EL AJUSTE SIN FIN
El precio del dólar llega a las góndolas
La drástica devaluación desató un nuevo descontrol de precios de los bienes de consumo masivo. Durante los primeros días de septiembre las empresas que cubren entre el 60 y 70 por ciento de la oferta en las góndolas presentaron nuevos precios con aumentos exorbitantes. Lo que se traduce en un aumento de la pobreza y la indigencia.
La devaluación del peso argentino, que supera el 102% desde inicios de año, es la más grande del mundo. La corrida cambiaria no se frena, y el precio del dólar se fue a las nubes. En unas pocas semanas el peso se devaluó más de un 40% y solo en los últimos días un 20%. La inflación es otra cucarda que lleva con orgullo el gobierno del ajuste. La variación interanual del IPC (Índice de Precios al Consumidor) se posiciona en 31,2%, mientras que en Turquía la inflación es del 15,8%, en Sudáfrica es del 5% y en Brasil del 4,5%.
El macrismo también se lleva los laureles en cuanto al endeudamiento externo. Argentina ha sido el país que más se ha endeudado en el mundo este último período, y el que más fondos le debe al FMI. El país está atravesando una gravísima crisis con consecuencias de magnitud para el pueblo y la economía real. La desregulación de los mercados financieros, junto al nuevo ciclo de endeudamiento externo son los fundamentos de la situación actual. Las vidas de millones de argentinas y argentinos están afectadas por esta realidad. Todos los días sus ingresos se encogen y sus vidas se pauperizan.
La escalada del dólar afecta los precios de los bienes masivos. Suben los bienes importados, los alimentos y las bebidas, le siguen los combustibles y luego vendrán las tarifas de los servicios públicos y el transporte. A esta altura, la inflación calculada para todo 2018 (42%) parece quedarse corta. Mientras tanto, los salarios nacieron anémicos y día a día vemos cómo se licuan nuestros ingresos. Medido en dólares, el salario mínimo y medio de la economía argentina ha retrocedido escandalosamente. Tanto es así que el gobierno apuesta a obstaculizar el alza de precios gracias a la caída generalizada en las ventas de todos los rubros. La inflación crece al ritmo de la rapiña de los poderosos sobre los ingresos y las riquezas del pueblo (como el PBI que se afanaron entre timba y fuga, con el dólar a 40 la deuda estaría llegando al 90% del PBI), la pauperización de sus vidas colabora a que este infierno no se recaliente más rápido y más fuerte todavía.
En 2001 el salario mínimo estaba en 259 dólares, cae a 69,9 dólares con la devaluación de Duhalde, y se empieza a recuperar para llegar a 280 dólares en el año 2006. En 2015 llega a 537 dólares para caer de forma notable a 399 dólares en el 2016, con la Alianza Cambiemos en el gobierno. En 2018 nuevamente en una caída a 228 dólares en septiembre, ubicándose por debajo del nivel de 2001. Solamente entre marzo y junio de este año la cantidad de trabajadores expulsados (registrados y en el sector privado) asciende a 96.138
¿Y el esfuerzo de los que más tienen? Bien gracias. No se ajusta a los exportadores, ni al campo, ni a los fugadores seriales. Tampoco sobre el pago de intereses de la deuda: para 2019 el gobierno espera pagarles a los acreedores 600.000 millones de pesos en intereses de la deuda. Ahí va parte del “ahorro” en salud, educación y jubilaciones, etc. Lo que te sacan en derechos va a las arcas del FMI y los poquísimos amigos del poder.
Los aumentos de precios anuncian un piso de 6% de inflación para este mes. El kilo de pan está llegando a los cien pesos y un litro de leche ya cuesta casi 50 pesos. Miles de familias no pueden acceder a los alimentos básicos. Precios Cuidados, que Macri se encargó de discontinuar, es reflotado como la solución. El programa, sin embargo, comienza con el “pie derecho”: la proporción de productos vinculados a alimentos y bebidas es menor a la de 2015, muchos de los productos líderes fueron reemplazados por segundas marcas; además, los bienes que reingresan al programa ya vienen con el aumentazo incluido.
Así como las retenciones no son retenciones, más bien un gesto para la tribuna, Precios Cuidados se funda en el descuido de la canasta básica alimentaria de todas y todos.
NUEVO GOLPE AL BOLSILLO
- En ocho meses la Canasta Básica aumentó alrededor del 31% y la inflación de agosto trepó al 4,3 %. Si los aumentos continuaran, a fin de 2018 el incremento total estaría cercano al 44%. Con subas lideradas por transporte y alimentos y bebidas, los precios acumularon un aumento del 24,5 por ciento durante los primeros ocho meses del año y arrojan un alza del 34,1 % frente al mismo mes de 2017.
- Después de los alimentos, el mayor rubro en relevancia fue Salud, donde se computaron subas de 6,2 por ciento de la mano de las prepagas y los medicamentos. El aumento de las cuotas de la medicina prepaga autorizada para octubre es del 8 por ciento. Acumula en lo que va del año casi un 30%.
- Transporte y Comunicaciones registró un aumento del 7 por ciento. El incremento en los peajes desde que asumió María Eugenia Vidal va desde el 150 al 170 %. El costo de mantener un vehículo aumentó hasta un 55 % en el último año.
- El promedio de aumento de los 50 remedios más consumidos por los adultos mayores entre 2015 y el mes pasado fue de 157,8 %, pero en algunos casos llegan hasta el 364,7 %. Si se toma la última semana de agosto hasta el 4 de septiembre el promedio de precios aumentó 5,5 por ciento, mientras que el promedio de los diez que más aumentaron alcanzó el 11,2 por ciento.
- Educación y Equipamiento del Hogar subieron, por su parte, 5,4 por ciento. Vivienda trepó un 4,5 por ciento impulsada por subas en la electricidad.
- El salario real retrocedió en agosto 8,3 por ciento frente al mismo período de 2017, la caída interanual más profunda en dos años. Desde que asumió el gobierno de Cambiemos la capacidad de compra de los asalariados registra una caída del 11,7 por ciento.