OEA – ALBA – BRICS y G7

Cumbres y lucha de clases

Por Rodolfo G. Módena

Nuevos y auspiciosos vientos soplan en el mundo, pero el imperialismo norteamericano se resiste a aceptar su pérdida de hegemonía y el actual proceso de reconfiguración del orden mundial basado en la multilateralidad. Es que lo que para la mayoría de los pueblos y naciones son vientos, para el yanqui son borrascas.

Mientras la realización de la IX Cumbre de las Américas de Los Ángeles sigue debatiéndose entre el bochorno y el fracaso, demostrándose una vez más que Estados Unidos ya no es capaz de hacer lo que quiere en el continente, este 27 de mayo en La Habana acaba de celebrarse la XXI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) para repudiar a los Estados Unidos por su pretensión de excluir a Cuba, Nicaragua y Venezuela de la cita continental: “Esa decisión unilateral constituye un grave retroceso histórico en las relaciones hemisféricas que ofende a los pueblos latinoamericanos y caribeños” .

Cabe recordar que el ALBA, (integrada por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Granada, Nicaragua, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y Venezuela) nació en 2004 como respuesta a la iniciativa imperialista de la Alianza de Libre Comercio de las Américas (ALCA), aquella que fuera derrotada contundentemente en la II Cumbre de las Américas, aquel histórico 5 de noviembre de 2005 en Mar del Plata, de la mano de la determinación patriótica de Néstor Kirchner, Lula Da Silva y Hugo Chávez, que la mandaron “ALCARAJO”.

Por otra parte, ante la insistente negativa de la administración Biden, la Argentina -que ejerce la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) – impulsa la idea de realizar una reunión con los miembros presentes de ese bloque regional para fijar posición al respecto en la misma Los Ángeles. Sin embargo, acostumbrado a los virajes erráticos, Alberto se desdice de la iniciativa y designa a Gustavo Beliz, el funcionario del gobierno más cercano a los intereses de Estados Unidos, para hacerse cargo de los asuntos de la Cumbre.

Entretanto, el presidente recibió en la Casa Rosada a Christopher Dodd, asesor especial del Gobierno de EE.UU. para la Cumbre de las Américas, y en quien Biden confió la tarea de asegurar la participación de los mandatarios de la Argentina, Brasil y México, los tres países más grandes de la región. Estados Unidos ha tenido “una política difícil” con Donald Trump, “y no cambió demasiado con la nueva gestión respecto a Latinoamérica”, le dijo el mandatario argentino a Dodd, y afirmó sentir “vergüenza” que “haya un bloqueo de seis décadas a Cuba y de cinco años a Venezuela”.

Este mes (el 24 de junio) tendrá lugar en Beijing la Cumbre de Jefes de Estado del BRICS (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica), el nucleamiento de las cinco economías emergentes más importantes del mundo, a la que Argentina ha sido invitada por Xi Jinping a participar de manera virtual. La invitación de Xi es sumamente importante sobre todo por el interés de la Argentina de ingresar al foro, una postura que Alberto Fernández transmitió oficialmente durante su visita a Beijing de principios de febrero. La posibilidad de sumar al país al bloque fue un objetivo que persiguió con fuerza el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

“Los BRICS son para mi país una excelente alternativa de cooperación frente un orden mundial que viene funcionando para el beneficio de unos pocos”, señaló recientemente Alberto Fernández. “Los BRICS son, sin dudas, un grupo de países determinantes para el desarrollo económico mundial”, subrayó y, en ese sentido, evaluó que “la estabilidad macroeconómica mundial y el crecimiento económico pasa y pasará cada vez más por este grupo de países”. Si está tan claro como el agua, es de esperar una política más decidida y menos ambivalente de parte del gobierno nacional.

Tres días después de la cumbre virtual de los BRICS, Alberto Fernández asistirá a la cumbre del G7 que se realizará el 27 de junio en Baviera, Alemania. El mandatario argentino fue invitado por el canciller socialdemócrata alemán Olaf Scholz, quien preside el G7, grupo que reúne a las principales potencias económicas occidentales (Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos) más Japón.

En dicha cumbre, como es obvio, el tema central será el conflicto desatado por la OTAN entre Rusia y Ucrania, en el que todos los países del G7 condenan a Rusia, y Argentina les hace vergonzoso coro. No se puede estar bien con Dios y con el Diablo.

En nuestra nota anterior hacíamos referencia a una cita del portavoz de la cancillería china que debía ser muy tenida en cuenta por nuestro gobierno. Aquella cita, con otras palabras, tiene su antecedente en otra del geopolítico y militar del imperio ruso Alexei Yedrikhin (Vandam), refiriéndose a Gran Bretaña, en tiempos de la Primera Guerra Mundial: “Solo puede haber una cosa peor que la enemistad con el anglosajón: la amistad con él”. 

Más aún cuando hoy, estamos tratando con el mayor genocida del siglo XX y lo que va del XXI: el imperialismo yanqui. El mismo que aún nos sigue mostrando su carácter putrefacto y el odio que lleva en su seno, con la reciente seguidilla de matanzas racistas.