Las implicancias y derivaciones de la denuncia de un productor agropecuario, acerca de los “aprietes” a que fuera sometido para declarar en la causa de las fotocopias, fue la punta de un iceberg que tras un allanamiento sorpresivo a la vivienda del supuesto “agente de la DEA” D’Alessio, destapó una olla podrida que atraviesa al Poder Judicial y más precisamente a la Justicia Federal.
El fiscal Stornelli se ha negado a concurrir a indagatoria solicitada en dos oportunidades, así como a entregar su celular para peritarlo, lo que lo expone -de reiterar su actitud- a ser declarado en rebeldía y conducido a prestar declaración por la fuerza pública.
Aquello que en un principio aparecía como una más de las operaciones para involucrar a CFK en las múltiples causas con que Bonadío intenta dar rienda suelta a su encono personal contra ella, revelaba los hilos que movían las marionetas.
La presentación del Juez Federal de Dolores Ramos Padilla ante la Comisión de Libertad de Prensa del Congreso permitió que los ciudadanos de a pie podamos vislumbrar toda la basura que son capaces de concentrar periodistas, fiscales, jueces, ministros y diputadas. Y puso de manifiesto la gravedad institucional de los ilícitos que se investigan.
Lejos de las performance de Napoleón Solo e Ilya Kuriakyn que nos atrapaban en los 60 y 70 del pasado siglo y sus “operaciones” en el marco de la Guerra Fría, nuestros 007 ilegales, a las órdenes de la principal potencia extranjera (o más de una) constituyeron una red de espionaje paraestatal con anclaje en las altas esferas de la Justicia Federal.
Se les escapó de las manos la existencia de un Juez que, al decir de Mauricio Macri, ya se había “mandado unas cuantas”. Lejos de asustarse por las consecuencias, Ramos Padilla ordenó indagatorias y solicitó a la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires el peritaje de la innumerable cantidad de documentos secuestrados en los teléfonos y las computadoras del encartado D’Alessio. Envió documentación a la Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia y se presentó en la Cámara de Diputados a brindar detalles de la pesada investigación en curso. La contundencia de su testimonio obligó a la Bicameral a citarlo a su seno, acción que estaba dispuesta a obviar para salvar la ropa de los mencionados en los audios.
Durante su presentación, Ramos Padilla, quien en su momento fuera abogado del CECIM La Plata e hijo del primer juez federal que declaró nulas las Leyes de Impunidad, se refirió a la descalificación intentada por la inefable Carrió acerca de ser un juez militante. Afirmó que sus convicciones lo han llevado a participar en las marchas en homenaje a nuestros desaparecidos y en actividades de los Ex Combatientes, causas que considera una parte de la defensa del sistema democrático en la Argentina. También refirió el peligro que entraña que sea informado a través de la red del pajarito los momentos en que está fuera de su Juzgado y no cuenta con custodia y la falta (común a toda la Justicia) de elementos tecnológicos de última generación, lo que retrasa la obtención de miles de documentos y pruebas alojadas en computadoras y celulares.
Las actividades “extracurriculares” del superagente de Stornelli alcanzan a Venezuela, Uruguay e Irán para favorecer intereses de los EE.UU. e Israel en la región y son alimento para el lawfare con que nos envenenan a diario.
La extorsión como parte del proceso de búsqueda de imputaciones abandona las sombras, alcanza a la opinión pública y se desnuda frente al pedido de juicio político al magistrado.
El jueves 21, multitudinarias marchas de apoyo a su actuación fueron realizadas en Tribunales, en Dolores y en otras ciudades del país profundo que empieza a despertar de su letargo y, es de esperar, a cuestionarse si las verdades que le venden en la tele o en los diarios son tan verdaderas.