La herencia de Cambiemos es una crisis de magnitud, comparable a los anteriores fracasos del neoliberalismo, cuyos efectos están arrasando a la sociedad y determinarán fuertemente sobre el tiempo por venir.

Macri se irá del gobierno dejando miles de problemas y una recesión de gran intensidad, un Producto Bruto que bajó a la mitad de cuando asumió, devaluación del 500% (un dólar que de 9 pesos se fue a 60 hoy) y una inflación de alrededor del 55%. Un país y una sociedad empobrecida, a la que hay que sumarle la fenomenal e inédita deuda externa contraída en los cuatro años de neoliberalismo que impuso la pandilla gobernante.

La deuda externa produce inestabilidad y condiciona la soberanía de los países deudores, implica una transferencia de recursos a través del pago de intereses y del reembolso de capital y debería llevar a una evaluación de la conveniencia y los riesgos, sobre todo en países donde ya hay una experiencia histórica acumulada sobre sus nefastos efectos. Si, aun así, un gobierno decide financiarse a través del endeudamiento externo, debiera tener en cuenta cuál será el uso del financiamiento, dado que la especulación financiera es la gran compañera de la deuda. También el plan de pagos y la jurisdicción extranjera que viene con los dólares. Además, los préstamos otorgados por el FMI vienen con el inventario de ajustes archiconocidos.

La deuda de Macri y la alianza Cambiemos es, ni más ni menos, un nuevo intento de la vieja clase dominante con toda su impronta regresiva y la furia del capital financiero en este nuevo contexto histórico. Se expresa en la crisis laboral de magnitudes que estamos padeciendo, especialmente apremiante en los más jóvenes y las mujeres. Y en la repetición de la dependencia económica, mediante un fulminante proceso de endeudamiento de la mano del capital financiero y todas sus lacras, con fuga, devaluación y pobreza. Nos pone nuevamente ante la situación de discutir con los acreedores crecimiento o atraso.

Cristina lo señaló en la presentación de su libro en La Matanza: “Por eso el tema de la estabilización del endeudamiento es algo que vamos a tener que discutir los argentinos, porque el endeudamiento como uno de los grandes motivos de desestabilización de la economía no es una cosa que empezó ayer… Cuando Néstor pagó la deuda, veníamos desde el año 57 al 2005, casi 10 mil millones de dólares, toda la deuda con el Fondo que se había acumulado en 47 años. Y ahora en un año tenemos 57 mil millones, ¿cómo puede ser? ¿Pero y, además, dónde están? Estas son las cosas que tenemos que ver y asegurar de algún modo que no vuelva a ocurrir”.

El financiamiento no sirvió para otra cosa que para realizar una formidable transferencia de recursos a través de la fuga de capitales: USD 81.000 millones en los cuatro años del gobierno de Macri cambiaron de mano, pero pesan sobre las espaldas de argentinas y argentinos. El apoyo del FMI y del imperialismo yanqui al gobierno los llevó a prestar sin importar la solvencia económica. Los medios de comunicación hegemónicos aplaudieron cada maniobra durante estos años. El FMI tiene el 60% de sus recursos metidos en el préstamo a la Argentina, con una tasa de interés próxima al 10%: no está para nada un mal el negocio, dado que la tasa internacional es ostensiblemente más baja. “¿Sería justo volver a pedirles a los 44 millones de argentinos que todos paguen con el mismo esfuerzo? No me parece justo, y creo que lo vamos a tener que discutir, analizar…”, destacó Cristina.

El peso del pago y la negociación cae sobre el próximo gobierno, quien deberá enfrentar vencimientos por 223 mil millones de dólares, más del 40 por ciento del PBI, con muy pocas reservas en el Banco Central, o sin ellas. Tanto Alberto como Cristina se han pronunciado sobre las prioridades a partir de diciembre: reactivar el consumo, el empleo y la industria, ponerle freno a la especulación financiera y remediar las necesidades acuciantes del hambre y la pobreza masificada por Cambiemos. El único camino para salir adelante, crecer y comenzar a desarrollar un país para todas y todos.


La Deuda de Macri

La deuda representa ya el 100% del PBI; en 2015 la deuda en dólares era sólo del 18% del producto, mientras que la total (dólares + pesos) era del 37% del PBI. El endeudamiento del gobierno de Macri provocó un incremento de la deuda a razón de 35.000 millones de dólares al año. La deuda per cápita implicará que cada argentino esté endeudado en unos USD 3.000 más que en 2015. Fue mayoritariamente en moneda extranjera: creció en un 61% por unos USD 98.000 millones en apenas 3 años y medio.

El stock de deuda protegida por tribunales extranjeros creció en USD 71.000 millones, un 108%, mientras que la parte protegida por tribunales locales creció un 18%, USD 31.000 millones. El próximo gobierno deberá enfrentar vencimientos por 223.000 millones de dólares. 173.000 millones en moneda extranjera, algo más de USD 50.000 millones al FMI. Los pagos al Fondo se concentran en 2022 y 2023, acumulando unos USD 45.000 millones.

Reservas y Fuga

Después del acuerdo con el FMI y la renovación del swap con China las reservas brutas del BCRA se incrementaron, superando los USD 77.000 millones. Por cada 10 dólares que entraron por el préstamo del FMI, 8 se fugaron. La fuga de capitales supera los USD 81.000 millones en los cuatro años del gobierno de Macri. En los últimos 6 meses se perdieron 34.000 millones de dólares de reservas. Se retiraron depósitos bancarios por más de USD 11.000 millones. La caída representa el 34,3% de los depósitos en dólares de los privados.

Se calcula que las reservas netas actuales (se descuentan al bruto los dólares para fortalecimiento de reservas, encajes, depósitos, préstamos y swap) son de USD 10.207 millones de dólares. Por la terrible caída también se usaron los dólares de reservas “intocables” (por el acuerdo con el FMI) para mantener la divisa y garantizar que Cambiemos llegue a fin de año. El stock de dólares para “fortalecimiento de reservas” pasó de USD 7.163 millones a USD 4.950 millones. Cuando el Frente de Todos acceda a la presidencia se encontrará con menos reservas de las previstas.


LA DEUDA ILEGÍTIMA

¿Quién la paga?

La crisis autoinfligida por el gobierno nacional en torno a la impagable deuda externa que nos dejará como herencia a todos los argentinos, obliga a recordar con detenimiento las advertencias que nos legara (hace tiempo ya) el eterno Fidel Castro sobre el particular. Repasando sus conceptos, se derrumba el mito de un “FMI que cambió” en sus políticas respecto de los condicionamientos a cambio del auxilio financiero y sus consecuencias para los pueblos.

Ya en 1985, Fidel afirmaba en el Encuentro sobre la Deuda Externa de América Latina y el Caribe: “Me culpan a mí de decir que la Deuda Externa es impagable. Bien. La culpa hay que echársela a Pitágoras, a Euclides, a Arquímedes, a Pascal (…) al matemático que ustedes prefieran (…) Son las matemáticas las teorías de los matemáticos, las que demuestran que la deuda es impagable”, agregando que en aquel momento contarla de a un dólar por segundo se tardarían 11.574 años (…) “El imperialismo ha creado esa enfermedad, el imperialismo ha creado ese cáncer, y tiene que extirparse quirúrgicamente, totalmente. No le veo otra solución. Todo lo que se aparte de esa idea, sencillamente se aparte de la realidad, toda formula técnica ante esas realidades, todo paliativo, no tiende a mejorar, tiende a agravar el mal”, agregaba el Comandante.

“Entraron más de 150.000 millones de dólares a la Argentina. ¿Dónde están? Esta es la pregunta que debemos hacernos todos los argentinos”, afirmaba recientemente CFK. “No le debíamos nada al FMI. ¿Qué pasó para que en tres años y medio le debamos 57.000 millones de dólares? Se necesita un corte, se debe investigar qué pasó con el dinero del FMI, quien lo recibió,” dijo Cristina.

Se impone arbitrar en el futuro cercano los mecanismos legales que permitan impedir que un nuevo ciclo neoliberal nos arroje al infierno de la dependencia financiera y la entrega de la soberanía económica a organismos internacionales. Responsabilizar patrimonialmente a quienes lucran con el hambre de los argentinos a costa de endeudarnos (sin la más mínima legalidad, además) será una tarea que deberemos abordar a partir del 10 de diciembre.