En medio de la lucha contra el bloqueo imperialista y el COVID-19, la unión cívico-militar del país caribeño logró desactivar una incursión mercenaria proveniente de Colombia y digitada desde los Estados Unidos.
Las Fuerzas Armadas Bolivarianas junto con las milicias populares, lograron desactivar una operación mercenaria proveniente de Colombia entre la madrugada del domingo 3 de mayo y la tarde del lunes siguiente. Los mercenarios, entrenados en campamentos en Riohacha, Colombia, no consiguieron sus objetivos y ya son 40 los detenidos al 11 de mayo, además de 8 muertos.
La incursión comenzó con el ingreso de dos lanchas en la región costera de La Guaira, a pocos kilómetros de Caracas. La primera lancha, con 11 mercenarios a bordo (de los cuales 8 fueron abatidos) fue interceptada por las Fuerzas Armadas Bolivarianas (FANB) de forma inmediata, ya que contaban con la inteligencia de antemano, mientras que la segunda consiguió escapar a otra zona costera en el estado de Aragua, a unas dos horas de la capital. Al llegar a tierra, una milicia popular de pescadores consiguió capturar a 8 de los mercenarios colombianos, entre ellos, uno de los cabecillas de la operación y dos norteamericanos (Luke Denman y Airan Seth, ex miembros de las Fuerzas Especiales estadounidenses) que confesaron trabajar para el gobierno yanqui y que el presidente Donald Trump tenía conocimiento del operativo. La incursión se dio a través de un contrato entre la empresa militar Silvercorp y J.J. Rendón, ex asesor del “autoproclamado” Juan Guaidó. El contrato dado a conocer planteaba tres fases: la preparación e ingreso de mercenarios al país, luego la captura o asesinato del presidente Nicolás Maduro, y finalmente el establecimiento de militares de Silvercorp en el país para eliminar y desguazar a las FANB.
La Operación Gedeón, nombre oficial, fue derrotada parcialmente ya que los mercenarios que invadieron eran parte de un plan de mayor envergadura. De ahí las detenciones en los días subsiguientes, llegando a los 40 al 11 de mayo, pero podrían ser muchos más. “El gobierno de Estados Unidos delegó en la DEA y en Silvercorp toda su planificación operativa”, afirmó el presidente Maduro el lunes 4, a la vez que acusó al gobierno de Iván Duque por su rol de facilitador del territorio, además del financiamiento y la logística otorgada por carteles de droga afines al uribismo. Por su parte, el accionar de las FANB fue denominada “Operación Negro Primero” y continúa en pleno desarrollo ya que todavía podría haber más células dormidas o incluso nuevas incursiones.
“Venezuela va derrotando la pandemia pero también derrota al terrorismo que nos envían desde afuera. Trabajando con las dos manos, por un lado atendiendo la salud del pueblo, y con la otra defendiendo la Patria. Siempre le digo al pueblo: frente a las amenazas, calma y cordura, nervios de acero, máxima conciencia y unión cívico-militar-policial.” enfatizó Nicolás Maduro en una rueda de prensa el pasado 10 de mayo.
También contra Cuba
Además de la agresión contra Venezuela, también se registró un ataque contra la Embajada de Cuba en los Estados Unidos. El jueves 30 de abril a la madrugada, un individuo disparó por lo menos 30 veces con una ametralladora al acceso principal de la embajada, provocando daños materiales pero ningún fallecido. Mientras que el gobierno de Trump hizo oídos sordos, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, condenó el ataque y pidió que se investigue. “No olvidamos larga historia de terrorismo contra nuestros diplomáticos. Cuba salva vidas y repudia la violencia y la muerte”, señaló el dirigente cubano.
Estados Unidos se encuentra al borde de un colapso económico como consecuencia de la crisis del neoliberalismo y los efectos de la pandemia del COVID-19. Con más de 80 mil muertos y cerca de 1 millón 400 mil contagiados, se espera para fin de año un derrumbe del PIB solo comparado con la crisis del 30 y una desocupación estimada entre el 12 y el 20%. No hay dudas que este contexto es el que torna al imperialismo más agresivo.