Más que sacarle fondos a la Ciudad Autónoma, el Presidente recuperó para la Provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, los fondos de coparticipación que le corresponden tras el arrebato macrista de 2016. Dinero que sirve para infraestructura en una provincia endeudada por cuatro años de Vidal.

Cuando el presidente Alberto Fernández dijo el pasado 28 de agosto en Santa Fe, durante el acto de firma del Acuerdo Federal de la Hidrovía Paraguay-Paraná, que “esa maravillosa ciudad que es Buenos Aires, es al mismo tiempo una ciudad que nos llena de culpa, de verla tan opulenta, tan desigual y tan injusta con el resto del país”, y afirmó que siempre soñó con el momento en que este distrito le devuelva al resto del país todo lo que este le dio, anticipó de alguna manera lo que iba a venir: la modificación en la coparticipación federal que supone recomponer en forma parcial la inequidad de recursos entre las jurisdicciones que conforman la Argentina.

La extorsión policial disfrazada de protesta por mejoras salariales que intentó poner en vilo la democracia y trajo los fantasmas más oscuros de la historia reciente de la región, precipitó la firma del decreto de necesidad y urgencia que establece la transferencia de un punto de la coparticipación federal desde la Capital Federal a la Provincia de Buenos Aires. Se trata de una restitución, ya que Macri le regaló a la jurisdicción más opulenta durante su mandato, exactamente 10,6 veces más de lo que necesitaba para los gastos del traspaso de la Policía Federal. La medida, entendida en su convulsionado contexto político, parece confirmar la clásica frase de Marechal de que “de todo laberinto se sale por arriba”.

La provincia de Buenos Aires debería recibir una proporción de la coparticipación mucho mayor que la que está recibiendo, ya que la que entra en vigencia sigue siendo levemente inferior a la que tenía a comienzos de una época tan lejana como la década del setenta, y que fue disminuida por un régimen inicialmente “transitorio” instaurado en 1988, durante el gobierno de Alfonsín. Desde esos tiempos hasta hoy, la Provincia requiere una capacidad de infraestructura acorde al crecimiento demográfico que afrontó (en el uno por ciento de su superficie viven dos tercios de su población, concentrando casi el 40% de la población total del país).

Desde fines de los ochenta hasta la actualidad, hubo más de un acuerdo fiscal que cambió levemente la composición tributaria de la coparticipación, pero fue en el año 2016 uno de las modificaciones más alevosas en cuanto a su inequidad, cuando la Nación, entonces presidida por Mauricio Macri, renunció a parte de sus recursos para entregárselos (con la justificación del traspaso de la Policía Federal) al gobierno porteño. Sin embargo, el monto otorgado superaba con creces el necesario para solventar los gastos propios del traspaso: se estima que entre 2016 y 2019 fueron transferidos a CABA unos 127.000 millones de pesos más que los necesarios para ese fin, ya que del total de la masa coparticipable, la Ciudad Autónoma pasó de recibir el 1,40% al 3,75%.

El método de la coparticipación federal, que consiste en que una porción de los fondos tributarios recaudados por Nación (a través de impuestos como el I.V.A. y Ganancias, o de las retenciones a la exportación) se repartan por las provincias en tiempo real, no se efectúa entre ellas en proporción a lo que producen, sino que se adopta un criterio redistributivo, según el artículo 75 de la Constitución Nacional, que establece un reparto equitativo de la renta federal. Pese al cacareo del alcalde porteño, que buscará la anulación del DNU por parte de la Corte Suprema de Justicia, la modificación (que obtuvo además el apoyo de diecinueve gobernadores) no supone un cambio traumático en las finanzas del distrito más rico del país: mientras que para provincias como Misiones o La Rioja, la coparticipación representa el 90% de sus ingresos, en el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el peso de la coparticipación representa solo un 26,68 por ciento.

Se trata de poner sobre la mesa los privilegios de la porción de territorio donde se concentra la mayor riqueza y la parte de población con mejor capacidad contributiva. Históricamente, los intereses de la ciudad-puerto fueron opuestos a los de un país federal. En la capacidad de torcer ese rumbo también se juega la posibilidad de construir un país para todos.

QUÉ ES LA COPARTICIPACIÓN

Consiste en que una porción de los fondos tributarios recaudados por Nación (a través de impuestos como el I.V.A. y Ganancias, o de las retenciones a la exportación) se repartan por las provincias en tiempo real. No se efectúa entre ellas en proporción a lo que producen, sino que se adopta un criterio redistributivo.

LA COPARTICIPACIÓN DEL MACRISMO

Se estima que entre 2016 y 2019 fueron transferidos a CABA unos 127.000 millones de pesos adicionales, ya que del total de la masa coparticipable, la Ciudad Autónoma pasó de recibir el 1,40% al 3,75%.

LA NECESIDAD DE MÁS PRESUPUESTO PARA PBA

La provincia de Buenos Aires debería recibir una proporción de la coparticipación mucho mayor que la que está recibiendo, ya que requiere una capacidad de infraestructura acorde al crecimiento demográfico que afrontó (en el uno por ciento de su superficie viven dos tercios de su población, concentrando casi el 40% de la población total del país).

LAS PALABRAS DE AXEL

“Cuando recibo recursos los tengo que poner en cloacas, pavimento, en rutas que quedaron sin mantenimiento, dar luz. Si uno mira los gastos en la Ciudad, hacen tachos de basura de determinado tipo… No es una crítica, pero la comparación es elocuente. Lo judicializan porque ante la sociedad no lo pueden discutir.”