ALEGATO DE CFK
Contra el lawfare y el odio fascista
El viernes 23 de septiembre, luego de que el abogado de la vicepresidenta, Carlos Beraldi, en su alegato de defensa, desarmara una por una las acusaciones de la fiscalía en la denominada causa “Vialidad” -en la que se la acusa a Cristina de formar una asociación ilícita desde la presidencia-, la compañera decidió cerrar su defensa ella misma desde su despacho en el Senado. Comenzó felicitando a sus abogados por cómo desmontaron -durante mas de dieciséis horas de alegato- todas las ilegalidades del caso y las mentiras fabricadas por la fiscalía, a la vez que realizó un pedido para que se extraigan testimonios de todo el juicio y así comenzar una acusación formal de prevaricato contra los fiscales. “Quedaron a la luz del día las arbitrariedades que se han cometido en este juicio”, afirmó con contundencia CFK al comienzo de su elocución, empezando por la evidente amistad entre los fiscales y jueces con Mauricio Macri, con quien se reunían de forma periódica en su quinta a jugar al futbol y al paddle. En ese marco, habló de la doble vara del Poder Judicial y recordó como en el pasado ella fue enjuiciada por una supuesta reunión en la Casa Rosada con el juez Casanello, que finalmente fue desestimada por haberse tratado de un invento por parte de un testigo trucho. En aquel entonces el escándalo fue total pero en este caso, con reuniones y amistades evidentes con el jefe de la oposición, fiscales y jueces se lavaron las manos con total impunidad, mientras los medios normalizaron la situación.
Mentiras y omisiones
Una de las irregularidades más claras es que la causa vialidad es una copia de otro juicio previo contra CFK en la que ya fue sobreseída. Toda la base del caso y la mayoría de las supuestas “pruebas” fueron traídas y replicadas de aquella vieja causa. La fiscalía, además de copiar, agregó una catarata de especulaciones, mentiras y frases dignas de un show de teatro payasesco. Una de las más grotescas fue inventar -en base a una llamada del corrupto José López que ni siquiera nombra a Cristina- un supuesto encuentro secreto entre la entonces presidenta y el empresario de la construcción Lázaro Baez. La vicepresidenta dejó en evidencia a Luciani (que se agarraba la cabeza de la vergüenza) demostrando, mediante un video, que ella realmente se encontraba ese día dando un discurso político en Bariloche, Rio Negro, y no en una reunión secreta en Santa Cruz, como agitaba convencido el fiscal. Ante esto, hizo hincapié en la inexistencia de llamadas entre ella y López y la omisión del fiscal respecto a los cientos de llamados entre éste y los empresarios macristas, Nicolás Caputo (“hermano de la vida” de Macri) y Eduardo Gutiérrez, del Grupo Farallón.
Una clase magistral
Luego de dejar en evidencia las mentiras y fabulaciones de Luciani, Cristina, con la Constitución y los códigos procesales en la mano, le propinó a la fiscalía una clase magistral de abogacía y ordenamiento jurídico, demostrando la inviabilidad e ilegalidad de este juicio ante el sistema jurídico argentino. “Por empezar, la acusación de Luciani y Mola viola el artículo primero de la Constitución que dice que Argentina adopta como su gobierno la forma representativa, republicana y federal”, remarcando que la causa de la fiscalía se sobrepone al resto de los poderes del Estado. Les recuerda que tanto el presupuesto como las leyes y decretos relacionados a las obras públicas fueron aprobados y ratificados por el Poder legislativo y, de existir una asociación ilícita encabezada por el Poder ejecutivo, se debería considerar a todo el Congreso de la Nación como parte de la misma, incluso caerían adentro de la asociación ilícita la gobernación y el legislativo provincial de Santa Cruz en su conjunto. Además, bajo la lógica de la acusación, todos los actos realizados durante los 12 años de kirchnerismo serían nulos. “Llegaríamos al ridículo de que el fiscal Luciani no podría ser fiscal porque su nombramiento lo firmé yo, la jefa de la asociación ilícita”, argumentó la compañera.
Lawfare y magnicidio
Este caso de lawfare se podría considerar, a la fecha, como una más de las tantas causas fabricadas por el Poder económico, los medios concentrados y el Partido judicial. Sin embargo, entendemos que es parte de una construcción mayor que busca generar un clima específico de odio fascista hacia Cristina, ytambién hacia el conjunto del campo nacional y popular. La conexión entre el lawfare, la violencia reaccionaria y el intento de magnicidio es evidente. La conducta del Poder Judicial “da permiso para pensar y hacer cualquier cosa. Esto crea un clima. Nadie puede pensar que esa banda tuvo la autoría intelectual de lo que hicieron. Las personas que están detenidas, sus abogados defensores eran asesores de un senador de la Nación (macrista), alguien que se sienta a 20 metros mío. Su asesor defiende a quien me quiso matar”, manifestó Cristina y consideró que se encuentra en un estado de indefensión muy evidente. Lo que da a entender la compañera en su alegato es que hay que desentrañar, no tanto los denominados “discursos de odio”, sino mas bien las construcciones de odio que vienen de larga data.
TEXTUALES CFK
- “Escuchamos al fiscal Luciani en una de sus intervenciones artísticas, grandilocuentes, decir que habían traído una prueba que nunca se había discutido, que era el teléfono del ex Secretario de Obras Públicas, José López, que lo habían traído del juicio en el cual había sido condenado por los 9 millones de dólares. Bueno… ¿qué nos dijo el fiscal Luciani en un ejercicio histriónico?, que había estado durante meses mirando las 9 mil fojas de llamadas de teléfono, que había controlado 26 mil llamadas y que entonces había encontrado las CUATRO llamadas que demostraban la familiaridad con que se manejaba el Secretario López con el señor Báez y… bueno, pasó por alto las más de CUATROCIENTAS llamadas del señor Caputo, el hermano de la vida del ex Presidente Macri. Se ve que se le pasó. O la del empresario Carlos Gutiérrez, ambos asiduos visitantes en Los Abrojos (propiedad de Macri), la misma quinta en la cual un señor juez integrante de este tribunal y el fiscal juegan al futbol. Estamos, creo yo, ante un claro caso de prevaricato.”
- “La acusación del fiscal Luciani y Mola viola el artículo 1 de la Constitución Argentina que ‘adopta como su gobierno la forma representativa, republicana y federal”. Este orden no es intercambiable. Primero el gobierno del pueblo: es representativa. La gente elige los gobiernos. Los tres gobiernos, el que le toco encabezar a Néstor y los dos que me tocó encabezar a mí, fuimos elegidos por el pueblo, no podemos ser nunca una asociación ilícita. Pero, además, el fiscal no se queda con eso, no, va por más y dice que “no existe ningún fundamento jurídico que les impida a los jueces llevar a cabo una revisión de los actos POLÍTICOS de los restantes poderes del Estado. La teoría de las cuestiones políticas no judiciales atenta contra el orden democrático’. Bien, o sea que, en la división republicana del Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial, el Ministerio Público Fiscal se arroga una supremacía sobre los otros dos poderes. Osea que ustedes, Gorini, Giménez Uriburu, Basso, Luciani, todos ustedes ¿son más que la representación que tenemos nosotros?, ¿son mucho más ustedes que nosotros y pueden juzgar absolutamente todos los actos?”
- “Esta asociación ilícita no tiene ni pies ni cabeza, pero fundamentalmente es profundamente inconstitucional, profundamente anti republicana y profundamente anti federal. Supongamos que el Código Penal, éste que tengo acá, atrapó a tres gobiernos constitucionales y dice que los tres gobiernos constitucionales son asociaciones ilícitas. ¿Y entonces qué pasa con todo lo acontecido durante 12 años de gobierno en la República Argentina?. Porque si aplicamos el derecho penal lo tenemos que aplicar completo, esto es como…nadie puede estar medio embarazada. O estás embarazada o no estás embarazada. Bueno, si esto es capturando por el derecho penal argentino quiere decir que todos los actos de las asociaciones ilícitas son ilegítimos. Es más, llegaríamos al ridículo que el fiscal Luciani no podría estar en esta causa porque no es fiscal, su ingreso se lo firmé yo, la jefa de la asociación ilícita. ¿Se dan cuenta? ¿Se dan cuenta todos y todas adónde vamos cuando agarramos de los pelos y retorcemos códigos, leyes y borramos con el codo lo que escribimos con la mano y viceversa? Al desastre que hoy tenemos en la Argentina.”
- “La verdad es que hasta el primero de septiembre de este año yo pensaba que esto era para estigmatizarme a mí y al peronismo como siempre han hecho. Pero me doy cuenta que este juego que han hecho ustedes -que es el de estigmatizar-. Fíjese, doctor Gorini, que ustedes dicen que soy jefa de cinco asociaciones ilegítimas diferentes. O sea: me están juzgando por cinco asociación ilícita en cinco juicios diferentes. Dijeron además que yo había hecho un Memorándum con Irán para ocultar o para encubrir a los autores del atentado de la AMIA. Yo siempre pienso, un pibe, una piba… un pibe judío, una piba judía que escucha que la presidenta de su país hizo un acuerdo con Irán para encubrir el atentado. Ese pibe de 20 años, de 22 años ¿qué sabe que yo en los años 90 fui la única legisladora de este bendito país que como integrante de la comisión de seguimiento de la investigación de los atentados de la embajada y de la AMIA, denuncié lo que era un juicio amañado y de encubrimiento que, finalmente, los que encubrían estaban ahí en Comodoro Py también?”
- “Cuando el fiscal Luciani terminó su alegato tan histriónicamente ese día con pantalla partida (eso no es responsabilidad de él claro ¿no?), pero con pantalla y la puerta de mi casa. Fíjense que la única puerta que se conoce en la República Argentina es la de Juncal y Uruguay. Ahí mismito, ahí mismito donde me quisieron pegar el tiro. Ese día el fiscal terminaba su histriónico alegato y sabemos ahora, por las noticias que aparecen todos los días en los medios de comunicación con los mensajes que intercambiaban quienes formaban parte de la banda de autores materiales, lo tengo clarísimo eso. Nadie puede pensar que esa banda planificó o ideó la autoría intelectual de lo que me hicieron. Pero la verdad, el intercambio de esos dos jóvenes, cuando terminó el fiscal Luciani dijo: ‘Ahhh, se les acabó la joda’. Esto es crear un clima también, en el que se ha contribuido cuando hablaban de las ‘tres toneladas de pruebas’. No, no eran tres toneladas de prueba, se vio en el juicio que no había tres toneladas de prueba. Lo que sí hay en la vida de los argentinos, y especialmente en la mía, son 30 toneladas de tapas de Clarín. No tres toneladas, 30 toneladas deben ser de tapas de Clarín, de La Nación y de algunas otras revistas semanales donde se va creando y se va estigmatizando a una persona que, no por casualidad, es mujer.”
- “La Argentina así no sale con esta Justicia, con este Poder Judicial. Y que terminen con eso de la impunidad. ¿Qué impunidad? ¿Yo impunidad? Tengo cinco causas de asociación ilícita. Si quieren mirar por impunidad miren para otro lado porque, la verdad, yo me siento muy en estado de indefensión, muy intranquila. Los jueces que me juzgan a mí, ustedes, los que están en la Casación, algunos, el fiscal, otro integrante de este tribunal, son amigos y jugaban al fútbol en la quinta de Macri. Otros jugaban al paddle con Macri en Olivos o lo iban a a visitar asiduamente a Olivos o a la Casa Rosada. Las personas que están detenidas y lo que yo considero el jefe de la banda, de esta banda pequeña, material… sus abogados defensores son asesores de un senador de la nación. Alguien que se sienta a 20 o 30 metros mío. Su asesor defiende al que me quiso matar. Y sí, yo me siento un tanto en estado de indefensión con este país y con este Poder Judicial. Seguramente que sí. ¿Cómo se sentiría usted doctor Gorini (juez de la causa) si le pasara lo mismo que a mí, que alguien que intentó matarlo, los defensores de ese que intentó matarlo, son legisladores peronistas? Imagínense por un instante nada más, porque yo siempre creo y siempre recomiendo a todos que se pongan en el lugar del otro. Por eso acuñé esa idea de que la patria es el otro. No solamente por una cuestión de conmiseración, de solidaridad, sino de ponerse siempre en el lugar del otro. Ayuda a resolver mejor las cosas, sobre todo cuando se tiene tanta responsabilidad.”