UN MUNDO EN CRISIS
Ucrania, un año de conflicto
La guerra en Ucrania es el primer cuestionamiento a nivel militar al orden internacional dominado por la hegemonía estadounidense, es el reto más importante al mundo unipolar post Guerra Fría y representa un quiebre en el orden internacional. China y Rusia concentran recursos de importancia estratégica: desde sustancias farmacéuticas esenciales para la producción de medicamentos, a las tierras raras, el cobalto, el litio y el uranio y concentran la producción de dos bienes centrales a todas las cadenas de valor global: los productos energéticos en el caso de Rusia, y los semiconductores en el caso de China.
La República Popular China ha hecho público un plan para la solución de la guerra en Ucrania. El documento sostiene que “las sanciones unilaterales no pueden resolver la cuestión, solo crean nuevos problemas. De igual forma, pide que los países relevantes dejen de abusar de ellas y de la jurisdicción de armas largas”. En otro de sus puntos afirma que: “Todas las partes deben apoyar a Rusia y Ucrania para que trabajen en la misma dirección y reanuden el diálogo directo lo antes posible, a fin de desescalar gradualmente la situación y, en última instancia, alcanzar un alto el fuego general”. Asimismo, demandó a Estados Unidos abandonar su política exterior de hegemonía e intimidación. La respuesta de Washington fue desautorizar la propuesta y lanzar amenazas sobre el gigante asiático.
Por su parte, Putin dio un paso decisivo en su relación con la OTAN y el gobierno norteamericano: anunció el despliegue de nuevo armamento nuclear listo para el combate; suspendió la participación rusa en el acuerdo de no proliferación de armas nucleares y advirtió que, si los Estados Unidos inician pruebas nucleares, Rusia hará lo mismo. En paralelo, el canciller ruso, Sergei Lavrov, convocó a la embajadora norteamericana en Moscú y la alertó respecto a que el envío de armamentos, inteligencia y tropas a Ucrania implica una interferencia directa en la guerra y será objeto de legítimas represalias.
Otro de los objetivos de la guerra es la conquista de la economía europea, especialmente la de Alemania, por los yankis. Las sanciones económicas contra Rusia y la destrucción terrorista de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 lograron poner fin al abastecimiento de gas y petróleo ruso barato, sustituyéndolo por petróleo y gas natural licuado norteamericano, mucho más caro. Esto ha precipitado la crisis energética y la desindustrialización en Europa.
A raíz de las sanciones, el gobierno ruso facilitó precios de descuento para sus productos energéticos a todos los países dispuestos a comerciar. Con ello logró subvertir los canales tradicionales de abastecimiento mundial de gas natural y petróleo, consolidar su alianza política y económica con China y la India y compensar las pérdidas de mercados en Occidente con un incremento enorme de sus ventas a estos dos países y al resto de Asia. De esta manera logró que no se afectaran sus ingresos por exportación, ni su economía en medio de un mundo que se precipita hacia la recesión.
Las sanciones económicas a Rusia y el asedio a China son parte de la pugna de los EE. UU. por redireccionar las inversiones y el comercio internacional, pero también están en la base de un nuevo sistema de transacciones financieras y comerciales que opera al margen del dólar y se basa en monedas locales. Una estrategia que Putin y Xi Jinping vienen forjando en su apuesta al fortalecimiento del mundo multipolar y debilitando la hegemonía económica del imperialismo en el plano global.
No se avizora un final del enfrentamiento por los intereses en juego: una larga guerra en Ucrania busca aislar a Rusia y desangrarla mientras se cierra el cerco sobre China. Mientras tanto, Rusia continúa consolidando su avance militar en Ucrania y se aboca a la consolidación de su estructura productiva aumentando la capacidad industrial, la inversión estatal en infraestructura, vivienda, salud y educación. Putin comenzó a implementar una economía de guerra: la producción para el frente se incrementó y se han puesto en marcha nuevas plantas industriales. El esfuerzo de guerra rusa va ahora en esa dirección y tiene el apoyo de la mayoría del pueblo.