Por Rodolfo G. Módena
El 20 de junio es una de las fechas patrias más caras al sentimiento y la conciencia nacional, humanista y revolucionaria.
Este día los argentinos conmemoramos el paso a la inmortalidad histórica del General Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, creador de nuestra Bandera y uno de los más grandes próceres de la Revolución de Mayo y de nuestra Primera Independencia, acaecido el 20 de junio de 1820, a la edad de 50 años.
Esto casi todos lo sabemos, y digo casi, porque el actual Presidente de la Nación Argentina parece desconocerlo, o acaso despreciarlo. Es que este 20 de junio, Mauricio Macri no participó del tradicional Acto oficial por el Día de la Bandera en el Monumento de Rosario, sino que se reunió con un grupo de niños -llevados al efecto- en el Club Ciclón de la Zona Sur rosarina. Lo cual no sería nada grave, si no fuera porque nada dijo a los niños de la fecha, ni de la Bandera, ni de Belgrano, sino que dedicó sus palabras a un público allí inexistente para atacar y descalificar a un dirigente del movimiento obrero y, más allá de la persona, al conjunto de la clase trabajadora argentina.
Las palabras de Macri no iban dirigidas a los niños, sino a conformar al núcleo duro de su electorado gorila, a las clases dominantes, al FMI, la oligarquía y el imperialismo. Macri volvió a demostrar, una vez más, su total desprecio por la clase obrera, por el pueblo y por la Patria, y encima, por los niños llevados como extras de su montaje neoliberal y su ruindad de clase. Es por ello que esta nota, además de homenajear la memoria de Manuel Belgrano, adquiere el carácter de desagravio a la misma y al pueblo trabajador argentino.
Es que Manuel Belgrano es sinónimo de Bandera, de Patria, de Independencia. Ejemplo de entrega por la causa revolucionaria, espíritu de sacrificio, honestidad y dignidad patriótica.
Belgrano representa las antípodas del actual inquilino de la Casa Rosada, entreguista, farsante, neoliberal y personero de la Dependencia.
Entretanto, también en Rosario, cuna de nuestra Bandera, la compañera Cristina Fernández de Kirchner presentaba su libro “Sinceramente” en un salón Metropolitano colmado (3.200 personas) y con 30.000 compañeros más, reunidos en el Parque Scalabrini Ortiz, siguiendo la presentación por pantallas gigantes.
Allí, Cristina reiteró su amor por su “Prócer preferido” y criticó seriamente las políticas antinacionales y antipopulares de Mauricio Macri. Reivindicó el espíritu del Bicentenario y preguntó: “¿Por qué nadie dice que a Macri lo maneja Christine Lagarde?”.
Su renovada confesión de amor por Belgrano, dicho con gracia libre (“Yo hubiera sido la amante, a lo mejor, qué sé yo, no sé. Pero algo con Belgrano hubiera tenido…”) así como su pregunta certera sobre la relación de Macri con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, han sido el mejor homenaje a este Día de la Bandera, al Prócer de la Revolución de Mayo y héroe de la Guerra de la Independencia.
Los comunistas argentinos, inspirados en el espíritu de Mayo, en el espíritu del Bicentenario y en la memoria de Manuel Belgrano, alzamos las banderas de la más amplia unidad para derrotar al neoliberalismo en las urnas, con el Frente de Todos y la fórmula presidencial Fernández-Fernández.
Y más allá, como siempre, por la unidad obrera y popular, por el frentismo de liberación nacional y social, por la revolución interrumpida: la Segunda y Definitiva Independencia, en el camino argentino al socialismo.