LO QUE AVANZA NO ES EL CAOS

Solo el pueblo salvará al pueblo

EE.UU. se sumerge día a día en el caos, la anarquía y la violencia. Bandas fascistas uniformadas persiguen inmigrantes indocumentados por todo el país. Cuando los gobernadores y alcaldes se oponen se los acusa de insurrectos y se los amenaza con invadirlos militarmente como si se tratara de países extranjeros. Durante el último mes hemos visto al alcalde de Chicago llamar a la huelga general nacional y bloquear los accesos a la ciudad para impedir el acceso a las fuerzas federales, hemos visto a la policía de Chicago arrestar a los esbirros del Servicio de Inmigración y Aduanas (I.C.E.). El gobernador de California amenaza con dejar de enviar la recaudación impositiva al gobierno federal porque Trump amaga con cortar el envío de los fondos federales en represalia por la resistencia californiana a su política xenófoba y racista. Los tiroteos en las escuelas continúan como siempre, empalidecidos por el clima de degradación, anarquía, anomia y violencia generalizada. La resistencia crece y se organiza. Se calcula que 5 millones de personas se movilizaron bajo la consigna “No kings” (No a los reyes).

Todo esto es resultado de un sistema cuyo mayor logro es que 7 u 8 tipos (los famosos “techbro” dueños de las megacorporaciones informáticas yanquis) puedan dedicarse a caprichos como comprar islas, ir de paseo al espacio y planificar el próximo megacentro de datos que consume más energía y agua que una ciudad mediana, mientras los trabajadores que producen para ellos viven en carpas o autos y pagan más impuestos que ellos. El dinero para esos delirios sale del trabajo y el esfuerzo de cientos de millones de laburantes, científicos, empresarios PyME, y de explotar los recursos de todo el planeta. La deuda de EE.UU ya supera el 100% de su PBI, mientras casi el 20% de su recaudación se destina a pagar intereses al capital financiero transnacional. Mientras, el Complejo Militar Industrial se prepara para resistir hasta las últimas consecuencias cualquier intento de transformar el actual caos global en un orden internacional más justo.

En el otro extremo (geográfico e ideológico) el cada vez más amplio espectro de países emergentes, con los BRICS a la cabeza y China en su centro, demuestra que otro mundo es posible: “A finales de febrero, el Comité Central organizó seis equipos para llevar a cabo proyectos de investigación en doce regiones a nivel provincial. Asimismo, solicitó a determinados departamentos centrales del Partido y del Estado que realizaran investigaciones sobre treinta y cinco temas clave. El 30 de abril, presidí un simposio en Shanghái sobre el desarrollo económico y social durante el XVº Plan Quinquenal, dirigido a determinadas provincias, regiones autónomas y municipios directamente subordinados al gobierno central. Posteriormente, encomendé al camarada Li Qiang la presidencia de tres simposios distintos para la comunidad económica, la comunidad científica y tecnológica, y representantes del sector público. También solicitamos opiniones en línea, recibiendo más de tres millones de comentarios, que posteriormente fueron clasificados y condensados en más de 1.500 sugerencias. (…) El 4 de agosto se distribuyó un borrador del documento a ciertos miembros del Partido, incluyendo a algunos altos funcionarios retirados, para su consulta. También se solicitaron opiniones a los comités centrales de otros partidos políticos, a los líderes de la Federación Nacional de Industria y Comercio de China y a figuras prominentes sin afiliación partidista. (…) El grupo de redacción las analizó una por una e incorporó al texto la mayor cantidad posible. En total, se realizaron 218 adiciones, revisiones y simplificaciones al documento, basadas en 452 opiniones y sugerencias.” (Xi Jinping – “Explicación de las Recomendaciones del CC del PCCh para la Formulación del XVº Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social Nacional”).

Esas son las dos tendencias en pugna en el mundo actual, y lo que avanza no es el caos. En esta disyuntiva, Javier Milei y sus socios, vasallos del imperio del caos, han logrado evitar una derrota electoral y se proponen avanzar en la entrega y desmantelamiento de la nación. Los dos años que nos separan de las próximas elecciones presidenciales serán cada vez más duros para cada vez más compatriotas, como lo indican los planes de desmantelamiento de las convenciones colectivas, de destrucción de los sindicatos por ramas para reemplazarlos por sindicatos por empresa, etc.

El desafío del campo nacional y popular, y como parte del mismo de los comunistas, es encontrar los caminos de acción para recuperar lo mejor de la historia de luchas de la clase obrera y el pueblo argentinos. Una acción política que exprese los intereses más profundos del conjunto de nuestra clase trabajadora, la única en condiciones de representar los intereses de todo el pueblo, porque es la amplia mayoría de la población, y sus intereses solo están en contradicción con los del minúsculo grupo de propietarios que son los verdaderos dueños de todo, que chupan la sangre de todo el resto -desde desocupados hasta pequeños y medianos empresarios- y que nos venden al imperio para mantener sus mezquinos privilegios de clase.

Para cambiar las cosas hay que expresar la compleja masa de intereses de nuestro pueblo. Eso requiere salir a hablar con nuestros compatriotas y entender a fondo los problemas, las necesidades y urgencias. Elaborar en cada lugar, con cada uno, un diagnóstico de lo que falta y de lo que hay que hacer para resolverlo. Y en base a ello articular un plan de acción que persista en el tiempo y al que se comprometan todas las fuerzas del campo nacional y popular, dispuestas a poner el cuerpo y a organizar a todo el pueblo en su lucha por llevar a la práctica un programa construido de abajo a arriba, en consulta con los verdaderos interesados, que los convierta en protagonistas y artífices de su propio destino.

Porque solo el pueblo puede salvar al pueblo, con conciencia, organización y lucha.