Por Rodolfo G. Módena

Este 3 de junio cumple 90 años el querido Comandante de la Revolución Cubana, Raúl Castro Ruz.

Raúl es el hijo menor de siete hermanos, entre ellos Fidel. Y decimos todo en tiempo presente porque Raúl vive, y Fidel también.

Sus vidas están indisolublemente unidas, desde la infancia familiar en Holguín, sus luchas estudiantiles en Santiago de Cuba, hasta el Asalto al Cuartel Moncada, la prisión batistiana, el exilio en México, la expedición del Granma y la Sierra Maestra; desde la victoria revolucionaria de 1959 a la construcción del socialismo en las barbas del imperio, y a las nuevas victorias cubanas en estos tiempos de pandemia.

Raúl Castro es aquel mismo joven militante de la Juventud Socialista, organización juvenil del Partido Socialista Popular, como se llamaba el Partido Comunista de Cuba desde 1939, el mismo partido fundado por los inolvidables Carlos Baliño y Julio Antonio Mella en 1925, el mismo refundado tras la Revolución y la unidad de sus fuerzas, en 1965.

Raúl, el compañero de la inolvidable Vilma Espín, el camarada y amigo del Che, el Comandante del Segundo Frente Oriental “Frank País” y sus notables victorias revolucionarias de 1958. El General de Ejército y ministro a cargo del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) desde 1959 a 2008, cuando es electo Presidente del Consejo de Estado y de Ministros de la República de Cuba por la Asamblea Nacional del Poder Popular, relevando a Fidel, hasta el 2018, cuando es relevado por el camarada Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Raúl, el Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista (1965/2011) y Primer Secretario (2011/2021). El que conduce la transición generacional revolucionaria plasmada en el reciente VIII Congreso del PCC, reunido en La Habana entre el 16 y el 19 de abril de 2021.

Raúl Castro Ruz, Héroe de la República de Cuba (1998), Secretario General del Movimiento de Países No Alineados (2008/2009), Presidente de la CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (2013/2014).

Dice Raúl en su informe de apertura al VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba: “El partido único siempre está en el foco de las campañas enemigas para impulsar la sacrosanta democracia burguesa y aplicar la política de divide y vencerás. La unidad ha sido nuestra arma fundamental para enfrentar las amenazas. Esta unidad debe cuidarse con celo y jamás debe aceptarse la división: ese sería el primer paso para destruir el socialismo y la independencia nacional”.

Y dice Miguel Díaz-Canel Bermúdez en su discurso de clausura: “El VIII Congreso concluye y no dudo en calificarlo como histórico. Es un hecho. Al margen de nuestras emociones y sentimientos por la historia viva y el liderazgo invicto de los que hoy traspasan responsabilidades y obra a nuestra generación, hay una trascendencia imposible de soslayar: La Generación del Centenario del Apóstol, guiada por Fidel y Raúl a lo largo de más de seis intensas décadas, puede declarar hoy, con dignidad y orgullo, que la Revolución Socialista que hicieron a solo 90 millas del poderoso imperio, está viva, actuante y firme, en medio del vendaval que estremece a un mundo más desigual e injusto, después del derrumbe del sistema socialista mundial. Y esa generación puede decir mucho más. Puede afirmar que la Revolución no termina con ella, porque logró formar nuevas generaciones igualmente comprometidas con los ideales de justicia social que tanta sangre ha costado, de los mejores hijos de la nación cubana”.