LUEGO DE LAS PASO

Avanzar con audacia hacia las transformaciones necesarias

Las PASO dejaron en claro la existencia de un enorme malestar en la sociedad. La pérdida del salario, del poder adquisitivo, el aumento de los precios, del costo de vida, la mitad de la población bajo la línea de pobreza, el 51% de inflación interanual, el incremento del trabajo informal, junto con un cansancio y un humor social que viene siendo puesto a prueba por una pandemia impiadosa que se cobró más de cien mil vidas, requiere de una salida política integral y decidida. 

Los logros económicos que el gobierno puede esgrimir son de relativa importancia si no llegan rápidamente a los sectores más vulnerables, quienes fueron el blanco de la política neoliberal de la alianza Cambiemos y votaron al FdT con la esperanza de cambiar su situación. La insistencia del equipo económico de mantener el equilibrio fiscal y tener como único horizonte las variables de la macroeconomía parecen más guiadas por las condiciones del FMI y el poder económico que de quienes sufren una caída de condiciones de vida. Pero luego de dos años de pandemia, con su consecuente sequía y crisis, se necesita de políticas redistributivas firmes y de la creación de empleos. 

Por otro lado, de dónde salen esos logros si no es del esfuerzo de los trabajadores, únicos capaces de crear valor. En la ecuación capital / trabajo no hay una asociación libre y cooperativa de gente buena que lo hace por el bien común: unos lo hacen para para poder comer y otros para obtener la máxima ganancia. Si el gobierno no está dispuesto a intervenir para doblar la balanza un poquito para el lado del pueblo, cuál es la salida, en qué se distingue para los desarrapados de nuestra patria un modelo del otro. Es esto lo que se le reclama al presidente luego de que la realidad no dejó dudas sobre lo necesario y lo importante.

Hubo un voto castigo y bronca expresado el domingo, pero no porque el pueblo argentino pretenda volver al pasado, no fue un voto contra el proyecto de país que sustenta al Frente de Todos productivo, con trabajo, con un Estado presente de reconstrucción nacional empezando por los últimos para llegar a todos. Al contrario, parece más en reacción a que lo que no se hizo y se prometió. La crisis económica y la sensibilidad social vigente requieren que las medidas que el Gobierno adopte se inscriban en un plan que proyecte la segunda mitad del mandato y la continuidad de la fuerza política en el 2023, no pueden ser solo un remiendo para captar algunos votos sueltos en noviembre. Con eso no alcanza.

El desastre que dejó el macrismo es un potente condicionante para la gestión económica. Se reconocen los logros en materia de cuidado y vacunación contra la pandemia, también muchas de las medidas paliativas de protección del empleo, pero es momento de relanzar la gestión e ir a fondo con audacia en medidas económicas dirigidas a atender las necesidades del amplio universo de la población castigada por el modelo neoliberal que siempre pugna por volver.

Algo de eso fue lo que alertó, desde octubre del 2020, Cristina Fernández, cuando habló de “funcionarios que no funcionan” y de trabajar cumpliendo con el votante que los llevó al gobierno. En varias oportunidades la compañera pidió más velocidad para cumplir con el mandato de los votantes del Frente. Un planteo que viene haciendo, cuando marcó la cancha con la problemática de los precios: “Tiene que haber una recomposición de los ingresos y no sólo de los que tienen paritarias”, dijo la vicepresidenta Cristina Kirchner, de manera pública.

Para el gobierno y en especial para el presidente, emerge una tarea urgente desde ahora en adelante, que es trabajar para recuperar la iniciativa política, convocando a una amplia movilización, recogiendo las principales demandas insatisfechas y siendo más audaz en sus propuestas. El pueblo está a la espera de las transformaciones necesarias.

  • Durante el primer trimestre del 2018, el ingreso de los trabajadores informales era de $9.500 y, hasta el 1° trimestre de 2021, subió 136%. Pero la línea de pobreza subió 230%. En esta ecuación la suba de precios de los bienes básicos es una de las deudas del gobierno de Alberto Fernández.
  • Este año crecieron los números de la economía hasta superar a los 2019. Pero esas cifras del 14% de reactivación económica que muestra el primer trimestre de este año, no se traducen en una mejora lineal para grandes sectores de la población, en un país con niveles de pobreza que rondan el 50% de la población y dos dígitos de desocupación. El gobierno no pudo domar a los precios de la canasta básica, que crece por encima del salario. 
  • Si se analiza el gasto primario se observa un sostenido crecimiento de los gastos de capital, con una variación del 102 por ciento interanual en abril (aunque representa un porcentaje pequeño del gasto primario un 7,7 por ciento en abril) y se trata fundamentalmente de obra pública que explica el comportamiento positivo de la industria proveedora.
  • El factor económico y la pandemia aparecen como una de las principales razones de la derrota del Frente de Todos: en el segundo trimestre del 2020 hubo una caída de 3 millones de empleados informales entre la población urbana, lo que produjo el aumento de la pobreza al 47% de la población. La comparación interanual arroja un alza del 51,4 por ciento en los precios, apenas por debajo del 51,8 registrado en julio. Estos números de inflación, en un contexto socioeconómico muy delicado por la acumulación de la crisis de la gestión de Cambiemos junto a la pandemia, determinaron el deterioro del poder adquisitivo a lo largo y ancho de la sociedad que explica, en gran parte, el resultado electoral.
  • El Gobierno deberá enfocarse en los problemas aún pendientes de la economía, con énfasis en los ingresos, la creación de empleos e impulso al consumo y avanzar con la distribución de la riqueza que permita que los sectores que todavía no advirtieron el cambio de orientación económica vean la recomposición de los ingresos.
  • La inversión local (formación bruta de capital) alcanzó los 129.386 millones de pesos durante el primer trimestre, lo que representó una suba de 6,1 por ciento en términos desestacionalizados respecto al cuarto trimestre de 2020, mientras que escala al 14,4 por ciento si se compara con 2019. Estas incipientes fortalezas deber ser acompañadas con medidas que sostengan el poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones, que vienen siendo golpeadas hace casi 6 años, y controles que impidan que la recuperación sea captada por sectores concentrados que abultan aún más sus ganancias. La clave es el consumo, para ello es necesario mejorar el ingreso de los hogares y crear empleos y que se distribuya más equitativamente. 
  • La industria presenta una recuperación del 11,7 por ciento a junio a niveles desestacionalizados respecto a 2019. En medio de la crisis económica y sanitaria generada por el COVID, las políticas activas del Gobierno lograron una mejoría de la actividad fabril respecto al final del macrismo. Fue clave para el sector el programa ATP, que les permitió a las empresas mantenerse a flote en el peor momento de la pandemia, y el REPRO. Fueron medidas que permitieron amortiguar la caída pero que para los trabajadores y trabajadoras no implicó una mejora en su situación personal.
  • La política económica llevada adelante por el Ministerio de Economía está guiada por mantener el equilibrio fiscal como objetivo. Según los datos de la Secretaría de Hacienda, el gasto primario registraba en diciembre de 2020 una suba interanual del 52,7 por ciento, frente a una inflación del 36,1, es decir un crecimiento real. Sin embargo, en abril de 2021, el crecimiento del gasto primario fue del 14 por ciento interanual frente a una inflación del 46,3. En lo que va del año el gobierno produjo una fuerte contracción del gasto.