SALARIOS
Inflación y puja distributiva
Mientras el PIB del país continúa en alza y los balances de las grandes empresas no paran de crecer -en base a la remarcación especulativa de precios-, los trabajadores continuamos luchando para que los salarios dejen de perder poder adquisitivo. Con un gobierno centrado en estabilizar la macroeconomía, reducir el déficit fiscal y acumular reservas, se calcula que este año el margen de participación del capital frente al trabajo creció en el 70% de los sectores, principalmente en monopolios y particularmente en el sector alimenticio. Según el Indec, la participación de las ganancias empresarias en el primer trimestre de 2022 llegó al 47,8%, 1,1% más que el año pasado, 3,8% más que en 2019 y 5,6% más que en 2016. Es decir, durante todo el gobierno de Alberto Fernández, el gran capital viene ganando participación en la renta total a costa de los ingresos de los trabajadores asalariados, cuentapropistas y pymes. Poniendo unos ejemplos recientes, en base a datos oficiales, desde principios de este año el precio de los fideos y del aceite creció 26 puntos por arriba de los salarios; los huevos lo hicieron en un 40%; la harina un 25%; el pollo un 10% y el pan un 7%. En tanto, según la Unión Argentina de Salud (UAS), los incrementos en los medicamentos por parte de los laboratorios durante el segundo cuatrimestre del año fueron cercanos al 50%, casi duplicando la inflación promedio en ese lapso. En sintonía, un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) remarca como grandes monopolios como Aluar, Ledesma, Molinos Río de la Plata, Arcor, La Anónima, Clarín, Techint, Tecpetrol y Pan American Energy, mejoraron enormemente sus tasas de ganancia en un contexto de caía salarial. Las primeras cuatro mostraron un aumento promedio de facturación del 18,5% medido en dólares, mientras que sus costos laborales caían un 16,7%. En cuanto a La Anónima, cuyo dueño Federico Braun bromeaba sobre como remarcaba precios todos los días, incrementó sus ganancias un 142% en los primeros seis meses del año. Es más que evidente que esta “inercia inflacionaria” actual, a diferencia de otros momentos históricos, poco tiene que ver con variables como el déficit fiscal o el tipo de cambio, sino mas bien con la capacidad de los sectores concentrados de la economía de obtener rentabilidad a costa de los salarios y no en base a la inversión productiva.
PARITARIAS Y LUCHA POR EL SALARIO. Como era de esperar, con un gobierno negado a tomar iniciativas firmes y contundentes, el accionar de remarcar precios de forma especulativa terminó por destruir todos los acuerdos iniciales entre sindicatos y patronales, dando lugar a revisiones y reaperturas de paritarias cada vez más frecuentes. Todos los acuerdos de principios de año -que rondaban entre el 60% y 70% de aumento- hoy comenzaron a reabrirse con pisos cercanos al 100%, aunque por ahora solo unos pocos sindicatos están logrando estos aumentos. Incluso la paritaria de los trabajadores de YPF, que en su momento fue la más alta -del 80% anual más un bono de cien mil pesos- quedaría corta. En cuanto a los gremios que estarían cerrando buenos acuerdos, tenemos al de Sanidad (en la rama laboratorios), encabezado por Héctor Daer de la CGT, que para fin de año superaría el 100%; el Sindicato del Seguro, liderado por Jorge Sola, que alcanzaría un 109,7%; el bancario, con Sergio Palazzo a la cabeza, que superaría el 100%; o el gremio del Neumático (Sutna), que luego de seis meses de conflicto consiguió duplicar el monto ofrecido a 63% con cláusula gatillo, que permitirá que los sueldos no caigan en términos reales. Mientras tanto, la próxima paritaria fuerte que se viene es la de Camioneros, que encabezan Pablo y Hugo Moyano, quienes están exigiendo un aumento del 100% además del ya acordado en abril del 31%. Es decir, están peleando por un aumento anual de 131%, además de un posible bono. Con esto vemos la importancia de tener sindicatos fuertes para que la puja distributiva no termine beneficiando solo a los dueños del capital. El problema es que sin un gobierno popular decidido a apoyar estas luchas, el resto de los sindicatos y trabajadores no sindicalizados, difícilmente consigan ganarle a la inflación. Además, sin una política que ataque el problema de la remarcación de precios, de nada servirá finalmente firmar paritarias del 100% para que al poco tiempo vuelvan a quedar cortas. Hasta ahora los salarios siguen estando, en términos reales, un 2% por debajo de los que dejó Macri a fines de 2019 y un 25% por debajo de los que dejó la compañera Cristina a finales de 2015. Mantener una macroeconomía equilibrada y estable no es suficiente; tampoco lo es cambiar ministros sin cambiar las políticas.