Por Rodolfo G. Módena
El 5 de marzo se cumplieron seis años del fallecimiento del Comandante Hugo Chávez Frías, líder de la Revolución Bolivariana en la hermana Venezuela y el más digno heredero del Libertador Simón Bolívar.
El 4 de febrero de 1992, Hugo Chávez encabezó una sublevación militar contra el gobierno corrupto y entreguista de Carlos Andrés Pérez de la socialdemócrata Acción Democrática. El alzamiento fue frustrado y Chávez condenado a prisión. Luego, Carlos Andrés Pérez sería destituido por el Congreso en juicio político.
En las elecciones presidenciales de 1993 se impuso Rafael Caldera del partido socialcristiano COPEI, y el 27 de marzo de 1994 Chávez fue indultado en el marco de negociaciones con fuerzas de izquierda como el Partido Comunista de Venezuela y otras.
Vale recordar que, por ese entonces, buena parte de la izquierda (especialmente el trotskismo) y el progresismo argentino caracterizaron apresurada y erróneamente aquel hecho y a su principal protagonista, asimilándolos de manera mecánica, superficial y prejuiciosa con los alzamientos militares “carapintadas”, de tipo fascista perpetrados previamente en nuestro país.
Con Jorge Pereyra al frente, en cambio, los comunistas argentinos que veníamos reclamando un Congreso Extraordinario del PC y que pronto refundaríamos Nuestra Palabra y fundaríamos el PCCE, seguíamos con expectativa los acontecimientos de Venezuela. Y no nos cupieron dudas de su carácter popular y antimperialista cuando en 1994, tras ser liberado, Hugo Chávez fue invitado a dar una Conferencia sobre Bolívar en la Universidad de La Habana y fue recibido con honores por el Comandante en Jefe Fidel Castro en persona, en el Aeropuerto Internacional José Martí.
El 6 de diciembre de 1998, Hugo Chávez fue electo presidente con el 56,5% de los votos y asumió el 2 de febrero de 1999, hace 20 años.
Ese mismo año convocó a referéndum para reformar la Constitución, elección de Asamblea Constituyente y nuevo referéndum que aprobó la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela por amplísima mayoría del voto popular.
Y se desplegó la larga marcha de la Revolución, librando múltiples batallas democráticas en lo político, económico y social. Lo que llevó al imperialismo norteamericano y la derecha local a dar el Golpe de Estado del 11 de abril de 2002, que tuvo secuestrado al presidente Chávez hasta que la movilización popular y la lealtad del grueso de las fuerzas armadas lo restituyeron en el gobierno en la madrugada del 14 de abril.
La Revolución siguió su marcha con más profundidad. Se avanzó con las nacionalizaciones de los recursos naturales y de numerosas empresas, se multiplicaron las Misiones educativas, sanitarias, de vivienda, se avanzó en la construcción de poder popular, se consolidó política e ideológicamente la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y se conformaron las Milicias Populares Bolivarianas, todo en beneficio del país y su pueblo.
Llegaría luego aquel 5 de noviembre de 2005, en el que Hugo Chávez proclamó: “¡ALCA, al carajo!”, y junto a Néstor Kirchner y Lula, le dijeron que no a George W. Bush y a aquel engendro imperialista en la IV Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata.
Ningún venezolano como él, después del Libertador Simón Bolívar, hizo tanto por la independencia de Venezuela y la integración de la Patria Grande.
En 2007 lanzó su propuesta de avanzar a la construcción del socialismo en el siglo XXI. Y así, luchando por la Revolución, contra el imperialismo y por el socialismo lo alcanzó la muerte. Luchó hasta su último aliento, y dejó como su sucesor al camarada Nicolás Maduro, digno y leal heredero político del “Comandante Eterno”.
A Maduro le toca hoy enfrentar la más brutal agresión imperialista y de la contrarrevolución interna que no dejan de hostigar a la Revolución Bolivariana y Chavista, tratando de destruirla. Pero el pueblo trabajador y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, con el liderazgo de Maduro, seguirán haciendo honor al legado de Chávez. ¡Hasta la victoria siempre!