A pocas semanas del golpe de Estado pro imperialista en el hermano país, el gobierno de facto de Añez busca “legalizar” la situación, mientras que el Movimiento al Socialismo se reagrupa para una nueva etapa de lucha en medio de masivas movilizaciones populares.
Una vez cumplido el principal objetivo del imperialismo, el derrocamiento del compañero Evo Morales, el gobierno de facto ingresó en una nueva fase en donde busca legitimarse institucionalmente. La fórmula sería través de unas elecciones amañadas, digitadas y con amplios sectores políticos y sociales proscriptos. Este escenario fue planteado luego de las multitudinarias manifestaciones populares en contra del golpe, en especial en toda la región andina, que dejaron un saldo de casi 40 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos en menos de un mes. Con el ejército y la policía reprimiendo y persiguiendo dirigentes del MAS con total impunidad, y las manifestaciones populares sin una dirección centralizada, la resistencia contra el golpe enfrenta nuevos desafíos. Esta situación obligó al MAS y a su bancada mayoritaria en el parlamento a buscar una salida electoral negociada en las mejores condiciones posibles, pero sin aceptar la legitimidad del régimen golpista.
La contienda electoral se realizaría, en principio, en marzo del año que viene. Estará por verse si se cumplen las garantías acordadas o no. El MAS podrá presentarse según lo pactado, aunque sin Evo ni García Linera en la contienda. El acuerdo ya fue violado por los golpistas, que continúan cazando a dirigentes del MAS, muchos de ellos preservados en la “clandestinidad”. Desde el campo popular ya se van perfilando varios liderazgos para derrotar al golpismo, como el compañero Andrónico Rodríguez, vicepresidente de las Seis Federaciones Cocaleras del Trópico de Cochabamba; la compañera Adriana Salvatierra, senadora por Santa Cruz de la Sierra; y el ex canciller de Evo, David Choquehuanca. Está claro que Evo tendrá un papel determinante a la hora de evaluar las posibles candidaturas o estrategias a decidir en esta etapa. “Nuestros representantes nacionales y departamentales serán los que llamen a congresos, cabildos y asambleas para elegir los mejores perfiles que se tengan, y encarar las elecciones”, afirmó Eva Copa, nueva presidenta del Senado por el MAS.
Mientras tanto, Evo Morales, que se encuentra exiliado en México, continúa denunciando el golpe y evaluando los próximos pasos a seguir. Para el mandatario no hay ninguna duda que el golpe de estado fue orquestado por el imperialismo, la oligarquía boliviana y los sectores más reaccionarios de la burguesía local. El objetivo último de estos sectores es doble: por un lado, destruir un ejemplo exitoso de crecimiento económico bajo un gobierno socialista; y por el otro, volver a convertir a Bolivia en una neocolonia norteamericana, en donde las grandes multinacionales vuelvan a saquear los recursos naturales del país. Si antes era por el gas y el petróleo, ahora se le suma el litio, un recurso estratégico para el futuro cercano (necesario para la fabricación de autos eléctricos, baterías de larga duración y otros insumos clave) y cuya principal reserva a nivel mundial se encuentra precisamente en Bolivia.
El gobierno de Evo tenía previsto un plan hacia el 2025 en donde culminaría la construcción de 41 plantas industriales para el desarrollo de este recurso estratégico. Para esa fecha Bolivia podría tener la capacidad de definir el precio del litio a nivel mundial. “Algunos países industrializados no quieren competencia”, explicó Evo en una entrevista con el compañero Rafael Correa. Lo que está claro es que, pese al retroceso transitorio que está sufriendo Bolivia, la derecha y el imperialismo no pueden todavía cantar victoria.