EL PROFETA EN PROBLEMAS
Una gran crisis para un pequeño presidente
Por primera vez, y de manera bastante clara, empezó a enturbiarse la perspectiva del gobierno y sus planes de entrega y miseria. La terrible realidad económica y social empieza a hacer mella y deja a Milei más cerca de la desnudez deforme de la caricatura que del rockstar.
En las últimas semanas un conjunto de hechos y noticias adversas coincidieron temporalmente. El gobierno no pudo avanzar con la sanción parlamentaria de la ley Bases ni la del paquete fiscal, a pesar de los esfuerzos denodados de la entente radical-pichetista.
De los últimos acontecimientos el más relevante es el conflicto salarial de Misiones que comenzó por la policía provincial y fue sumando a trabajadores de la educación y de la salud. Un grave conflicto producto del ajuste, que el gobierno provincial acompaña con los votos de sus diputados. La protesta salarial al grito de “¡100%! ¡100%!” venía creciendo en tensión y con picos importantes de violencia sin señal de acuerdo entre el Gobierno provincial y los estatales. Hubo incidentes frente a la Legislatura y manifestantes fueron a la casa del gobernador Passalacqua. Durante la sesión, el oficialismo provincial tildó al reclamo de “violento e intimidatorio”. El 23 no fue la primera, pero sí la más multitudinaria de las convocatorias que se llevaron a cabo frente a la Legislatura con el fin de hacer escuchar el reclamo por una recomposición de los ingresos que les permita recuperar algo de lo perdido tras meses de altísima inflación. Se trató, además, de la jornada de mayor violencia desde el comienzo de las protestas en la provincia.
Frente a este panorama, con una mayoría de la población en la pobreza, las provincias al borde del estallido, los comedores sin comida, los enfermos sin remedios, jubilaciones licuadas y una economía en profunda recesión, Milei se presentó, ajeno a toda crisis, para celebrarse a sí mismo en el Luna. Descontando, el éxtasis en el que se sumergió con el show musical, el resto fueron todas malas.
En la semana en que el dólar levantó vuelo y volvió a ser noticia, junto a la inquietud por una nueva devaluación, Milei mostró el impacto en Córdoba en esa versión devaluada de su Pacto de Mayo, el mismo que había lanzado con toda la pompa que es capaz en la apertura de sesiones del Congreso el 1º de marzo.
Se presentó sólo ante unos miles, en una plaza San Martin que le quedó muy grande. Repitió la misma oferta, pero esta vez sin amenazas ni insultos y con la promesa de un Consejo de Mayo, que promete lugares a toda la “casta”. En eso parece terminar el pacto refundador.
Esta semana relanzó su gabinete con cambios que no parecen cambios, después de haber agudizado una crisis con sus propias declaraciones. Más show, ¿tal vez? El futuro del flamante jefe de gabinete parece estar atado a la sanción de la Ley Bases y del Paquete fiscal -que siguen trabadas en el Senado-, lo que en principio seria unos de los temas que generó la crisis interna que terminó con la eyección del jefe de gabinete Nicolás Posse.
Más allá del circo y las encuestas, hay preocupaciones que empiezan a imponerse, como no llegar a fin de mes y el peligro de perder el trabajo. Esas son las cuestiones reales que se van convirtiendo en el centro de las inquietudes de los argentinos.
El respaldo a Milei parece sostenerse solo en una esperanza cada vez más desesperanzada. La realidad va imponiendo su ritmo aunque no de manera lineal. El carácter del gobierno, así como los intereses que lo respaldan, permiten suponer que no habrá cambios en un rumbo que está llamado a hacer confluir todos los conflictos que se van acumulando. El gobierno está en una crisis y su punto de inflexión puede estar cerca, depende del grado y de la calidad de la respuesta de nuestro pueblo el resultado.