G20 Y G77 + CHINA
Dos cumbres y un eje común
Durante los primeros días de septiembre se realizó en Nueva Delhi (India) la Cumbre del G20. Se desarrolló en el marco de fuertes disputas atravesadas por el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, y la permanente pulsión de fuerzas entre los Estados Unidos y la República Popular China. El presidente de la República Federativa del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, asumió la presidencia pro-témpore del bloque de países, recuperando el destacado rol global de la nación latinoamericana tras el penoso y dramático paso de Jair Bolsonaro. En el cierre de la Cumbre, Lula sostuvo: “No podemos dejar que cuestiones geopolíticas secuestren la agenda de discusiones del G20. No nos interesa un G20 dividido. Necesitamos paz y cooperación en vez de conflicto”. Las prioridades de la agenda brasileña en el G20 fueron tres: la lucha contra la desigualdad y el hambre, el combate al cambio climático y la reforma de las instituciones de gobernanza internacional. Sobre el último punto de la agenda, Lula insistió en su llamado a que más países integren el Consejo de Seguridad de la ONU y que las naciones en desarrollo tengan más voz en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. El tema que dominó la agenda de Lula en la cumbre de India fue el llamado a la acción contra el cambio climático, con la advertencia de que el mundo enfrenta una “emergencia climática sin precedentes”.
Pese a la fuerte presión de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, estos no lograron incluir en la declaración final una condena explícita a la Federación Rusa por el conflicto bélico con Ucrania. Meses atrás también habían fracasado en el intento en el contexto de la Cumbre entre la Unión Europea y la CELAC. En el párrafo dedicado a Ucrania, el escrito indica que “todos los Estados deben abstenerse de recurrir a la amenaza y el uso de la fuerza para ir contra la integridad territorial y la soberanía o la independencia política de cualquier Estado”. No hubo ninguna mención directa a Rusia ni se condenó el conflicto, contrariamente a la declaración del G20 en Indonesia el año pasado.
Con escasos días de diferencia, se realizó en La Habana (Cuba) la Cumbre del G77 + China, que agrupa a un numeroso conglomerado de países emergentes. En sus palabras de cierre del evento, el primer ministro de Cuba, Manuel Marrero Cruz, agradeció a nombre del pueblo y del Gobierno cubanos las expresiones de rechazo al bloqueo de Estados Unidos contra la isla, así como la solidaridad y el apoyo a Cuba.
Previamente, las delegaciones habían dado su consentimiento para adoptar la declaración política de la Cumbre del G77 + China, con 47 tópicos, como resultado de un proceso de negociación intergubernamental. El texto destaca los desafíos que ha generado el actual orden económico internacional y alerta sobre la necesidad de realizar una reforma en la estructura financiera global, desde un enfoque más inclusivo y coordinado. “Subrayamos la urgente necesidad de una reforma integral de la arquitectura financiera internacional y de un enfoque más inclusivo y coordinado de la gobernanza financiera mundial, con mayor énfasis en la cooperación entre los países, incluso mediante el aumento de la representación de los países en desarrollo en los órganos mundiales de toma de decisiones y formulación de políticas”, indica el documento.
Asimismo, la declaración rechaza a la imposición de leyes y regulaciones extraterritoriales, así como toda forma de medida económica coercitiva, incluidas las sanciones unilaterales contra los países en vías de desarrollo, e insta a su eliminación con carácter urgente. “Subrayamos que tales acciones no solo socavan los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, sino que constituyen un serio obstáculo para el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación y la plena consecución del desarrollo económico y social, en particular en los países en desarrollo”, enfatiza el informe.
De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, a la Cumbre asistieron más de 1.300 participantes de 116 naciones y 12 organizaciones y agencias del sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU). El magno evento de La Habana contó con la participación de 31 jefes de Estado y de Gobierno, 12 vicepresidentes y otros altos representantes gubernamentales.