EN SU CENTENARIO
Volodia Teitelboim
Hijo de inmigrantes judíos (ucraniano su padre y moldava su madre), a los 16 años, en la escuela secundaria, se incorporó a las Juventudes Comunistas de Chile (JJ.CC.), la heroica y querida “Jota”, llegando a ser Presidente del Centro de Estudiantes de Derecho.
Graduado de abogado, fue periodista, crítico literario, ensayista, poeta y novelista, pero ante todo político. El mismo Volodia diría: “la política era mi mujer legítima y la literatura, mi amante. La amante me rondaba por las noches, pidiéndome cuentas”.
Escribió más de veinte libros, entre los que se destaca “Hijo del salitre”, novela realista que tiene como personaje central al proletariado mismo del norte chileno y al legendario Elías Laferte, líder obrero salitrero y comunista, discípulo y sucesor del también legendario Luis Emilio Recabarren, fundador del movimiento obrero y del Partido Comunista de Chile.
Durante los años cuarenta y cincuenta vivió períodos de clandestinidad, sufrió varios encarcelamientos e integró la Comisión Política del Comité Central del Partido Comunista de Chile desde 1945.
Fue electo Diputado Nacional por Valparaíso (1961/1965) y Senador por Santiago (1965/1973) hasta que el Golpe de Estado fascista de Augusto Pinochet contra el Presidente Salvador Allende y su gobierno de la Unidad Popular lo encontró fuera del país.
Exiliado en Europa, especialmente en la Unión Soviética, condujo el mítico programa “Escucha Chile” que se trasmitía para la resistencia chilena y latinoamericana por Radio Magallanes, desde la frecuencia de onda corta de Radio Moscú Internacional.
Regresó a Chile en 1988 y al año siguiente sucedió a Luis Corvalán como Secretario General del Partido, hasta 1994, año en que lo sucedió en el cargo Gladys Marín.
Gran amigo y camarada de Pablo Neruda, fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura 2002.
Falleció en Santiago de Chile a los 91 años, el 31 de enero de 2008 y su velatorio en el Congreso Nacional fue multitudinario, así como masivo fue su funeral en el Cementerio General de Santiago, donde miles y miles de chilenos lo despidieron entonando las estrofas de La Internacional, vivas a su memoria y al Partido Comunista de Chile.
R.G.M.
