La hermana República Plurinacional de Bolivia se prepara para las elecciones generales del próximo 20 de octubre. El Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por el presidente Evo Morales Ayma, se perfila como el gran ganador de la contienda en una Bolivia que crece y se desarrolla.
Tras 13 años de mandato exitoso, el compañero presidente Evo Morales Ayma continúa (y muy probablemente continuará) liderando el ejemplar proceso de liberación nacional que supo sacar a flote a la subdesarrollada y dependiente economía boliviana, y cuyos resultados socioeconómicos pueden ser considerados como los más exitosos en toda la historia del hermano país. Bolivia viene liderando el crecimiento en la región sudamericana desde hace más de 5 años y todo indica que continuará haciéndolo. Tanto los informes oficiales como los internacionales muestran como la economía boliviana se mantiene sólida y con buenas perspectivas a futuro, con un crecimiento del PIB este año en torno al 4%, una fuerte industrialización y un sector financiero en auge (en lo que va del año los depósitos crecieron un 3,1% y los créditos un 10,6%). “Este año vamos a seguir siendo la economía de mayor crecimiento de la región. Nosotros aplicamos un modelo económico diferente. Aplicamos políticas anticíclicas monetarias y fiscales, una activa participación del Estado en la economía, políticas sociales, y una política cambiaria que genera certidumbre a la población y las empresas”, declaró el Ministro de Economía, Luis Arce, en una reunión con periodistas a fines del mes de agosto.
En este contexto es que se realizarán las elecciones del 20 de octubre, en donde el compañero presidente Evo, junto al vicepresidente Álvaro García Linera, aparecen como favoritos en todas las encuestas, seguido por el ex presidente neoliberal Carlos Mesa y el cruceño Oscar Ortiz en tercer lugar. Según la última encuesta del CELAG de agosto, realizada tanto en el campo como en la ciudad, Evo se impondría con el 43% de los votos frente al 25% de Mesa y el 12,8% de Ortiz. La diferencia sustancial con el resto de los candidatos muestra que el actual mandatario mantiene una tendencia de crecimiento en la intención de voto, ya que el 72% de los bolivianos evalúan de forma positiva su gestión (siete puntos más que hace un año). Al mismo tiempo, la misma fuente resalta la predominancia de sensaciones positivas respecto a la situación del país. Un 54% de los consultados dijeron sentir “confianza”, “respeto” y “afecto” hacia la gestión del gobierno. Todo lo contrario a lo que sucede en la Argentina macrista, donde la “angustia” y el “enojo” son los sentimientos mayoritarios. “En Argentina volvió la derecha, volvieron las políticas económicas del Fondo Monetario Internacional y ahora tenemos familiares que están retornando masivamente a Bolivia”, sostuvo Evo en referencia a la situación de nuestro país. “No quisiera que aquí ocurra lo que está sucediendo en la Argentina. Así es el neoliberalismo. Por eso la unidad siempre será el triunfo del pueblo boliviano”, agregó con contundencia.
La derecha pro imperialista boliviana, por su parte, se encuentra desesperada y dividida. Sabe que una victoria popular de Evo es inminente y un sector de la misma ya comenzó a llamar al boicot electoral o a la anulación del voto. Incluso llegaron a acusar a Evo de provocar el incendio de dos millones de hectáreas de selva boliviana (incendios originados en Brasil). A diferencia del país carioca, en Bolivia los focos fueron controlados de forma inmediata gracias a una respuesta rápida del gobierno y con el presidente Evo participando en la primera línea.
“Votar por la derecha es votar por el pasado, entregar nuestras empresas, es otra vez volver a un Estado mendigo, a un pueblo limosnero. Los partidos de la oposición no tienen ningún plan de gobierno”, apuntó Evo. El MAS es el único movimiento político con un plan económico sólido, basado en la práctica de más de 10 años de gobierno, y con una plataforma electoral clara enmarcada en la Agenda Bicentenario 2025. Bolivia continuará por la senda del progreso en base al antiimperialismo, al antineoliberalismo y con una perspectiva de construcción socialista como culminación de su proceso de liberación nacional.