AEROLÍNEAS ARGENTINAS

En la picota neoliberal

Las políticas económicas de la administración PRO persiguen la decisión de entregar la soberanía nacional en casi todos los órdenes productivos. Aerolíneas Argentinas no está exenta de ser víctima de estas prácticas del neoliberalismo.

Agitando como siempre, mintiendo como de costumbre, Dietrich y el propio presidente de la Nación aluden permanentemente a la financiación estatal de las operaciones de la línea aérea de bandera para ocultar que sistemáticamente sus medidas tienden a la entrega de los cielos argentinos a empresas aéreas “low cost”, cuyos pergaminos de operación aérea dejan bastantes dudas acerca de la seguridad de los pasajeros.

El mayor exponente de estas fallas es Fly Bondi, que desde el inconveniente con sus motores en el vuelo inaugural, no ha dejado de protagonizar incidentes, algunos graves y otros hasta risueños, donde el principal perjudicado es el pasajero. Eso sin contar con la entrega de un aeropuerto “internacional” que no cesa de causar molestias a los ciudadanos que habitan en su ruta de salida y llegada.

Pero volviendo a Aerolíneas. Una vez más, el neoliberalismo avanza en el desguace y liquidación de nuestra línea de bandera. Desde el inicio de la gestión del actual gobierno y a través del inefable Lopetegui, todas las decisiones acerca de las rutas aéreas fueron tendientes a convertirla en una línea de cabotaje que abandonara permanente y paulatinamente sus rutas internacionales más rentables a favor de compañías internacionales, al tiempo que se abre a la competencia desleal y a precios de dumping entregando la conectividad territorial del cabotaje.

Tucumán y Córdoba subsidian el déficit de compañías privadas en detrimento de la operación de Aerolíneas, se desarticularon los puentes aéreos diseñados por Mariano Recalde, que permitían conectar localidades sin necesidad de pasar por Buenos Aires, se persigue a trabajadores con relevante experiencia en la línea aérea buscando permanentemente la des sindicalización de los trabajadores para tratar de emular las políticas en ese sentido implementados por LAN y otras compañías, para poder recortar derechos adquiridos, intentando con moderado éxito criminalizar las protestas y exaltar los ánimos de los pasajeros para generar disturbios.

Las casi 400 suspensiones de trabajadores de la empresa por realizar asambleas en sus lugares de trabajo es una más de las medidas arbitrarias del gobierno que, al igual que en tantos órdenes de su accionar, decide pasar por encima de las leyes y hasta de la propia Constitución para lograr sus fines espurios.

En el sentido de vaciar la empresa avanza entre el elenco gubernamental la idea de vender (seguramente a precio vil) la flota de aviones Embraer incorporados en los últimos años del gobierno de Cristina.

El tan cacareado déficit anual de Aerolíneas sería cubierto con sólo un día de los intereses que se pagan por la operación de las LELIQ, invento de la bicicleta financiera para vaciar los bolsillos de los ciudadanos de pesos y contener la escalada devaluatoria resultado de la mala praxis económica de esta administración, sin necesidad de recurrir a operaciones político mediáticas para desprestigiar a los trabajadores.

Al igual que en los 90, va creciendo la consigna “Aerolíneas somos todos” que plantó cara al neoliberalismo y que no cesó hasta conseguir la decisión soberana de la recuperación de nuestro querido Cóndor para llevar lo más alto posible la celeste y blanca sobre nuestros cielos y los del mundo.