Mientras el imperialismo incrementa su accionar criminal con guerras y bloqueos por doquier, la República Popular China se dispone a derribar la unipolaridad de Estados Unidos mediante la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
El presidente de la República Popular China y Secretario General del Partido Comunista de China, Xi Jinping, comenzó una gira por diversos países del globo para profundizar la cooperación internacional y romper el cerco imperialista que dificulta el desarrollo económico de la amplia mayoría de los pueblos del mundo. De eso se trata la Iniciativa de la Franja y la Ruta (o Nueva Ruta de la Seda), una propuesta del Partido Comunista de China, bajo el liderazgo del camarada Xi, para construir una red comercial y de infraestructuras que conecten al mundo entero.
Esta iniciativa ya fue firmada por decenas de países, la mayoría de ellos de Asia, aunque cada vez son más los que se incorporan. El último caso fue el de la República de Italia, destino del presidente chino el 21 de marzo pasado. Allí acordaron, junto con el presidente de ese país, Sergio Matarella, y el primer ministro, Giuseppe Conte, la incorporación de puertos italianos a la iniciativa de la Franja y la Ruta. La economía de Italia, pese a su gran tamaño, se encuentra en una situación de estancamiento desde hace años y completamente subordinada a los intereses de las economías alemana y estadounidense. La Unión Europea, regida por el neoliberalismo, solo está beneficiando a unos pocos países y clases sociales minoritarias dentro del bloque. Por eso esta adhesión es de suma importancia, ya que deja en una posición de debilidad al imperialismo europeo, encabezado por Alemania, pero también al estadounidense, que se encuentra en plena guerra comercial con China.
Así se explican los desesperados manotazos “proteccionistas” de Trump y de Merkel contra China. En 2018, EE.UU. comenzó a aplicar una serie de aranceles leoninos contra varios productos provenientes del país asiático, en especial contra el acero; mientras que Alemania aprobó un plan que dificulta (y en algunos casos impide) la entrada de empresas estatales chinas en el país germano. El bloqueo y la campaña de desprestigio imperialista contra la empresa china Huawei también se enmarca en esta guerra.
China está demostrando a escala planetaria que las empresas estatales pueden ser muchísimo más productivas que las multinacionales privadas y ese es el gran terror de la gran burguesía imperialista. Su miedo es que otros países intenten imitar el modelo económico soberano de China Popular donde el mercado convive con la planificación central y, por ejemplo, según la revista Fortune, de las 50 corporaciones más grandes y productivas de China, el 72% son estatales, el 18% mixtas, el 8% privadas y el 2% cooperativas.
La “Franja y la Ruta” también es clave para el desarrollo de Latinoamérica, ya que los gobiernos populares podrían desprenderse de las garras de EE.UU cuando este nos bloquea y nos impone sanciones. Esta iniciativa es, en las actuales condiciones, lo más cercano al planteo de Fidel cuando se refirió a la necesidad de derrotar a la globalización neoliberal y construir un mundo multipolar como camino hacia una globalización de la solidaridad. “La Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda pertenece al mundo entero y su desarrollo va más allá de regiones, fases de desarrollo y civilizaciones”, explicó Xi cuando la propuso en el 2013. Significa un avance de suma importancia en la actual etapa de la lucha de clases y una oportunidad para los pueblos en vías de desarrollo.