FESTIVAL DE IMPORTACIONES
Importo mucho, poquito, nada
La inflación se encuentra vinculada al carácter bimonetario de nuestra economía y a la relativa escasez de dólares que tenemos. No es que no haya divisas o no se produzcan: el déficit lo tenemos en la alta evasión principalmente, y en menor medida en la falta de controles cuando se autorizan importaciones.
Cristina desnudó la torpeza actual del Estado y la falta de coordinación en el mismo. El Ministerio de la Producción se encarga de autorizar las importaciones; el Banco Central los provee al valor oficial; la AFIP y la Aduana fijan los precios de referencia para evitar números dibujados en ambas direcciones; que todos ellos no estén sincronizados nos habla de un Estado estúpido, como bien ecplicó la compañera. En Argentina, 600 empresas explican el 75% de las importaciones. El otro 25% lo explican 24.000 empresas. Por lo que en principio el control no debería ser muy complicado.
Desde el “albertismo” (si vale el término) y medios afines, salieron a negar “el festival de importaciones”. La portavoz presidencial fue una de ellas y argumentó que se debe al crecimiento industrial. Pero ignoró que las importaciones de bienes de consumo aumentaron, y que muchas pueden sustituirse con producción local. Un ejemplo claro fue la importación de carne de cerdo. Sí, Argentina importa cerdo, leyó bien la Cámara de Productores Porcinos de Entre Ríos había alertado a los ministros económicos (Guzmán, Kulfas y Domínguez) que las importaciones de carne de cerdo crecieron 106% respecto de 2021 y 210% sobre 2020, con un despilfarro de 50 millones de dólares.
Cuando se acaban los dólares o cuando el mercado considera que no va a haber dólares, comienza la carrera por la devaluación. Es lo que observamos éstos últimos días. Recordemos que se necesitan para pagar las importaciones que todavía nuestro aparato productivo demanda para tener actividad, pero también presionan los que fugan al exterior y los que atesoran.
Otro goteo que podría cerrarse, es el producido por el “partido Judicial”. Solo contando desde el 2021, algunos juzgados federales ya van autorizando cautelares contra el Banco Central, a dólar precio oficial, por 2.000 millones de dólares. Los juzgados 6, 8 y 9, de Enrique Lavié Pico, Cecilia Gilardi Madariaga de Negre y Pablo Cayssials estarían en el podio y con “antecedentes” pro-establishment. El modus operandi es así: las empresas presentan la cautelar, si el sorteo lleva la causa a otro juzgado desisten y vuelven a presentarse, hasta que la bolilla caiga en el 6, el 8 o el 9, una burla que una acordada de la Corte podría prohibir.
Por su parte, el Ejecutivo en un primer momento negó, luego reconoció parcialmente y recientemente se tomaron algunas medidas. Se “endurecieron” los controles a las importaciones bajo licencia no automática, la importación de servicios (se excluye fletes y turismo), y algunas empresas deberán buscarse financiamiento exterior para sus insumos (solo si importan más que el año anterior, y se excluye a la energía y los medicamentos). El déficit principal de estas medidas quizá sea que duran solo un trimestre y se especula fuerte con que el precio mundial de la energía baje luego, algo que cualquiera con un mínimo de información geopolítica actual no esperaría.