Por Rodolfo G. Módena
En este nuevo 9 de Julio, Día de la Independencia, nuestra Patria sigue debatiéndose en torno a su contradicción principal de la lucha de clases en el plano nacional e internacional: la contradicción entre Imperialismo o Nación.
Por más que se esmera el imperialismo, con sus usinas ideológicas y comunicacionales de los grandes medios concentrados, en tergiversar la realidad y confundir a la opinión pública con engaños, distracciones y novedosos artilugios lingüísticos, la contradicción principal, eso que ahora denominan “la grieta”, existe objetivamente desde nuestra cuna nacional.
Claro que el imperialismo no es sólo un fenómeno externo, atribuible únicamente al Estado imperialista hegemónico (hoy los Estados Unidos como ayer Gran Bretaña), a las corporaciones transnacionales y organismos de dominación del capital financiero como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, entre otros. El imperialismo tiene un componente interno que es determinante: la oligarquía nativa (ayer la oligarquía terrateniente vacuna y lanar asociada al imperialismo británico como hoy la oligarquía agroexportadora sojera, el capital financiero y los grandes medios de comunicación asociados a los Estados Unidos).
Macri es la cabal expresión política de ese enemigo interno. Aún resuenan, para vergüenza nacional, las palabras de este inquilino indeseable de la Casa Rosada, cuando el 9 de Julio de 2016, en Tucumán, con motivo del Bicentenario de la Declaración de la Independencia, le dijo a su invitado especial, nada menos que el Rey Juan Carlos de Borbón: “Estoy acá tratando de pensar y sentir lo que sentirían ellos en ese momento. Claramente deberían tener angustia de tomar la decisión, querido Rey, de separarse de España”. (Sic)
La angustia de los patriotas, de San Martín, como la de Belgrano, radicaba en la demora y las vacilaciones para declarar la Independencia por parte del Congreso de las Provincias Unidas reunido en Tucumán. En su histórica carta a su amigo y diputado por Cuyo, Tomás Godoy Cruz, del 24 de mayo de 1816, en vísperas del sexto aniversario de la Revolución de Mayo, San Martín afirmaba: “Los americanos de las Provincias Unidas no han tenido otro objeto en su revolución que la emancipación del mando del fierro español y pertenecer a una nación”.
Y advertía e instaba categóricamente en dicha carta: “Ya está decidido el problema de Inglaterra, nada hay que esperar de ella. Ahora bien, ¿cuál es el medio de salvarnos? Yo lo sé, pero el Congreso lo aplicará como tan interesado en el bien de esos pueblos. Resta saber, que si los tales medios no se toman en todo este año, no encuentro (según mi tosca política) remedio alguno. Se acabó”.
La Declaración de la Independencia se aprobó, pero como también advertía el Libertador, los egoísmos y las luchas fratricidas, fomentadas por la diplomacia británica y su lema “divide y reinarás”, llevaron a abortar el impulso revolucionario de Mayo, de Julio y de la Guerra de la Independencia. Así, la revolución interrumpida de la que hablaba Esteban Echeverría, caía bajo el dominio de clase de la oligarquía y del Imperio Británico, tanto que la Generación del 80 como la del Centenario celebraban ser “la joya más preciada de la corona inglesa”.
Luego sobrevendría el cambio de guardia imperialista y los Estados Unidos pasarían a ser la potencia dominante. La historia de los Golpes y del Terrorismo de Estado en Argentina y toda América Latina durante el siglo XX fueron la prueba más atroz de la justeza de aquella advertencia del Libertador Simón Bolívar cuando dijo: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”. Y también: “Jamás conducta ha sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros: ya ven decidida la suerte de las cosas y con protestas y ofertas, quien sabe si falsas, nos quieren lisonjear para intimar a los españoles y hacerles entrar en sus intereses…”.
No dudo que Macri prefiera celebrar el 4 de Julio antes que el 9 de Julio, como celebra un acuerdo desventajoso del Mercosur con la Unión Europea, como vuelve a proponer un tratado de libre comercio con los Estados Unidos, en esencia lo mismo que el ALCA al que derrotamos en 2005 con Néstor, Chávez y Lula.
Este 9 de Julio, nuevamente en Tucumán, Macri no hizo sino reafirmar el rumbo entreguista y vendepatria de su gobierno.
Le toca hoy a la joven Generación del Bicentenario, como antes a los patriotas de Mayo, Julio y la Guerra de nuestra Primera Independencia, como a la gloriosa Generación del 70 por la Segunda y Definitiva Independencia, abordar la batalla de la revolución interrumpida.