Inflación, salarios y pobreza
Un nuevo repunte inflacionario arrojó la medición de 6,6% mensual en febrero, la más alta desde el 7,4% de julio del 2022. El sector de mayor aumento provino de alimentos y bebidas no alcohólicas de un 9,8%, y dentro de éstos, fue la carne, la leche y derivados de ambos los principales responsables, debido a la sequía y el incremento de los costos para alimentar a los animales. Los productos de consumo de las mayorías son los que más aumentaron, la canasta básica alimentaria (que engloba gastos elementales para distinguir entre indigencia y pobreza) aumentó mucho más, un 11,7% mensual (batiendo récord desde la salida de la convertibilidad en 2002), por lo que si una familia de cuatro integrantes ganó menos de 80.483 pesos, es indigente. Y si ganaron menos de 177.063 pesos mensuales, es pobre.
Salario Mínimo en nivel de indigencia
El Salario Mínimo, Vital y Móvil fue de 67.743 pesos en febrero, en niveles de indigencia. Representa un 38% de los necesario para superar la pobreza.
Se consolidó la tendencia desde el 2015 al empobrecimiento de los trabajadores. La mediana de las remuneraciones de los asalariados privados está 12 puntos por debajo de lo necesario para no ser pobre (CEPA).
Con estos datos se reunió el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil, pero ni con el “diario del lunes” lograron un aumento que supere a la indigencia; ya que lo llevaron a 80.342 pesos mensuales para abril. Luego subirá a 84.512 pesos en mayo y 87.987 pesos en junio. La nueva convocatoria del Consejo será el próximo 15 de julio.
Para compensar esta penosa negociación y lograr algo que supere a la inflación, el ministro del Interior, Wado De Pedro propuso una “suma fija”, propuesta que desde presidencia desestimaron inmediatamente alegando que cada sector tiene sus “particularidades”.
La cifra influye en los no registrados, dónde impacta indirectamente como referencia: el 36,8% cobra menos que un Salario Mínimo, y se duplica en el caso de las empleadas de casas particulares. Otro caso de influencia es en las jubilaciones mínimas, que no pueden ser inferiores al 82 por ciento del salario mínimo vigente. También en los “Potenciar Trabajo” donde más de un millón de personas cobran un 50 por ciento del salario mínimo.
El capital sigue ganando terreno
Continúa la distribución regresiva del ingreso: en los meses posteriores a la firma del acuerdo con el FMI, los trabajadores asalariados resignaron 2,2 puntos porcentuales del PBI en sus ingresos mientras que “las formas no asalariadas” de ingreso sumaron 1,7 puntos adicionales. En el mismo período, el excedente de explotación bruto, equivalente a las ganancias empresarias, se incrementó en 3,5 puntos porcentuales.
La caída en la participación de los salarios se eleva hasta 4,5 puntos porcentuales mientras las ganancias escalan 4,2 puntos porcentuales.
Traducido a valor de dólar oficial, implican una transferencia de recursos equivalente a U$S 20.250 millones (alrededor del doble si se lo tomara al valor del dólar paralelo), de los cuales U$S 19.191 millones fueron a la rentabilidad empresaria y el resto al Estado por la vía de la reducción de los subsidios (IPyPP).
Ese proceso de apropiación regresiva del valor agregado de la economía se dio en el marco de un crecimiento económico. Pero en realidad el mayor crecimiento encontraría su fundamento principal en la sobreexplotación de la mano de obra.