EN LAS PASO
La voz de los agredidos.
Cuando restan sólo algunas semanas para las elecciones primarias, afloran en el gobierno reproches, reclamos y una respuesta ya guionada para “el día después”, que se intensifican en la medida que se consolida una tendencia de repudio al neoliberalismo, que se expresa en particular en la intención de voto en la provincia de Buenos Aires, donde se concentra el 40 por ciento del electorado nacional. Cristina canaliza el descontento frente al ajuste: su voz es la voz de las mayorías agredidas, por eso todos los sondeos (con más o menos diferencias) la ubican al frente. Se preguntan ahora en el campamento de la derecha quién fue el artífice de la “táctica de polarización”, y buscan salir de la encerrona. Pretenden al mismo tiempo (apelando a todo tipo de maniobras distractivas y fuegos artificiales) correr la discusión económica del centro de la campaña electoral, con la cobertura del complejo multimediático.
La pantomima construida en torno al frustrado intento de expulsión del Parlamento del compañero Julio De Vido, la utilización del “Polaquito” o las provocaciones cuidadosamente vertidas por Durán Barba, forman parte del menú ofrecido durante los últimos días. Mientras, el dólar escaló a los 18 pesos y la inflación correspondiente a julio trepa a los 2 puntos. Cayó un 11 por ciento en junio el consumo de energía eléctrica, el consumo de leche es el más bajo en 15 años, las pymes industriales acumulan 21 meses de caída en su producción, y volvieron a proliferar los clubes del trueque en el conurbano bonaerense. De esto se habla abajo, en los barrios, en las fábricas, en la calle. No hay bombas de humo que puedan ocultar los padecimientos que enfrentan día tras día millones de compatriotas.
Es por eso que Marcos Peña ya esbozó el relato que tienen preparado para el 14 de agosto, es decir, piensan manipular el sentido del resultado electoral hablando de una “victoria en la derrota”, especulando con la posibilidad (que ellos propagan) de un triunfo de Cambiemos en el orden nacional, pero eludiendo el terremoto político que supondría una victoria de CFK en la provincia de Buenos Aires. Lo cierto es que no hay que adelantarse, sino militar la campaña con determinación para poner un freno al ajuste, sólo posible si prevalecen las listas de Unidad Ciudadana. No obstante, este tipo de vericuetos discursivos trasuntan el estado de ánimo hoy de la derecha. No lo ayudan además las voces “amigas” que lo caracterizan como un gobierno de transición, incluso si encaran las medidas de fondo que el establishment reclama para después de octubre.
Existen evidentes puntos de contacto con Brasil, donde Michel Temer (que ostenta niveles de rechazo superiores al 90 por ciento de la población) logró aprobar una reforma laboral de signo neoliberal, y empuja ahora una privatización del sistema previsional. Sin futuro político, Temer fue obligado por quienes lo ungieron a allanar el camino para una opción de recambio funcional a la política del imperialismo. Todavía no está escrito el derrotero de Macri, sin embargo el enemigo también baraja diferentes alternativas para garantizar la continuidad del saqueo. Por lo pronto, el gobierno nacional se anotó días atrás una nueva derrota diplomática en la Cumbre del Mercosur, donde una vez más no prosperó el intento por excluir a Venezuela del bloque regional, buscando aislar a la Revolución bolivariana en los momentos previos a la elección de la Asamblea Nacional Constituyente.
El resultado electoral en nuestro país irradiará objetivamente en nuestra región, en un contexto donde los pueblos resisten y acumulan fuerzas para volver a ser gobierno allí donde se produjeron retrocesos temporales. El desafío es llegar a todos aquellos sectores afectados por las políticas de entrega y, en particular, ser capaces de organizar a los miles y miles identificados con el liderazgo de Cristina, que están dispuestos a poner el cuerpo, pero carecen hoy del instrumento organizativo para hacerlo. Los comunistas vamos a contribuir en esa dirección, jugando un rol desde nuestra identidad, sumando por izquierda en todas y cada una de las batallas que tenemos por delante: esto es, frenar al neoliberalismo en octubre y construir la fuerza política frentista que nos permita responder a los objetivos estratégicos del pueblo y la nación argentina.