PANAMÁ PAPERS
Neoliberalismo offshore
La filtración de documentos que delatan al capital financiero en los denominados paraísos fiscales sacudió el escenario nacional evidenciando la mentira del discurso anticorrupción del macrismo. La operación contra Cristina para desviar la atención de los despidos y el tarifazo.
En offshore (“fuera de la costa”, sin localización) se sitúan los capitales que evaden impuestos, se fugan, se “lavan” en detrimento de las economías de los países, endeudando, oprimiendo y destruyendo la calidad de vida de los pueblos del mundo. Empresas fantasmas creadas fundamentalmente para que los grandes grupos económicos puedan mantener a salvo sus enormes ganancias en los llamados paraísos fiscales y acrecentar la concentración financiera mundial. No sin contradicciones, como le ocurre al poder real global.
La noticia de los Panamá Papers que involucra a Macri -además de corrupción es uno de los distintos instrumentos de sustento del neoliberalismo junto a otro, como los fondos buitre- sacudió calculadamente el escenario de nuestro país. Los voceros y formadores de “sentido común” (los grupos de La Nación, Clarín, etc.) conocían las “novedades” desde hacía meses, pero las dieron a conocer cuando el tiempo de la actual operación política contra Cristina les cerró. En simultáneo, buscaron tapar los tarifazos y despidos con la espectacularidad de las detenciones de Jaime y Lázaro Baez junto a las declaraciones de Fariña, trío con el que buscan implicar amañadamente a la líder de nuestro pueblo.
ALGUNOS HILOS DE ESTE OVILLO TRANSNACIONAL. Además de las empresas creadas por Mossack Fonseca, Fleg Trading LTD y Kagemusha SA (de las que Macri intenta desligarse) es necesario señalar que desde que asumió la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires buscó el modo de crear una Inspección General de Justicia (IGJ) porteña que trabajara con procedimientos poco ortodoxos y facilitar la creación de este tipo de empresas. Macri impulsó la aprobación de una ley con el objetivo de transformar a la Ciudad en un paraíso fiscal, anticonstitucionalidad que impidió la actual Procuradora de la Nación, Alejandra Gils Carbó, entonces fiscal de la Cámara Nacional en lo Comercial. Otra vez desde el Gobierno de la Ciudad, ya con los piolines porteños y nacionales todos en la misma mano, se intenta reflotar esa IGJ porteña con características oscuras.
Otro dato destacable es que Néstor Grindetti, por años titular de Hacienda del Pro en la Ciudad de Buenos Aires, ahora devenido intendente de Lanús, también tiene lo suyo en una empresa de este tipo. Conocido es también que Macri fue procesado en 2001 por realizar maniobras de contrabando con su offshore Sevel. El Macri empresario creció como contratista del Estado y ahora tiene a familiares y amigos (el principal, Nicolás Caputo) como los mayores contratistas de su gestión. Práctica consecuente de la política del macrismo desde la Ciudad que le había otorgado el 30 por ciento de las contrataciones de obra pública. Lo que no queda en familia, queda en familia.
Algunas actividades bancarias como las de HSBC, entre otras entidades, tienen que ver con conseguir clientes a los creadores de estas empresas que “guardan” capital proveniente no sólo de la evasión de impuestos, sino del narcotráfico, de la trata de personas o del negocio armamentístico. La maraña de capital financiero que anda por ahí sin ser invertido en políticas públicas para el desarrollo de las economías productivas, se hizo más evidente, en estos días, por el escándalo.
Según un informe de la Cepal, el 10 por ciento más rico posee el 71 por ciento de la riqueza y tributa sólo el 5,4 de su renta. Las bases en donde en general se asientan las offshore son Estados Unidos y Gran Bretaña. Nada es casual, como no lo es que Paul Singer dispute con Mossack Fonseca esos millones.
Macri negó tener que ver con las empresas que triangulaban Panamá-Bahamas-Brasil y así lo dejó asentado en su Oficina Anticorrupción; distinto a la fábula, el lobo se queda cuidando al lobo. Toda la ingeniería financiera puesta al servicio de los intereses del poder real, mientras crecen la cantidad de desocupados, aumentan las tarifas y los comedores comunitarios se superpueblan.