EDITORIAL
EN CAÍDA LIBRE
Una crisis sin fondo
Bastaron unos pocos meses para asistir (una vez más) al descalabro económico y social producido por el neoliberalismo en nuestro país. Así como en los ’90, aunque en un periodo mucho más breve, nuevamente pasó la langosta por la Argentina. El contraste con el pasado reciente (signado por los gobiernos de Néstor y Cristina) es tan estruendoso, que requiere una fina manipulación desarrollada por los medios masivos de comunicación con el objetivo de alterar la conciencia de millones de compatriotas, debilitar la memoria histórica y pretender explicar el desastre actual en función de la “herencia” recibida.
El ejemplo más cercano es el dibujo presentado por el INDEC sobre los datos de pobreza e indigencia. El anuncio de una cifra burdamente sobredimensionada (para simular luego una baja) y con fines electorales, vino acompañado de una absurda ocurrencia del ingeniero Macri: “a partir de ahora acepto ser evaluado”. Lo cierto es que la devaluación del 60 por ciento de nuestra moneda, una inflación que anualizada alcanzará los 50 puntos, la pérdida de un 15 por ciento en el poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones, los tarifazos, los más de 400 mil despidos de trabajadores formales en los sectores público y privado y el desmantelamiento de todo el entramado de políticas de inclusión social han generado, de diciembre a esta parte, 1,5 millones de nuevos pobres en nuestro país.
Mientras los CEOs se golpeaban el pecho por la pobreza de los argentinos, concluía la auditoría que luego de 10 años volvió a hacer el Fondo Monetario Internacional sobre la economía de nuestro país. Los mensajes de amor a la gestión PRO ensalzan una sucesión demoledora de novedades económicas que pintan un panorama verdaderamente desolador. La única preocupación social que supera al devenir de la economía es la inseguridad, hoy en franco desmadre. Clarín la utiliza para desdibujar el ajuste y batir el parche de la represión.
En el mes de agosto se produjo una fuerte caída (del 7,4 por ciento) en el consumo de productos masivos. También en agosto cayó la actividad industrial un 4,4 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, y la actividad económica en general retrocedió un 3,4 por ciento. Un estudio reciente reveló que el 84 por ciento de las PyMES redujeron sus ventas en lo que va del 2016, explicado entre otros factores por el incremento de las importaciones de productos finales en detrimento del segmento de máquinas para la producción (o bienes de capital). En síntesis, esta es la recuperación de la que nos habla la cadena nacional (esta sí de 24 horas) de medios públicos y privados.
En este contexto de agudización de la coyuntura económica y social, resulta irrisorio el culebrón generado entre la CGT unificada y el gobierno nacional por el supuesto bono de fin de año y la exención de ganancias sobre el medio aguinaldo. En este aspecto, creemos que la Marcha Federal trazó un camino y levantó un conjunto de reivindicaciones (en particular la reapertura de paritarias y el rechazo al tarifazo) que debe ser el elemento común que unifique el accionar de todas las centrales sindicales y se exprese en un contundente paro nacional contra la restauración del neoliberalismo en nuestra Patria. Así lo reclaman con creciente fuerza las bases de un sinfín de gremios que atraviesan a todo el movimiento sindical.
El enemigo tiene grandes dificultades para sostener, con un grado de consenso, sus políticas de ajuste. Este comienza a ser un problema de proporciones de cara a las elecciones legislativas del próximo año. Las variantes y combinaciones que van ensayando (más puras de Cambiemos, mezcladas con el “progresismo” neoliberal de Stolbizer, o las que ofrece el sector domesticado del PJ) tienden todas a disputarse el mismo universo social, que se achica de forma sostenida. Tras diez meses de gobierno, sólo un 30 por ciento de la población se considera oficialista, mientras que el 45 por ciento se ubica en la oposición.
El problema mayor para la derecha tiene nombre y apellido: Cristina Fernández de Kirchner. A pesar de los ataques y agresiones permanentes, sigue creciendo su imagen en la consideración popular. De hecho, diferentes encuestas la ubican siempre al frente en el marco de una contienda electoral.
Lo principal sigue siendo el objetivo organizativo, aquello que los comunistas denominamos factor subjetivo. En ese terreno, coexisten diferentes planos de unidad entre sectores y fuerzas heterogéneas que enfrentan un enemigo común, que se identifican con las conquistas alcanzadas durante los últimos 12 años y que deben amalgamarse en el marco de un gran Frente Nacional, Popular y Democrático. Sobre eso machaca Cristina, nuestra conductora. Construir desde abajo, dar la batalla de ideas, esclarecer y desmontar los enfoques reaccionarios que se instalan en el sentido común de las grandes mayorías. La decisión de volver parte de un requisito esencial: construir la fuerza política frentista que nos permita retomar el camino de transformaciones, avanzar hacia cambios estructurales y estar en condiciones de defenderlos en todos los escenarios.