AMÉRICA LATINA

El MERCOSUR y la restauración conservadora

Asistimos a una dura disputa en el seno de nuestra región respecto a su rumbo político y económico. En este plano, el sentido de la integración en los marcos del MERCOSUR o la Alianza del Pacífico, expresan la contradicción de fondo.

Desde el 26 de marzo de 1991, con la firma del Tratado de Asunción, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay comenzaron la construcción del MERCOSUR. Ideado originalmente como una Unión Aduanera, el bloque regional fue creciendo en importancia a partir de la llegada al gobierno de fuerzas políticas de signo progresista que le dieron impulso a la integración cultural, económica y sobre todo social de los países miembros.

Lula primero y luego Kirchner, así como el triunfo del Frente Amplio en el Uruguay fueron articulando políticas de acercamiento al bloque de Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, como miembros asociados y la posterior incorporación de Venezuela como miembro pleno. El Estado Plurinacional de Bolivia se encuentra en proceso de incorporación.

Durante todos estos años, el crecimiento económico de los países miembro fue resultado de una estrategia de negociación política común frente a las pretensiones hegemónicas del imperialismo que planteaba el ALCA como alternativa.

El cambio de rumbo político operado en Argentina con Mauricio Macri, el Golpe de Estado blando en curso contra Dilma, y la estrategia desestabilizadora de la oposición venezolana, fueron minando las condiciones económicas en los principales socios del MERCOSUR.

Paraguay y el gobierno ilegítimo del Brasil, con el concurso vergonzante de Argentina, han originado un conflicto inédito en el bloque como es la negativa de entregar la presidencia “pro tempore” a Venezuela, acusando a Nicolás Maduro y su gobierno de no respetar los derechos humanos y caracterizarlo como un gobierno poco democrático.

Una seguidilla de reuniones y de presiones sobre el gobierno uruguayo, llevadas adelante por los cancilleres de Brasil y Paraguay, mantienen en stand by el traspaso de la presidencia, intentando condicionar a Venezuela, su gobierno y su pueblo a aceptar la farsa del Referéndum revocatorio, que necesitan se realice antes de fin de año para poder alejar al chavismo de Miraflores y evitar que el gobierno legítimo pueda elegir un vicepresidente que termine el mandato de Maduro.

En tal sentido, Delcy Rodríguez, Ministra de Relaciones Exteriores venezolana, denunció que en su reciente entrevista en Montevideo con Rodolfo Nin Novoa, los cancilleres de Paraguay y Brasil se “escondieron en el baño”, para no darle la cara.

Uruguay, por su parte, mantiene a través de la palabra de su presidente Tabaré Vázquez su decisión de cumplir con su obligación del traspaso, ya que no existen mecanismos que lo impidan en los Estatutos del bloque regional.

Detrás de esta negativa se esconden los verdaderos intentos golpistas del grupo conformado por Paraguay, Brasil y Argentina y su decisión de abandonar (o cuando menos debilitar) el MERCOSUR y procurar un Tratado de Libre Comercio con la UE y sobre todo el acercamiento al Tratado del Pacífico con su secuela de pérdida de soberanía económica y jurídica para nuestros pueblos.

En su reciente gira externa, que comenzó en Chile como observador de la Alianza del Pacífico, Mauricio Macri dejó en claro la decisión de su administración de acceder “al mundo” a través de nuevas alianzas económicas. Aun cuando sus planes se verán retrasados por las vicisitudes propias de la crisis de los países centrales, incluido el Brexit, Europa y el mundo necesitan de los mercados emergentes para dar salida a sus excedentes productivos y reciclar y hasta superar su propia crisis.

El valor estratégico de un MERCOSUR unido y fortalecido económicamente se ve fuertemente amenazado por el avance de la idea de un bloque magro y dependiente, que deje de lado su naturaleza política y sus aspectos culturales y sociales. Esto es lo que propone la restauración conservadora impulsada por los neoliberales que han ganando terreno en la Patria Grande.