A CIEN AÑOS DEL PRIMER GOBIERNO DE HIPÓLITO YRIGOYEN
Un origen popular
Por Rodolfo G. Módena
Hace cien años, el 12 de octubre de 1916, asumía la Presidencia de la Nación el líder de la Unión Cívica Radical (UCR), Hipólito Yrigoyen, tras haberse impuesto en las elecciones del 2 de abril de aquel año, las primeras realizadas bajo imperio de la Ley Sáenz Peña del voto secreto, y las primeras en que los conservadores del Partido Autonomista Nacional (PAN), representantes de la oligarquía y los intereses de la corona británica (imperialismo dominante de ese tiempo), eran desplazados del gobierno por una fuerza de fuerte raigambre popular y orientación nacional soberana.
Y, en efecto, el radicalismo de entonces, fundado por Leandro N. Alem contra “el régimen falaz y descreído”, venía de protagonizar los alzamientos cívico-militares populares de 1890, 1893 y 1905, este último encabezado por el propio Yrigoyen (sobrino de Alem), que forzó la negociación de la Ley del sufragio secreto.
Se trató, por ende, del ascenso al gobierno de la pequeña burguesía y las capas medias urbanas y rurales en general, con fuerte base social en buena parte del proletariado, aunque el Partido Socialista (todavía marxista, aunque ya en pleno debate sobre la Primera Guerra Mundial, que desembocaría en el nacimiento del Partido Comunista) y los anarquistas (todavía de importante presencia) disputaban su representación política de clase.
Ese mismo año de 1916, desde Zúrich, Lenin caracterizaba a la Argentina como un “país dependiente” en su obra “El imperialismo, fase superior del capitalismo”.
El gobierno de Yrigoyen, aun inmerso en sus contradicciones y limitaciones de clase, llevó a cabo una serie de políticas en beneficio de los sectores populares (primeras jubilaciones y convenciones colectivas de trabajo, regulación de tarifas ferroviarias, de arrendamientos rurales y de alquileres, respaldo e impulso a la Reforma Universitaria, leyes de amparo social a la niñez y la familia, etc.) y de la soberanía nacional (creación de YPF, desarrollo estatal de ramales ferroviarios integradores del territorio nacional, neutralidad en la interimperialista Primera Guerra Mundial, claro gesto de no sumisión a los dictados británicos en política exterior, etc.).
Claro que no hay que olvidar que durante ese período también se produjeron las terribles masacres obreras de “La Semana Trágica”, “La Patagonia Rebelde” y “La Forestal”.
Pero no sería por esto por lo que Yrigoyen fue derrocado en 1930, sino por lo anterior, sobre todo por su política petrolera soberana contraria a los intereses imperialistas.
Nada más lejano a la actual y vergonzosa política neoliberal de la UCR, aliada del PRO en la Alianza Cambiemos: reedición aggiornada del viejo PAN de los conservadores vencidos en 1916 y que esta vez, gracias a la estructura cómplice de la UCR, llegaron al gobierno para imponer los mismos intereses oligárquicos y proimperialistas de siempre, los mismos a los que nacieron combatiendo los hombres de Don Leandro N. Alem.