El INDEC publicó los nuevos índices de pobreza e indigencia que, como era de esperar, señalan un gran incremento: la cantidad de personas bajo la línea de pobreza trepó al 35,4%, cifra que constituye más de 14 millones de pobres en toda la extensión de nuestra Patria.

Cuando nos referimos a las políticas del neoliberalismo, encabezadas por Macri y compañía, como una verdadera “fábrica de pobres”, no nos equivocamos. En su mandato próximo a concluir, lo único que produjo el gobierno que prometió “pobreza cero” es penurias para nuestra población.

En relación al último sondeo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, se puede afirmar que en el último semestre hay 250.000 nuevos pobres. Más grave aún si tenemos en cuenta que las muestras fueron realizadas previamente a los efectos devastadores de la última devaluación, que fue seguida por un aumento inflacionario con precios descontrolados, con lo que estos indicadores ya se están profundizando.

No es casual que desde 2015 la pobreza haya aumentado más de 20 puntos. Siguiendo los datos aportados por el Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV, en los primeros seis meses del corriente año 6 argentinos por minuto cayeron en la pobreza. Las causas no obedecen a ninguna mala racha, ni a ninguna “tormenta”, como desde el gobierno nacional pregonan cada vez que se dan a conocer los desastres que ocasionan sus políticas. La pobreza no solo aumentó sino que también se profundizó: quienes antes eran pobres ahora son más pobres. Esto se debe a la caída del salario real, el deterioro de las jubilaciones y pensiones, la desocupación, el retroceso del consumo y la caída de la producción, que desembocan indefectiblemente en el empeoramiento de las condiciones de vida de nuestro Pueblo.

Esta medición de pobreza se basa en el contraste entre los ingresos de las personas y familias con los valores de la canasta básica de alimentos y de la canasta básica total. Estos últimos valores aumentaron un 58,3% y un 58,9% respectivamente y por encima de la inflación. Los más afectados en este caso son los niños, dado que según los números oficiales, más de la mitad de la población infantil es pobre. Un gobierno que no ejecuta políticas contra el hambre de nuestros pibes y pibas es, bajo todo punto de vista, un gobierno que no sirve.

En cuanto a la geografía de nuestro país en relación a la pobreza, la ciudad con más alto índice es Concordia, en la provincia de Entre Ríos, con un 52,9%; seguida por el Gran Resistencia, en Chaco, con el 46,9%; y La Banda, Santiago del Estero, con 44, 8%.

Sin embargo, en términos absolutos, la mayor cantidad de pobres aparece en la Provincia de Buenos Aires, que presenta casi 12 millones de pobres, con un aumento de 100.000 en un año. En el Conurbano Bonaerense, los números del instituto oficial arrojan un 39,8%, cuatro puntos por encima del promedio nacional y 25,5% más que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el distrito más rico del país. Si el lugar donde se asienta la mayor cantidad de industrias presenta estos números, resulta claro que la matriz productiva de la Argentina está siendo brutalmente atacada: la provincia que gobierna María Eugenia Vidal es el epicentro de la destrucción industrial sufrida en estos cuatro años de políticas neoliberales. Además, la pobreza se explica con otros factores: se registra un aumento de las deudas en las familias gracias a los tarifazos de servicios básicos como la luz, el gas y el agua. Así lo indica el aumento registrado en el pedido de créditos por parte de beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (2,5 millones más que en el último semestre). Esos préstamos, que por su parte representan una rueda imparable de deudas para las familias de nuestra clase trabajadora, se dirigen a pagar las tarifas y a cubrir alguna de las comidas diarias. Otra causa de esta dramática situación en Buenos Aires son los descomunales aumentos de transporte interurbano. Los sucesivos incrementos en los trenes y el boleto mínimo de colectivo fueron de más del 200% en tan solo un año. De esta manera, buena parte del dinero percibido por los trabajadores se va en viajar. En el área urbana también crece la indigencia. Las ciudades de nuestro país, con la provincia de Buenos Aires a la cabeza, tienen en sus calles 3 millones de indigentes nuevos.