Por Rodolfo G. Módena
El 28 de setiembre de 1960, a menos de un año del triunfo de la Revolución Cubana, cuando arreciaban los sabotajes de bandas residuales de la dictadura batistiana que pretendían minar el terreno para el ataque mercenario que preparaba la CIA, Fidel habló a su pueblo convocándolo a organizarse para la defensa de las conquistas revolucionarias.
“Vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva -dijo Fidel aquel día-. Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo y no saben la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo.”
Esa misma noche se organizaron los primeros CDR y en breve tiempo se convertirían en la más grande organización de masas del poder popular revolucionario.
Jugaron un papel destacado en el desbaratamiento de las redes de apoyo contrarrevolucionario a la intentona imperialista de Playa Girón en 1961, y siguieron creciendo al calor de los valores martianos del amor, el patriotismo y la solidaridad.
Constituidos en cada ciudad, pueblo, barrio, manzana y cuadra de toda Cuba, mujeres y hombres de todas las edades y oficios, vecinos, se organizaron como el más fenomenal ejército civil y social de millones de cubanos y cubanas.
A la heroica tarea inicial de vigilancia revolucionaria sumaron a su actividad la cooperación con la educación y la lucha contra el analfabetismo, el trabajo voluntario inspirado por el Che, organización de actividades patrióticas, protagonismo activo en el área de la salud pública socialista (campañas de vacunación, seguimiento de las consultas y atención primaria de los vecinos, donaciones de sangre, construcción de unidades sanitarias barriales, etc.)
También participan voluntariamente de las zafras de la caña de azúcar, la cosecha del café, del tabaco y otras actividades como reforestaciones y plantaciones de árboles y plantas como embellecimiento y oxigenación de los espacios públicos, etc.
Más recientemente, abordan nuevas actividades nacidas en la toma de conciencia de los últimos tiempos, como la educación sexual, la diversidad y los derechos de género, así como en torno a la cuestión ambiental, la clasificación y reciclado de residuos domiciliarios, la higiene urbana, o la agricultura familiar de autoabastecimiento basada en los principios de la agroecología.
Asimismo, abordan diversas iniciativas culturales como bibliotecas y museos barriales, concursos literarios, diversas actividades deportivas, recreaciones infantiles, fiestas populares y festividades patrióticas.
En el plano del protagonismo político de la democracia socialista, se debaten y se proponen las políticas del gobierno, las iniciativas o reformas legislativas y constitucionales como en pocos lugares del mundo.
Y todo sin olvidar, para que lo sepa el imperialismo, que los CDR mantienen en firme su concepción originaria de vigilancia revolucionaria y de organización del pueblo en armas, de ser necesario.
No todo es perfecto en Cuba, claro, porque en la revolución cubana concebida como proceso vivo y dinámico, siempre hay que perfeccionar la acción basada en la conciencia del pueblo, y una organización de masas de la envergadura de los CDR, con sesenta años de lucha y de trabajo, con más de ocho millones de ciudadanos organizados en más de 133.000 núcleos de base en todo el país, es la más formidable plataforma para el desarrollo del poder popular y del socialismo cubanos.
Siguiendo el legado del apóstol José Martí, el ejemplo inmortal del Comandante Fidel Castro y la guía martiana y marxista-leninista del Partido Comunista de Cuba, de su Primer Secretario Raúl Castro Ruz y del Presidente de la República, compañero Miguel Díaz Canel, los Comités de Defensa de la Revolución están llamados a escribir nuevas páginas de gloria en la historia de nuestra querida y admirada Revolución Cubana.