EL GOBIERNO A LA DERIVA

Milei a los botes

Catorce meses bastaron para que comenzara a implosionar la política económica del gobierno de la Libertad Avanza. El rechazo social (que desde la estafa de las cripto en adelante no detiene su curva ascendente) es un condicionamiento de peso que estuvo ausente durante el primer año de Milei al frente del Ejecutivo. Hace pocas semanas, Cristina advirtió que se había dado vuelta el reloj de arena. No se equivocó. El criminal despliegue represivo que Bullrich implementó en el marco de las protestas en defensa de los jubilados (y que puso en riesgo la vida de Pablo Grillo) está destinado a generar miedo y desmovilización en un contexto crítico para el gobierno. El efecto fue el contrario, puesto que miles y miles de compatriotas colmaron la Plaza de los Dos Congresos frente a la embestida oficial. 

La tablita cambiaria de Caputo (que establece una devaluación del 1% por ciento mensual) ya no va más. El gobierno tiene que afrontar cuantiosos vencimientos de deuda este año y no cuenta con los dólares suficientes. Las reservas del Banco Central son negativas, con una sangría cotidiana que busca sostener el tipo de cambio frente a la presión de exportadores que impulsan una devaluación, y también de quienes la están juntando en pala con la bicicleta financiera (dólar barato y tasas de interés positivas en pesos). A esta altura resulta una verdad de perogrullo, pero el asunto es que si el gobierno no devalúa va a un default, y si devalúa estalla por los aires el chamuyo de la inflación a la baja, con la posibilidad de que lleguen en muletas a las elecciones de medio término. Esto explica la desesperación por el ingreso de fondos vivos del FMI, que podrían dilatar por algún tiempo un final ya anunciado. Esos 8.000 millones de dólares que prometió Kristalina Georgieva se van a perder en la canaleta de la fuga y la timba financiera, parafraseando a un dirigente radical hoy resguardado en el ostracismo. El problema es que esta nueva deuda va a recaer (una vez más) sobre el lomo de nuestro pueblo, que todavía hoy está pagando la campaña electoral de Macri en el 2019. 

Cae a mínimos históricos el consumo de carne, también de la leche; el costo de los servicios públicos equivale a una tercera parte de los salarios; la industria y la actividad manufacturera se hunden y caen miles de puestos de trabajo todos los meses; en estado de negación, el gobierno informa una caída de 15 puntos de la pobreza en el segundo semestre de 2024. Aunque a ojos vista resulte un absurdo, incorporemos un elemento: la canasta que mide el INDEC no considera los gastos de alquiler, aunque el 40 por ciento de la población no cuenta con techo propio. Tal vez apremiada por esta realidad (cómo saberlo) la conducción de la CGT se dispuso a convocar a un paro general para el 10 de abril, previo acompañamiento de los jubilados el día anterior. El escenario se compone entonces de tres factores determinantes: crisis económica y financiera, debilidad política y creciente conflictividad social. El desafío se centra en cómo poner de pie una alternativa que represente los intereses del campo nacional y popular, que a su vez se exprese con fuerza de cara a la disputa electoral que ya tiene señal de largada conforme a los desdoblamientos definidos en varias provincias.

Es en este contexto que el gobierno, en tándem con la mafia judicial, reactiva el hostigamiento y persecución contra la compañera Cristina con la amenaza latente de proscribirla con cárcel e inhabilitación para ejercer cargos públicos de por vida. Con fines distractivos, pero fundamentalmente para correr de la cancha al principal liderazgo en términos estratégicos de nuestra Patria. En una reciente entrevista, Álvaro García Linera sostuvo: “Hay que abandonar la ilusión de que la gente no va a aguantar. La gente no aguanta cuando, además de tener un deterioro de sus condiciones de vida, hay una esperanza por la cual vale la pena unirse, reunirse, gastar tiempo, caminar, marchar y protestar”. A la luz de esta lúcida definición, de la prioridad de construir con lucha y organización un horizonte político en favor de las mayorías, es que resulta tan difícil de asimilar la discusión planteada en el seno de nuestro espacio político en la provincia de Buenos Aires, donde es imperioso comprender que la confrontación con el enemigo principal debe contar con Axel y con Cristina. Si no se resuelve correctamente esa extraña disputa en el principal distrito político nacional, ese puede ser el principal motivo que le dé sobrevida a este gobierno cipayo.

El último 24 de marzo cientos de miles se movilizaron en las principales ciudades del país por memoria, verdad y justicia, pero también como respuesta a las permanentes provocaciones de Milei y compañía. Hay cuestiones que nuestro pueblo no está dispuesto a tolerar, no solo por lo que pasó hace 49 años, sino de cara al futuro. Lo mismo sucede con la causa Malvinas, a cuya soberanía no renunciamos y ni renunciaremos. Más temprano que tarde, esta tragedia se va a revertir. Nuestra tarea, la de los militantes, sigue siendo acumular y organizar las fuerzas necesarias que nos permitan resistir y luchar por los cambios de fondo que nuestra Patria necesita.