha desde Gran Bretaña y triplicaban en número a las defensas alemanas estimadas en unos 50.000 efectivos, con unas 10.500 bajas aliadas y unas 10.000 alemanas.

Una somera comparación de fechas y cifras relativas con las decisivas victorias del Ejército Rojo Soviético, comandado por Stalin y el Mariscal Gueorgui Zhúkov, en el Frente Oriental, basta para desmitificar la construcción mediática hollywoodense sobre el “Día D”.

De la Batalla de Moscú, librada entre el 2 de octubre de 1941 y el 7 de enero de 1942, participaron 1.929.406 alemanes y 2.136.405 de soldados soviéticos; la Wehrmacht tuvo 500.000 bajas y las fuerzas soviéticas sufrieron 1.148.440 entre muertos, heridos y desaparecidos.

En la Batalla de Stalingrado, desarrollada entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943, combatieron 1.143.000 efectivos soviéticos y 1.011.500 alemanes; con 821.545 bajas nazis y 1.429.619 soviéticas, entre soldados y población civil.

Entre julio y agosto de 1943 tuvo lugar la Batalla de Kursk, de la que participaron unos 900.000 soldados alemanes y 1.200.000 soviéticos, con 294.292 y 685.456 bajas respectivamente.

La Batalla del Dniéper, entre el 24 de agosto y el 23 de diciembre de 1943, contó con el concurso de 1.250.000 alemanes y 2.650.000 soviéticos, con 1.200.000 bajas alemanas y otras tantas soviéticas, entre muertos y heridos.

El Sitio de Leningrado se extendió durante casi 900 días, desde septiembre de 1941 hasta enero de 1944, y combatieron 725.000 hombres del bando alemán y 930.000 del Ejército Rojo, con más de medio millón de bajas nazis y unos de tres millones y medio de bajas soviéticas.

Los datos son más que elocuentes y hablan por sí solos. La incontenible contraofensiva soviética con destino Berlín, hizo que, al fin, los aliados occidentales se decidieran a abrir el Segundo Frente en el teatro de operaciones de Europa. Primero habían apostado a que Hitler destruiría a la URSS, luego especularon con el desgaste, hasta que el avance del Ejército Rojo y su definitiva victoria ya se veía inevitable. Entonces, y solo entonces, llegó el “Día D”, cuando el curso de la guerra estaba definido.

Cierto es que el Desembarco de Normandía apuró el fin del Tercer Reich. Final que ya estaba escrito con la sangre, el heroísmo y el sacrificio de los pueblos de la gloriosa y mil veces gloriosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, así como de los partisanos comunistas y auténticos demócratas de los países de la Europa ocupada por la bestia nazi.